Image: Atapuerca, Retorno a la Gran Dolina

Image: Atapuerca, Retorno a la Gran Dolina

Ciencia

Atapuerca, Retorno a la Gran Dolina

La nueva campaña de excavaciones estudiará épocas más recientes de la Evolución

5 junio, 2003 00:00

La Sima del Elefante, la Gran Dolina y la Sima de los Huesos son algunos de los lugares centrales de la nueva campaña de excavaciones que comienza el 8 de junio en Atapuerca. José María Bermúdez de Castro, codirector de los yacimientos, explica para El Cultural la situación actual de los trabajos y los proyectos organizados para este año. Además, Xosé-Pedro Rodríguez, perteneciente al área de Prehistoria, analiza uno de los principales y más recientes hallazgos: el bifaz “Excalibur”.

El 8 de junio comienza una nueva campaña de excavaciones en los yacimientos arqueológicos de la Sierra de Atapuerca. Por segundo año consecutivo ampliamos el trabajo de campo hasta casi dos meses. Los amigos que se acercan a la Sierra para visitar las excavaciones suelen preguntarnos porqué la campaña no dura todo el año.

De este modo -comentan- se podría avanzar con mayor rapidez en las investigaciones. En broma respondemos que eso no es posible porque, como dicen los burgaleses, en estas tierras tan sólo hay dos estaciones: la del invierno y la del ferrocarril... Efectivamente, las mañanas de junio y julio suelen ser muy frescas en Burgos, así que trabajar en otoño o en invierno en la Sierra de Atapuerca sería una verdadera temeridad. Más tarde, les explicamos a nuestros amigos que existen otras razones más importantes para excavar tan sólo en los meses de verano. Durante los años ochenta, en aquellas primeras campañas sólo podíamos excavar un reducido número de personas durante 20 ó 25 días. Las inversiones realizadas entonces en España para este tipo de actividades científicas no daban para más. La precariedad en los medios para trabajar y en la manutención y estancia de los investigadores era común en todas las excavaciones. Ahora, las inversiones públicas en algunas comunidades son más razonables y aún nosotros tenemos la gran suerte de contar con medios privados que se canalizan a través de la Fundación Atapuerca. Esto nos ha permitido ampliar el número de personas que participan en las campañas y el tiempo dedicado a la intervención en los yacimientos.

Miles de fósiles
Pero todo tiene su límite y, en este caso, hemos considerado que dos meses nos permiten obtener información suficiente para desarrollar nuestro proyecto de investigación. De nada serviría llenar los laboratorios y museos de miles y miles de fósiles y útiles de piedra si no hay tiempo para estudiarlos. Cada año debemos llegar a la Sierra de Atapuerca con ideas renovadas. Los meses en el laboratorio habrán servido no sólo para analizar los materiales obtenidos, sino para recapacitar y reflexionar sobre lo hallado ese año en Atapuerca y en otros yacimientos. De este modo, el proyecto científico progresa en sus planteamientos, se proponen nuevas hipótesis y se abren otras líneas de investigación. Por último, el trabajo de campo puede llegar a ser agotador física y, sobre todo, mentalmente. Dos meses de concentración en un mismo lugar,sin otra ocupación que el trabajo acaban pasando factura. La excavaciones representan el método que utilizamos arqueólogos y paleontólogos para poner a prueba nuestras hipótesis. Los hallazgos permiten rechazarlas o reforzarlas. Por ese motivo, las excavaciones y las investigaciones deben estar perfectamente ensambladas. Cuando proponemos objetivos para una campaña de trabajo de campo lo hacemos en función de nuestras líneas de investigación. Los objetivos científicos del Equipo Investigador de Atapuerca se pueden sintetizar en uno: conocer la evolución humana en Europa en el último millón de años, desde la perspectiva biológica, cultural, tecnológica, ecológica, etc... Para lograr este objetivo debemos excavar en varios yacimientos y seleccionar las porciones (niveles geológicos) que tienen información de distintos momentos del Pleistoceno. La construcción a finales del siglo XIX de la Trinchera del Ferrocarril que atraviesa la ladera este de la Sierra de Atapuerca destruyó una buena parte tres de los yacimientos de este enclave, pero nos facilitó la tarea de conocer su potencial. Los niveles de Gran Dolina, Galería-Covacha de los Zarpazos y Sima del Elefante han quedado a la vista y su evaluación ha sido relativamente más sencilla.

