Stanislavblog por Liz Perales

Vuelve la revista a La Latina

6 febrero, 2015 12:52

El eunuco va como un tiro en La Latina. Un miércoles, con un frío que pela, y el patio de butacas está animado y casi lleno. O sea, que éxito de público. Pero es que, además, la versión de esta comedia de Terencio tiene mucha gracia, libérrima sí, pero fresca e ingeniosa, con un elenco bien avenido y, además, un acierto el añadido musical, que incluye unas canciones zarzueleras que los actores cantan correctamente y que le dan a la producción un aire de revista.

¿Quién dijo que el teatro grecorromano debe estar condenado a los festivales de verano? Ya hace tiempo que algunas producciones que se estrenan en el Festival de Mérida, como este Eunuco, giran luego por Madrid y otras ciudades del país. Siempre se ha creído que el teatro grecorromano tenía poco recorrido fuera de los festivales, pero ya hace años que Jesús Cimarro, director del Festival de Mérida y también del teatro La Latina y del Bellas Artes, ha roto con esa convención.

Este Eunuco ganó el Premio Ceres del Público en la pasada edición de Mérida, pues los espectadores la votaron como la mejor obra de las programadas. Y también una de sus actrices, María Ordóñez, se llevó el Ceres de la Juventud. El teatro cómico tiene de entrada al público de su lado, pues su fin principal, aparentemente, no es otro que divertirle. Pero lograrlo no es fácil.

Jordi Sánchez y Pep Antón Gómez lo consiguen. Han tomado prestado el texto de Terencio, le han quitado más de cuarto y mitad y le han añadido de su cosecha el equivalente o más. No les ha importado demasiado, pues también el autor hizo lo propio con los autores griegos, de donde copió argumentos para  sus obras. El resultado de este Eunuco es un vodevil, con el ritmo ágil y dinámico que exige el género, trufado de equívocos, pero también con un aire de revista, por su cercanía al público, que hace las delicias de este. Ya saben… muchos encuentros en el escenario, a falta de puertas y ventanas que abrir y cerrar, pero también interpelaciones directas de los actores a los espectadores.

La historia del Eunuco es un disparate y esta producción consigue darle ese aire de las zarzuelas u operetas que tan de moda se pusieron en el primer tercio de siglo XX de ambientación exótica y orientalista, tipo El niño judío, pero en las que también había mucho de sainete. Contribuyen a darle esa visión de teatro musical el añadido de las canciones (seis o siete), algunas realmente ingeniosas, escritas y musicadas por Asier Exteandía y Tao Gutiérrez, y que los actores interpretan con coreografías. Son canciones que funcionan como una versión paródica de lo que acontece en el escenario.

Asegurarse un reparto tan numeroso como este y tan equilibrado es también parte del éxito de la producción. De los nueve actores que forman el elenco, destaco a Anabel Alonso, una consumada cómica y cabeza de cartel que hace suyo el personaje desde el primer minuto (una madame ya entradita en años) y que maneja muy bien las distancias cortas con  el público. Me sorprendió favorablemente Jorge Calvo, en el papel característico del criado Parmenón y una voz estupenda. Y también fantástica María Ordóñez en su personaje de esclava, a la que le auguro una exitosa carrera.

También me llamó la atención la escenografía, obra de Eduardo Moreno, pues no creí que un artefacto tan simple, -es un cubo-,  llegara a ser tan funcional. Al comienzo de la obra su apariencia es excesivamente sobria, e incluso fea, pero el cubo se desmonta como si fuera un rompecabezas alcanzando a evocar los escenarios necesarios. Pep Antón Gómez firma también la dirección y hay que reconocerle su buen hacer al transformar un clásico latino en una comedia próxima al género de la revista, lo cual es perfectamente adecuado para un teatro como La Latina, cuna del género en un tiempo atrás.

 

 

Image: Un Gauguin de 300 millones de dólares

Un Gauguin de 300 millones de dólares

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