Image: Carlos de Hita: El sonido es el termómetro de la naturaleza

Image: Carlos de Hita: "El sonido es el termómetro de la naturaleza"

Ciencia

Carlos de Hita: "El sonido es el termómetro de la naturaleza"

4 octubre, 2016 02:00

Carlos de Hita

El naturalista Carlos de Hita ha recibido el Premio Fundación BBVA en la categoría de Difusión del Conocimiento y Sensibilización en Conservación de la Biodiversidad.

Carlos de Hita (Madrid, 1959) lleva treinta años captando el sonido de la naturaleza, tanto de los paisajes como de los animales que los pueblan, y haciéndoselo llegar a los españoles a través de su trabajo en la radio y en su blog del diario El Mundo. Su trabajo, que se expande a otros ámbitos como el cine o el documental, es una carta de amor a la diversidad de hábitats que tenemos en la Península y una llamada de atención sobre su empobrecimiento. Todo esto le ha llevado a recibir el Premio Fundación BBVA en la categoría de Difusión del Conocimiento y Sensibilización en Conservación de la Biodiversidad, dotado con 580.000 euros. El jurado ha destacado que su labor "acerca al ciudadano facetas inéditas de la naturaleza, trasmitiendo un potente mensaje de conservación".

Pregunta.- ¿Cómo valora que le hayan concedido el Premio Fundación BBVA en la categoría de Difusión del Conocimiento y Sensibilización?
Respuesta.- Me hace pensar que, de alguna manera, lo que he estado haciendo durante treinta años es algo útil. Y es especialmente satisfactorio porque mi actividad es bastante atípica en la comunicación y en la divulgación. Hay muchos fotógrafos, escritores, pintores y dibujantes que se dedican a la naturaleza, pero sonidistas dedicados a captar paisajes hay muy pocos. Este premio me demuestra que no estaba muy equivocado cuando emprendí esta labor.

P.- ¿Y cómo comenzó a registrar los sonidos de la naturaleza?
R.- Ya cuando era niño iba al campo con unos prismáticos para observar pájaros y escuchar su canto. Profesionalmente empecé trabajando en documentales de Historia Natural, localizando lo que había que rodar, y de ahí fue más o menos fácil pasar al sonido.

P.- Por tanto, su gran vocación es el naturalismo…
R.- Sí, antes que técnico de sonido soy naturalista. De hecho lo importante en este trabajo por el que me han premiado es saber a qué suena un paisaje, y eso es más de naturalista que de técnico, aunque está claro que hay que saber grabar. Y después hay que saber hacérselo llegar al público, esa es otra faceta importante.

P.- ¿Estudió para ser técnico de sonido?
R.- No, soy autodidacta. Me he ido formando poco a poco, pero en este oficio se aprende mucho trabajando, tanto tú solo como con gente que sabe de esto.

P.- Tiene probablemente uno de los archivos sonoro más importantes del mundo en cuanto a la captación de paisajes y sonidos de animales. ¿Cómo lo valora?
R.- Para mí es un testimonio de cómo está cambiando y de cómo se está empobreciendo el paisaje sonoro y la naturaleza en España. Treinta años andando por el campo dan para tener una visión general de cómo está evolucionando la situación, y no evoluciona bien. El sonido es un termómetro de la calidad ambiental de un ecosistema. Si un paisaje sonoro ahora es más pobre que hace treinta años es porque el ecosistema es más pobre también.



P.- ¿Hay en su archivo sonidos que se hayan perdido ya?
R.- No he grabado a ningún animal que se haya extinguido, pero sí que he grabado sonidos que han desaparecido de la Península. Por ejemplo, cuando empecé a grabar, había focas en las costas españolas. Y hace 30 años el número de urogallos era cinco veces mayor que el de ahora, por lo que el empobrecimiento es muy rápido. Hay menos animales ahora que hace treinta años, entre un 30 y un 40 por ciento menos. Esto quiere decir que a la orquesta se le están muriendo los músicos.

P.- A esto hay que añadirle otro factor como la contaminación acústica…
R.- Es la otra cara de la moneda. Por un lado está el empobrecimiento de los hábitats y por el otro la creciente contaminación, que es una mancha que cada año tapa más y llega más lejos. Cada vez hay más carreteras, más autopistas, más líneas aéreas, más mecanización… El paisaje sonoro está cada vez más polucionado.

