Image: La industria de la imagen

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Exposiciones

La industria de la imagen

14 marzo, 2001 01:00

Philip Galle: Caza de pájaros, 1578. Aguafuerte y buril, 200 x 267

El arte del grabado flamenco y holandés. Fundación Carlos de Amberes. Claudio Coello, 99. Madrid. Hasta el 29 de abril

La propuesta no es tanto la de presentar un panorama de los artistas activos, cuanto de las modalidades de la producción de estampas en la época

Aunque los Países Bajos hayan sido un campo de batalla durante toda su historia, en ese ambicionado rincón de Europa se ha producido, como todos sabemos, mucho de lo mejor de la cultura artística del continente. La exposición abierta ahora en la Fundación Carlos de Amberes está dedicada a las artes del grabado de uno de los momentos más conflictivos, al tiempo que más espléndidos, de la historia flamenca y holandesa, el siglo XVI. En las antiguas Diecisiete Provincias, hoy repartidas en cuatro países distintos, que quedaron bajo el dominio de Felipe II, se produjo una verdadera industria de imágenes, cuya calidad, complejidad y riqueza determinó la cultura visual de toda una época. La exposición resulta de una colaboración entre la fundación que la acoge y la Biblioteca Nacional, propietaria de las estampas. La Biblioteca Nacional posee un enorme patrimonio de grabado holandés y flamenco que procede básicamente de la antigua Biblioteca Real y de la vieja colección de Vicente Carderera, cuya catalogación se empezó a realizar en 1996 y aún continúa. El convenio que hizo posible llevar a cabo este valioso trabajo de investigación dirigido por Conchita Huidobro trae sus beneficios ahora con esta muestra a la que esperamos que sigan otras cuantas, sobre nuevos aspectos y momentos de ese legado.

La exposición recoge 120 grabados y álbumes y está concebida en términos bastante didácticos. La claridad informativa es uno de los requisitos para articular plausiblemente la complejidad del tema. Nos sitúa en el lugar, con vistas al aguafuerte de Bruselas, Amberes y Amsterdam, y en el contexto político y cultural de la época, con retratos de personalidades y representaciones de acontecimientos, y pasa luego a diferenciar aspectos y rasgos del arte de la estampa en el período tratado. El capítulo que engloba a todos los demás está destinado a las obras de los principales inventores de imágenes y los procedimientos, y en los apartados sucesivos se diferencian los grandes ámbitos temáticos: la publicitación de obras pictóricas italianas, los asuntos religiosos, mitológicos, de género y la reproducción de esculturas y ornamentos arquitectónicos.

Con esta especie de síntesis del estado de cosas atiende esta cuidada muestra a la globalidad de la producción, dominada por los artistas que se señalan como principales: Lucas de Leide, Heemskerck, Stradanus y Martín de Vos. La mayor parte de las estampas corresponden a la segunda mitad del siglo XVI. Priman, así pues, los autores del manierismo inicial, pero no se desarrolla verdaderamente una historia de la estampa manierista, puesto que quedan fuera de consideración artistas importantes que vivieron su momento de mayor esplendor hacia 1600, como es el caso de Jan Gossaert y Hendrik Golzius. Sí tienen, en cambio, una mayor presencia los antecedentes de éste en Haarlem y Amberes, Marten van Heemskerk y Frans Floris. Se entiende menos la ausencia de un autor como Dirck Vellert, destacadísimo en la historia del grabado del s. XVI, y cercano a Lucas de Leide, con quien coincidió en Amberes y con quien compartió el influjo de Alberto Durero. Pero la propuesta no es tanto la de presentar un panorama de los artistas activos, cuanto de las modalidades de la producción de estampas en la época. Por eso, los acentos recaen más sobre los grabadores y sus talleres que sobre los artistas o "inventores".

De este modo se traza, más que un mapa artístico, el universo del mundo de la edición, que es una visión mucho más apegada a la realidad y a la práctica. Se hace posible, por consiguiente, reconocer rasgos característicos de los diversos talleres, y muy especialmente los de la ciudad de Amberes, por entonces la ciudad por antonomasia del libro impreso, donde trabajaron Philip Galle, Jode, Van der Heyden y otros estampadores importantes.