Un fotograma del videojuego 'Call of Duty: Black Ops 7'

Un fotograma del videojuego 'Call of Duty: Black Ops 7'

Homo Ludens

'Call of Duty: Black Ops 7', un refrito cínico que exhibe una franquicia agotada

La nueva entrega de la popular franquicia militarista presenta un reciclaje bochornoso de elementos y un ángulo fantástico que arruina su pedigrí.

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En un ecosistema en permanente movimiento como es el mundo de los videojuegos hay muy pocas certezas. La omnipresencia de Fornite. La prevalencia de Minecraft. La cita anual del FIFA (ahora FC Football). Y también la de Call of Duty, que lleva veinte años acudiendo puntual a su cita otoñal con los jugadores, pase lo que pase. Durante la inmensa mayoría de ese tiempo, la inmensa cadena de montaje ha funcionado como un reloj.

Sin embargo, con Modern Warfare III (2023), la saga demostró que no tenía ningún problema en poner a la venta un título deficiente con tal de cumplir con el ciclo anual, aunque fuera a riesgo de poner en peligro su reputación. Este año nos vemos con una tesitura muy parecida a la de entonces, con una secuela inmediata al juego del año pasado, un Black Ops 6 (2024) absolutamente brillante. ¿Reúne el juego de Activision los méritos suficientes para justificar su existencia?

En la cronología interna de la saga Black Ops, nos encontramos en el año 2035, diez años después de la muerte de Raúl Menéndez, el antagonista de Black Ops 2 (2012). Un video del terrorista centroamericano, claramente envejecido, resurge en redes anunciado que va a retomar sus planes de desestabilización mundial donde los dejó.

La CEO del conglomerado tecnológico más poderoso del mundo anunció que sus análisis certifican que no es un deep fake, pero que la compañía se pondrá a la vanguardia de la defensa global.

El mando de JSOC, desconfiando de sus intenciones, envía a un pelotón a su sede central liderado por David Mason. Sin embargo, una vez allí, el equipo sufre una emboscada y quedan expuestos a una toxina experimental que les hacen sufrir severas alucinaciones que, gracias a sus implantes cibernéticos, comparten. Los cuatro se verán obligados a transitar un mundo de pesadilla donde deberán confrontar los fantasmas del pasado mientras inician una carrera contra el tiempo para averiguar la verdad.

La principal novedad de este año es que la campaña ha sido diseñada para jugarse en cooperativo de cuatro jugadores. No es la primera vez que se intenta algo parecido, pero nunca se habían tomado medidas tan drásticas para imponer una visión arcade que prácticamente destruye los pilares que durante más de veinte años han hecho de las campañas de Call of Duty algunos de los thrillers de acción más viscerales e impactantes en la industria.

Muy lejos quedan los niveles cuidadosamente diseñados del pasado, el pulso narrativo y la exploración de temáticas muy relevantes en el ámbito geopolítico y tecnológico. Lo que tenemos aquí es un auténtico refrito de diferentes elementos formales de la franquicia para componer un producto mínimo viable a marchas forzadas, algo que ya sucedió con la entrega de 2023, cuando Sledgehammer Games apenas contó con 14 meses para pergeñar el título.

Un fotograma del videojuego 'Call of Duty: Black Ops 7'

Un fotograma del videojuego 'Call of Duty: Black Ops 7'

Lo que Activision ha exigido aquí es coger diferentes trozos de Warzone (el battle royale), el modo zombies y el enfoque del multijugador para hilar como fuera una campaña que irremediablemente presenta un aspecto deslavazado y meramente funcional. Eso sí, salpicada con cinemáticas de alta calidad gracias al trabajo de actores competentes como Milo Ventimiglia y Kiernan Shipka, muy avezados en lides televisivas.

El mismo ánimo necrófago les ha llevado a desenterrar el cadáver narrativo de Black Ops II, un juego de hace 13 años que sin embargo Activision se imagina que tenemos fresco en la mente como si lo hubiéramos jugado la semana pasada. Es importante recalcar hasta qué punto Black Ops II es un juego de otra época, de una Activision que hace tiempo que ya no existe.

Sus artífices, el estudio californiano Treyarch, estaban entonces flexionando sus músculos creativos con la energía de los subalternos que, después de unos años a la sombra de Infinity Ward, habían conseguido dar con la tecla con su propia vertiente de la franquicia enfocada a las operaciones encubiertas y la paranoia de los servicios de inteligencia.

Black Ops II seguía dos líneas temporales, una en los años 80 y otra en 2025, que convergían de una manera brillante, con un villano que había avivado su rencor durante 40 años. Es un relato muy complejo y que a la postre se ha revelado como profético en muchos aspectos, sobre todo en el papel de los drones en la guerra actual.

Black Ops 7 es un estropicio narrativo tan bochornoso que deslustra de manera retroactiva el impacto narrativo del juego anterior. La excusa de las alucinaciones es un recurso simplón para mezclar escenarios sin ton ni son. Todos los elementos formales buscan identificar la experiencia con el modo multijugador, con inyecciones de dopamina constantes en forma de desbloqueos de armas y habilidades.

La acción se vuelve repetitiva, con objetivos rutinarios y enemigos con barras de vida que parecen más propios de un RPG de acción en la línea de un Destiny o The Division. Hasta han incluido jefes finales como si se trataran de raids de un MMORPG. Como el juego trata las misiones como instancias multijugador, ni se puede pausar la acción ni se puede abandonar una misión a la mitad sin perder el progreso, lo que supone toda una declaración de intenciones.

Un fotograma del videojuego 'Call of Duty: Black Ops 7'

Un fotograma del videojuego 'Call of Duty: Black Ops 7'

Activision sabe que necesita las campañas para darle una identidad al título y proveer de materiales vistosos a los equipos de marketing, pero es evidente que las sitúa en el escalafón más bajo de su lista de prioridades.

Si algo confirma Black Ops 7 es que Activision buscó la adquisición de Microsoft porque no podía seguir con el ritmo frenético de entregas anuales. Hemos llegado a un punto donde se intercalan títulos brillantes con secuelas inmediatas hechas deprisa y corriendo, desmereciendo todo el conjunto y confundiendo a la audiencia gravemente, que ya no sabe a lo que atenerse cuando se utilizan las marcas de subfranquicias de manera indistinta. No hay ningún plan ni ninguna pretensión de orden narrativo.

El objetivo ahora es coger las marcas de Modern Warfare y Black Ops (las únicas que realmente les han funcionado) y exprimirlas hasta la extenuación con un cinismo vergonzante. Quizá el próximo año tengamos la suerte de contar con una entrega a la que hayan conferido el tiempo necesario para justificar la compra. Es evidente que no ha sido el caso en esta ocasión.

Call of Duty: Black Ops 7

Estudio: Treyarch, Raven
Editora: Activision
Director creativo: Jon Zuk
País: Estados Unidos
Plataformas: PC, PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox One, Xbox Series