Un-momento-de-El-animal-de-Hungría

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Stanislavblog por Liz Perales

Lope y el amor que nos hace libres

El colectivo Állatok recupera en los Veranos de la Villa 'El animal de Hungría', comedia que reúne algunos de los más hermosos versos amorosos del poeta y llevaba sin representarse un siglo

26 agosto, 2021 12:35

El animal de Hungría es escénicamente hablando casi un texto virgen de Lope,  pues no ha pisado las tablas al menos en los últimos cien años que se sepa. El colectivo Állatok y su director Ernesto Arias han llevado a escena esta comedia de amena y moderna temática, dinámica acción y que reúne algunos de los más hermosos versos amorosos del poeta. Enhorabuena a esta compañía por su producción chispeante y llena de aciertos y que tuve ocasión de ver en la programación de los Veranos de la Villa de Madrid.

Y enhorabuena también a los Veranos de la Villa por abrir y recuperar un espacio tan especial como el granítico claustro del XVII del colegio San Isidro de Madrid (colegio de bachillerato todavía en activo y eso es genial), donde justamente estudió nuestro Fénix, así como Calderón, Quevedo y un sinfín de autores del parnaso de nuestra literatura más reciente. Su arquitectura barroca ha permitido a Arias hacer de la necesidad virtud para implantar este montaje, pero también nos lleva a imaginar a Lope de joven estudiante por este claustro mientras oímos sus versos en voces de estos jóvenes actores, lo que crea un hilo mágico que a mí, al menos, me conecta con nuestra tradición cultural.

En El animal de Hungría Lope habla de varios asuntos a partir de su tema predilecto: el amor como impulso vital que nos transforma y que aquí el poeta conecta con el tema de la libertad que procura a la mujer y al hombre cuando lo conoce. En línea con lo que ha señalado José María Marco en su recomendable estudio sobre la idea del amor lopesco El verdadero amante (Ediciones Insólitas), en esta obra el impulso amoroso despierta a los amantes al mundo de una forma natural, es vía de conocimiento de lo que somos y del mundo que nos rodea, pero también sirve para romper las convenciones sociales y para alcanzar la libertad.

La voz de las mujeres

La singularidad de esta comedia es que gravita en torno a un trío de mujeres: Teodosia, Rosaura y Faustina, protagonistas de una rocambolesca historia con intento de fratricidio, usurpación de la corona, secuestro de niña bebé que se criará como salvaje en un monte y reencuentro casual de las enemigas... Alrededor de ellas, un pueblo con sus tipos populares, un monarca de dudoso comportamiento y otros personajes secundarios sostienen la leyenda de un monstruo salvaje que habita en un paraje montañoso localizado en un lugar de Hungría.

La joven salvaje Rosaura ve a un hombre desnudo que se baña en un río, le gusta y eso la despierta de una forma natural al amor. Ocurre en el segundo acto, donde  Lope nos habla con versos emocionantes de la naturaleza del amor, mezcla pasión con voluptuosidad, y en encima en un delicioso tono jocoso. Magnífico. Con sus preguntas Rosaura pone en aprietos a su madre Teodosia, que quiere preservarla del mundo, en una escena de simpática dialéctica; luego Lope vuelve con un diálogo entre los amantes en el que la poderosa fuerza del amor hace que Rosaura se salte la etiqueta de una dama, lo que da a la pieza modernidad y contradice a todos los que creen que la mujer en el pasado ha sido poco menos que un espantajo de beatería. El amor de los amantes los emancipa de las reglas sociales.

El director ha contado con la colaboración de Brenda Escobedo para la versión y, según me explica, han guardado bastante fidelidad en el primero y segundo acto, mientras el tercero, pobladísimo de personajes que aparecen por primera vez, ha sufrido la tijera necesaria para que los ocho actores de la compañía pudieran enfrentarse a la treintena de roles del original.

Otra escena de 'El animal de Hungría'

Entrar en situación

Respecto al montaje, la propuesta original ha sufrido en cuestiones escenográficas y de movimiento de los actores para adaptarse al escenario triangular del claustro isidreño. Sin cajas por donde salir y hacer sus cambios los actores se apañaron saltando del escenario al corredor del claustro cuando tocaba, a la vista del público. Arias, sin embargo, empleó a su favor las peculiaridades del lugar y echando mano de la iluminación ofreció estampas visualmente hermosas, coronadas por las cúpulas de la iglesia de san Isidro, aunque su escenografía original quedara demediada en toda su ambición.

La joven formación se presenta ante el público danzando una especie de haka; es ésta una danza maorí que se usaba en los campos de batalla para preparar mentalmente a los guerreros (muy conocida la del equipo de rugby de Nueva Zelanda) o cuando dos partes se encontraban en una ceremonia para honrar a los invitados. La danza de nuestros actores prepara al público para la ocasión, a la vez que ellos también se ponen en disposición y se preparan.  

Los ocho actores son jóvenes y el verso suena vigoroso y comprensible, en sincronía con las acciones de los personajes. Hay que pensar que este colectivo, egresados de la Resad, surge justamente cuando piden a Arias que les imparta un  taller de verso, taller que ha culminado en la producción de la que hoy hablamos. Cada actor interpreta varios roles, componiendo un animado y gracioso universo de personajes populares (el alcalde, labriegos, aldeanas, piratas, un embajador…) costumbrista que da mucho colorido al espectáculo, lo contextualiza, y trae a la memoria montajes emblemáticos como el de los Entremeses de la Abadía, teatro del que procede justamente Arias. La música también ilustra transiciones, un toque lírico, de frescura y amenidad, especialmente cuando suenan romances interpretados a coro por todo el elenco. Del reparto sobresalen más las actrices que los actores, y entre ellas destaco a las que dan vida a Teodosia (Inés González, su verso suena claro, inteligible, emocionante) y Rosaura (Carmen Quismondo) con una gran vis cómica, su interpretación es fresca y enérgica en su rol de joven salvaje.

Me cuenta Ernesto Arias que después de actuar en varias citas festivaleras este verano, confía en que la producción todavía pueda tener recorrido por nuevos escenarios de cara a la temporada que viene. Espero que así sea porque lo merece.

@lizperales1

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