Un fotograma del videojuego 'The Drifter'

Un fotograma del videojuego 'The Drifter'

Homo Ludens

'The Drifter': nervios a flor de piel en una sobresaliente y enternecedora aventura gráfica

El estudio australiano Powerhood trae la historia de un vagabundo inmerso en una conspiración que victimiza a los sintecho de una urbe decadente ante la pasividad de las autoridades.

Más información: 'Keeper', un perfecto maridaje entre surrealismo europeo y animación japonesa

Publicada

Mick Carter lleva vagabundeando durante años por la vastedad del continente australiano, colándose en vagones de trenes de mercancías para pasar desapercibido. Decide volver a su ciudad natal para asistir al entierro de su madre, pero antes de que pueda bajarse del tren, presencia un tiroteo donde unos soldados pertrechados como fuerzas especiales ametrallan a un compañero.

Poco después, se topa con una periodista que está investigando las misteriosas desapariciones de mendigos, antes de ser ella misma secuestrada y él arrojado a un lago atado de pies y manos donde se ahoga irremediablemente.

Sin embargo, en vez de morir, despierta momentos antes, con el conocimiento de lo que va a suceder que le permite escapar del trance. Mientras evita a las misteriosas fuerzas que le dan caza, Mick empieza a tirar del hilo, tratando de componer las piezas de un puzle cuántico que desafía su propia cordura.

A estas alturas de la película, no es nada habitual que una aventura gráfica consiga aunar la atención de la industria como lo hacían en los años 90, pero The Drifter lo ha conseguido, en parte, por lo paradójico de su planteamiento.

Desde un punto de vista formal, exhibe una sensibilidad retro inconfundible, una debilidad por el pixel art más voluminoso que emula los clásicos de hace 40 años. Sin embargo, su filosofía de diseño no podría ser más moderna, adoptando una interfaz muy sencilla (nada de esa combinación de verbos que reinaba en aquella época) y una voluntad manifiesta por eliminar todos los atisbos de fricción que pudieran surgir durante el transcurso de la trama.

Los puzles están muy bien hilados, siguen siempre una lógica natural y aunque hay momentos en los que el rango de acción se expande de manera considerable, con muchos escenarios y objetos dentro de la ecuación, resulta muy difícil atascarse de manera prolongada, lo que hace maravillas por mantener el ritmo endiablado de este thriller detectivesco de ciencia ficción.

Si hay algo que el juego de Powerhoof hace realmente bien es mantener la sensación de peligro en las secuencias de acción más intensas, algo en principio contradictorio con el formato de la aventura gráfica, un género, en esencia, mucho más orientado a la contemplación y a la reflexión pausada.

La habilidad para rebobinar el tiempo de Mick, que más tarde se explica en profundidad y de manera satisfactoria, hace que se pueda enfrentar a situaciones mortales sin una pantalla de "Game Over" y sin penalizaciones excesivas, pero que mantienen la tensión y la sensación de urgencia.

Es un equilibro muy delicado que el pequeño estudio australiano ha sabido mantener en todo momento, planteando situaciones de prueba y error a contrarreloj.

Una escena de 'The Drifter'

Una escena de 'The Drifter'

Mick es un personaje fascinante, un perdedor y un héroe inopinado que se ve arrojado a una situación estrambótica de la que no quiere saber nada. Conforme avanza la trama, vamos presenciando conversaciones con su círculo familiar más íntimo: su hermana, su exmujer y su hijo, fallecido años atrás y con el que Mick mantiene conversaciones no sabe muy bien si fruto de las alucinaciones o producto de todas las cosas extrañas que suceden a su alrededor.

Es precisamente su muerte la que se encuentra en el origen del trauma y el desencadenante de su ánimo huidizo y de su idiosincrasia errante.

El retrato psicológico que compone el director creativo del juego, Dave Lloyd, está finamente perfilado con un diálogo de una sensibilidad prodigiosa, pero en última instancia es elevado por las magníficas interpretaciones del reparto, muy especialmente la de Adrian Vaughan, que con su deje indefectiblemente australiano provee a Mick de una personalidad poliédrica marcada por la vergüenza, la desesperación, la cobardía y, al final de todo, el arrojo que le ha faltado toda la vida.

The Drifter es una de las mejores aventuras gráficas de los últimos años. A pesar de que se mete de lleno en el terreno de la ficción especulativa, no pierde en ningún momento de vista el tratamiento de sus personajes, un compendio de personalidades contrapuestas que consiguen arrancar emociones sinceras de un puñado de píxeles.

Un momento del videojuego 'The Drifter'

Un momento del videojuego 'The Drifter'

Quizá en demasiadas ocasiones recurre a los fundidos a negro con una narración del propio Mick para ahorrar los costes inherentes a los procesos de animación de las acciones que realiza, pero el estudio se ha preocupado de invertir sus esfuerzos en los momentos visualmente más potentes, demostrando un gran ojo para la puesta en escena.

El argumento se desarrolla a una velocidad frenética, con giros de guion muy efectivos que siempre suman y unas revelaciones sorprendentes que acaban sosteniendo una trama muy bien armada. Sin embargo, si el juego termina triunfando es por sus personajes, sobre todo un Mick falible, repleto de carencias de carácter, pero absolutamente enternecedor. Sobresaliente.

The Drifter

Estudio: Powerhoof
Editora: Powerhoof
Director creativo: Dave Lloyd
País: Australia
Plataforma: PC