P.- ¿Cree que tiene buen oído?
R.- No creo que tenga especialmente buen oído, pero sí una buena capacidad de escucha. Mi oído físicamente no es nada del otro mundo, aunque escucho bien, pero sí que tengo un estado automático de alerta que hace que no se me escape nada. Cuando oigo algo que es agradable la sensación es muy satisfactoria, pero cuando lo que oigo es feo y ruidoso la sensación es muy molesta. De manera automática voy con las orejas bien abiertas, como un animal silvestre. Es como una deformación profesional.

P.- ¿Cómo es su labor de campo?
R.- El trabajo de grabación requiere sobre todo mucha paciencia. Hay que saber moverse y también tener conocimiento de dónde, cuándo y cómo hablan o emiten sonido los animales. Hay que tener una cierta noción del paisaje para saber cuál es el componente acústico principal. Pero básicamente hay que tener mucha paciencia porque en el campo una buena espera nunca decepciona. Al principio, cuando llegas a un lugar, espantas a todos los animales, pero cuando llevas un rato allí plantado dejan de verte. Hay que esperar siempre un rato más de lo que creías que ibas a esperar y entonces empiezan a ocurrir cosas.

P.- ¿Ha puesto en peligro su vida para conseguir algún sonido?
R.- En España no, salvo los peligros derivados de ir a los sitios, montarte en un coche, trepar una montaña… En general en España este trabajo no es peligroso, es más una cuestión de tener prudencia. Sin embargo, fuera de nuestras fronteras la cosa es un poco más peliaguda. Si te mueves entre cocodrilos, leones o ballenas todo es un poco más delicado. Pero no soy un superhéroe que va por ahí jugándose el cuello, ni mucho menos.

P.- ¿Cuál es el tesoro más preciado de su archivo?
R.- Tengo muchas cosas que me encantan pero si tuviera que rescatar un solo sonido sería sin duda el de los aullidos nocturnos de una manada de lobos en libertad en las montañas de Asturias. Es un sonido cargado de significado, de simbolismo, la naturaleza más salvaje en estado puro.



P.- ¿La noche es el mejor momento para grabar los sonidos de la naturaleza?
R.- No hay momentos buenos o malos, depende de lo que quieras grabar. Pero es cierto que la noche tiene una serie de ventajas. Por una parte, como no ves, todo es una cuestión sonora. Te guías, te orientas y entiendes lo que está pasando gracias al oído, por lo que estás obligado a abrir mucho las orejas, a educar tu percepción. Además, la noche suena muy bien, mejor que el día. Hay más silencio y la humedad favorece la propagación. Los sonidos brillan en la noche.

P.- ¿Cuál es la clave para hacer una buena pieza sobre algún paisaje?
R.- Lo fundamental es entender el paisaje. Cuando llego a un sitio, ya sea a un bosque, una estepa o una llanura, intento identificar que elementos sonoros definen ese lugar: el siseo del viento en una roca, el murmullo de un arroyo, el sonido de los animales… Es como si fueras a un auditorio a tocar un instrumento y antes tuvieras que saber cuál es la acústica del lugar. Luego intento grabar esos sonidos y después en el estudio intento reconstruir aquella acústica utilizando la memoria.

P.- En su blog los textos que acompañan a estas piezas están muy cuidados…
R.- A mí, aunque me dedique al sonido, lo que más me gusta es escribir. Intento ser sencillo y directo y nunca perder de vista que lo importante no es tanto lo que digo como los sonidos que estoy describiendo y esto lo trasmito tanto a la locución como al texto que la acompaña.



P.- Ha trabajado en cine y no solo en documentales sino en largos de ficción como Entrelobos
R.- Largos de ficción he hecho muy pocos y poco convencionales, siempre rodados en exteriores, y ahora estamos haciendo documentales de naturaleza para cine. Es una labor diferente porque el trabajo de sonidista dedicado a la naturaleza es muy solitario y cuando estás rodando te tienes que ceñir a los ritmos y velocidades del equipo. Es interesante porque afinas mucho tu técnica, pero yo me lo paso mejor solo por el monte.

P.- El premio que le han concedido destaca su aportación a la sensibilización del ser humano con las acciones que ponen en peligro los hábitats. ¿Qué opina de la relación actual del hombre con la naturaleza?
R.- Es absolutamente destructiva porque hemos buscado siempre nuestro bienestar a costa de la naturaleza. Tenemos que revertirlo pero no sé si la sensibilización y la comunicación sirven de mucho, pero moralmente es lo máximo que podemos hacer. El medio ambiente es la asignatura pendiente de los políticos. Está abandonada y nunca aparece en campañas electorales… Este tipo de premios y actividades parece que se hacen más bien en contra de los poderes que a favor de ellos.

@JavierYusteTosi