
Toni Servillo en 'Tre modi per non morire'
Toni Servillo, palabras para sobrevivir
El actor fetiche de Sorrentino aparece sólo en el escenario para compartir las fórmulas de supervivencia al tedio vital que escribieron Baudelaire, Dante y los trágicos y filósofos griegos.
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Esta es la tercera vez que Toni Servillo se sube a un escenario madrileño y esta última de ayer noche, en su primera actuación de las cuatro que dará en el Teatro de la Comedia con Tre modi per non morire (Tres formas de no morir), ha sido la más estimulante.
Su concierto en solitario anuncia sus intenciones ya en el título: fórmulas para sobrevivir del tedio que nos apesadumbra, de la decadencia del pensamiento y del aislamiento que induce nuestro mundo digital. Son fórmulas que han escrito los grandes poetas y filósofos, en este caso, sus elegidos son Baudelaire, Dante y los trágicos y filósofos griegos.
La austeridad de su concierto es total: espacio vacío solo amueblado con un atril y el actor vestido de luto riguroso. Servillo habla a toda velocidad, pero su torrencial italiano nos resulta familiar; en el atril descansan las páginas del texto que le ha escrito Giuseppe de Montesano y que él hojea de vez en cuando. En el foro un ciclorama rojo ilumina desde atrás al actor del que así solo vemos su figura en negro.
Nada mejor para abordar la insatisfacción que empezar con Baudelaire, quien combatió su melancolía, su spleen, con la ferocidad de sus versos contraponiendo sin matices el horror de la realidad frente al ideal de la belleza, ideal que solo es real en el reducto de la imaginación.
El verbo disparado del actor conjuga muy bien la radicalidad sin matices y violencia expresiva del poeta, a la vez que nos desliza algunas notas sobre la relación de Charles —le tutea en varias ocasiones— con la mulata Jeanne o sobre su complicidad en la revolución del 48 a pesar de considerarse un reaccionario como dejó escrito.
"El verbo disparado del actor conjuga muy bien la radicalidad sin matices y violencia expresiva del poeta"
Oímos un fragmento de Mahler que nos traslada a la segunda parte, donde ya nos sentimos poseídos por las palabras del actor. Ahora Servillo emplea un hablar más pausado para trasladarnos al inframundo de la Divina Comedia, donde Dante nos relata su travesía en compañía de Virgilio y en donde encuentra a Ulises, castigado por desobedecer a Dios. Es una parte consagrada a celebrar la búsqueda del conocimiento, la experiencia directa, aunque el aproximarse demasiado al abismo se pague con el fuego del infierno como le ocurrió a Ulises.
El viaje finaliza con una celebración de los griegos y de su tradición filosófica y teatral. El patio de butaca se ha iluminado, ya no hay cicloramas, sino una luz más natural. Servillo adopta un tono eufórico y apasionado, también pedagógico, para hablar de los griegos y la búsqueda de la verdad. Nos habla de su invención del teatro como espacio donde reflejar, y alertarnos, de lo monstruoso, ofensivo y repugnante de la vida —la tragedia— . Y también del conocimiento engañoso, mediante la metáfora del fuego de la caverna de Platón.
Imaginación, belleza y conocimiento verdadero son los mimbres temáticos de este hermoso texto que solo puede alcanzar categoría de espectáculo si, como es el caso, está servido por un extraordinario actor.
Tre modi per non morire
Teatro de la Comedia, hasta el 26 de enero
Texto: Giuseppe Montesano, a partir de textos de Baudelaire, Dante y los griegos
Dirección e interpretación: Toni Servillo
Iluminación: Claudio De Pace
Producción: Piccolo Teatro di Milano