Image: Juan del Junco, el paisaje es una droga

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Exposiciones

Juan del Junco, el paisaje es una droga

Conceptual Andalusia: Européen en Vol

24 junio, 2016 02:00

Européen en vol, 2016 (detalle)

PHotoEspaña 2016. Museo Nacional de Ciencias Naturales. José Gutiérrez Abascal, 2. Madrid. Hasta el 4 de septiembre.

En los diez últimos años, Juan del Junco (Jerez de la Frontera, 1972) ha transitado casi exclusivamente por el territorio de la naturaleza y lo autobiográfico explorando las convenciones que esconde lo artístico y las que se esconden en las vivencias personales del artista.

El periplo empieza en 2006, cuando Del Junco se traslada a una residencia de artistas en la pequeña localidad sueca de Hällefors, despoblada tras la crisis de la industria siderúrgica, agrandando la presencia del bosque que la rodeaba. Fue allí donde nació su interés por el método y la representación científica y donde tomó nota de esa doble consciencia: la del bosque con sus criaturas y la de sí mismo y su entorno familiar y profesional. Realizó entonces la serie Haciéndome el sueco en la que por primera vez incluiría referencias al científico y zoólogo Linneo, y obras como El hijo del entomólogo, en referencia lateral a sí mismo, ya que es hijo de un ornitólogo. De esa experiencia nació también, en 2008, El naturalista y lo habitado: trazas, huellas y artificios del artista, la primera vez en la que puso en marcha ese complejo proceso "científico" de recogida de datos e imágenes.

Desde entonces, sus proyectos se han sucedido con coherencia: las tres ediciones de El sueño del ornitólogo, donde las imágenes componen rigurosas taxonomías de aves, de nidos e incluso de huevos, y el más reciente, El lenguaje (2013), una analogía entre el modo de comunicación del cabrero y el artista, familiar para el rebaño pero ininteligible para el resto.

Las fotografías de Juan del Junco sorprenden por su extraordinaria simplicidad

Ahora, en el marco del festival PHotoEspaña presenta Conceptual Andalusia: Européens en vol, comisariada por Sema D'Acosta, una declaración filial y, a la vez, la puesta en escena de la forja de una sensibilidad. Como afirma el comisario, esta no es una exposición de fotografía, sino "una secuencia de objetos con forma de doble hoja de libro construidos con imágenes". El libro es, de hecho, fundamental en la exposición. Todo este proyecto parte de dos volúmenes rescatados por el artista y que muchas veces ojeó de niño: Oiseaux en vol (1962) y Wild Andalusia. Coto Doñana (1967), del naturalista francés Charles-André Voucher, que Juan del Junco ha reproducido jugando con la doble página del libro y emparejando cada estampa de los pájaros con paisajes de su Andalucía natal. Instaladas en el Museo de Ciencias Naturales, estas fotografías, que simulan las páginas de un nuevo libro, sorprenden al espectador por las analogías que el artista establece y por la extraordinaria simplicidad y riqueza de las formas de vuelo de las aves. Es más que sugerente intentar adjudicarlas al índice de nombres procedentes del libro de Voucher, y recuerdan inmediatamente a obras de Ed Ruscha, por ejemplo.

Más peliaguda me resulta, sin embargo, la metáfora que la exposición establece con la situación en Europa, tema del festival, entre las imágenes de Juan del Junco de la migración de los pájaros y los migrantes que llegan a las fronteras europeas. No porque no sea viable, sino porque no me parece necesaria ni inmediatamente deducible, salvo por la existencia de alguna valla. Más factible y verosímil es seguir con su proceso de deslumbramiento ante el aire del vuelo. Dibujadas las aves hasta la extenuación de niño, repetidas de adulto como indagación de la mirada. Estética, mucha estética y algo más que estética.