En Gran Dolina continuamos este año la excavación de uno de los pocos campamentos en abrigo de cueva de Homo heidelbergensis que se conocen en Europa. La antigöedad de este campamento, ubicado en el nivel 10 (TD10) de Gran Dolina se estima en unos 350.000 años. En la última campaña se obtuvieron aquí miles de restos fósiles y útiles de piedra. Las expectativas de este año son aún mejores. En el mismo yacimiento se excavará un área de unos cinco metros cuadrados de los niveles TD7 y TD6, que corren cierto peligro de derrumbe, con el peligro que ello supone. Quizás convenga recordar que la especie Homo antecessor fue hallada en el Estrato Aurora del nivel TD6. Si este año se alcanza el nivel TD6 probablemente conoceremos algo más sobre esta especie pionera del poblamiento de Europa.

Nuevas evidencias
En la Sima del Elefante se localizan los niveles más antiguos de la Sierra de Atapuerca, quizás con algo más de un millón de años. Aquí seguiremos buscando nuevas evidencias de la presencia de homínidos en esta época tan remota del Pleistoceno. Los niveles superiores de la Sima del Elefante son mucho más recientes. En estos niveles localizamos hace dos años la primera evidencia del uso controlado del fuego por los homínidos del Pleistoceno en la Sierra de Atapuerca. Probablemente, este fuego fue encendido por los neandertales (Homo neanderthalensis). Por ese motivo, proseguiremos también con la excavación de los niveles más altos de la Sima del Elefante.

La Sima de los Huesos, en el interior de la Cueva Mayor de Atapuerca seguirá proporcionando fósiles humanos de Homo heidelbergensis. De esto no hay duda. La excavación sistemática de este yacimiento no ha cesado desde 1984 y ya se ha logrado reunir la colección de fósiles del género Homo más importante del mundo. Aquí no hay evidencias arqueológicas, con la ya conocida excepción de un bifaz (“Excalibur”) de características excepcionales. Sin embargo, la excavación de este yacimiento ha hecho posible el desarrollo de diferentes líneas de trabajo en Paleontología Humana. El progreso en paleobiología de homínidos ha sido espectacular desde aquel verano de 1984.

El Neolítico
En los últimos años nos hemos comprometido también con el estudio de épocas mucho más recientes de la evolución humana. En particular, es necesario mencionar que la definitiva incorporación de la Universidad de Burgos al proyecto científico de Atapuerca ha posibilitado en parte abordar objetivos más ambiciosos. El estudio del Neolítico y de los yacimientos al aire libre de los alrededores de la Sierra de Atapuerca forman ahora parte de este proyecto. Durante esta campaña seguirán las excavaciones en el Portalón de Cueva Mayor, que el profesor José María Apellániz inició hace ya muchos años. Por último, continuará el sondeo en la Cueva del Mirador para conocer el potencial de este lugar.

Como breve conclusión de nuestra filosofía de las excavaciones en la Sierra de Atapuerca es importante mencionar que existen dos objetivos bien consolidados y perfectamente planificados, que avanzan con “velocidad de crucero”. Estos dos objetivos se identifican con los yacimientos de Gran Dolina y Sima de los Huesos y representan la columna vertebral del proyecto actual. Los otros yacimientos están en fase de exploración y representan, junto a otros sitios catalogados pero no excavados, el futuro del proyecto científico de Atapuerca.

Excalibur o la mente simbólica
En 1998 fue descubierto en la Sima de los Huesos un instrumento lítico. Se trata de un canto de una variedad de cuarcita poco frecuente que fue tallado con el objetivo de fabricar un "Bifaz" (objeto tallado por las dos caras, con morfología amigdaloide). Este instrumento, muy bien configurado, pesa 685 gramos y mide 155x97x58 mm. Los bifaces son objetos característicos de una fase tecnocultural del Paleolítico inferior. La importancia de este descubrimiento radica en que se trata del único instrumento encontrado en la Sima de los Huesos. Normalmente estos objetos se encuentran en lugares en donde los humanos realizaban actividades cotidianas (como por ejemplo descuartizar animales), pero la Sima de los Huesos no responde a este modelo. El hecho de encontrar un instrumento de estas características en lugar en donde los humanos no vivían, un lugar utilizado para acumular cadáveres, podría tener connotaciones simbólicas. Su presencia podría estar relacionada con algún tipo de actividad simbólica. De ser cierta esta hipótesis nos encontraríamos ante una muestra de la complejidad del comportamiento de los humanos de hace 400.000 años. X.-P. RODRíGUEZ