Vista general de la exposición. Foto: La Casa Encendida / Maru Serrano

Vista general de la exposición. Foto: La Casa Encendida / Maru Serrano

Arte

Dar es dar: la generosidad atraviesa la exposición que celebra los 25 años del premio Generaciones

La nueva exposición en La Casa Encendida transita por lo mejor de este cuarto de siglo del certamen reuniendo a muchos de los participantes, y a algunos que nunca lograron estar.

Más información: 25 años de Generaciones: de los premios de la caja de ahorros a las becas de producción

Julia Ramírez-Blanco
Publicada

Estaban de moda los pantalones vaqueros de campana, con tiro muy bajo. Gobernaba Aznar, y acababa de producirse el naufragio del barco petrolero Prestige, que cubrió de crudo negro las costas de Galicia.

¿Adónde irá el pájaro que no vuele? ¿Adónde iré yo que no te lleve?

La Casa Encendida. Madrid. Comisarios: Ángel Calvo Ulloa y Julia Castelló. Hasta el 27 de julio

Era diciembre de 2002 y en el madrileño barrio de Arganzuela se inauguraba un centro cultural vinculado a la Fundación Obra Social de la extinta Caja Madrid, que tomaba su nombre de un poemario de Luis Rosales: “La Casa Encendida”.

El que fue su primer director, José Guirao, venía de estar al frente del Museo Reina Sofía. Y ya desde el principio, el proyecto incluyó en un programa de apoyo a los creadores jóvenes residentes en España.

Hoy se habla mucho de generaciones: la X (nacidos entre 1965 y 1981), los millennials (desde 1981 hasta mediados de los noventa), o los Z (desde mediados de los noventa hasta finales de la década siguiente). En los albores del siglo XXI “Generaciones” fue el nombre escogido para un concurso que se dirigía a artistas menores de 35 años y que culminaba con una exposición que, cual foto fija, revelaba una serie de tendencias, una serie de nombres.

Los primeros años las muestras fueron en Casa de América, pero desde que se inauguró La Casa Encendida, pasaron a ligarse a la identidad del centro. Unas 18.000 personas nacidas entre 1964 y 1999 se han presentado al certamen, y muchos de sus premiados continúan siendo relevantes: Eva Fàbregas, June Crespo, Juan Zamora, Cristina Lucas, Dora García, Pedro G. Romero, Lara Almarcegui, Teresa Solar, Enric Farrés, Oriol Vilanova, Cristina Garrido, Julia Spínola, Juan López, Carlos Fernández-Pello o Fuentesal Arenillas son algunos ejemplos.

En la inauguración se ha convocado a un artista varias veces rechazado por el
el concurso

Este año la convocatoria cumple 25 años, y con ocasión de la efeméride se han organizado tres exposiciones que reflexionan acerca del sentido de su legado y su proyección. Dentro de este contexto, los comisarios Ángel Calvo Ulloa y Julia Castelló presentan un proyecto que gira en torno al gesto generoso.

En esta exposición invocan la etimología, señalando cómo “generar”, “generación” y “generosidad” tienen su origen etimológico en la raíz “gen-” (dar a luz, parir, engendrar). También nos recuerdan que la palabra copla viene del latín copula, que significa “unión o enlace”.

Vista de la exposición. Foto: La Casa Encendida / Maru Serrano

Vista de la exposición. Foto: La Casa Encendida / Maru Serrano

Y precisamente de una copla de Isabel Escudero vienen los versos que dan título a la muestra (“Adónde irá el pájaro que no vuele”) y subtítulo ("Adónde iré yo que no te lleve"). El proyecto, además, se amplía más allá de La Casa Encendida ocupando tres espacios independientes: La Parcería, Conciencia Afro y Espacio Araña.

Esta noción de abrirse hacia el afuera es introducida desde el principio del recorrido, con una gran pieza de Alberto Peral que está colgada del techo, ocupando el espacio entre las dos salas enfrentadas de La Casa. La obra deja las puertas perpetuamente abiertas, ya que su propia presencia impide cerrarlas.

El artista también ha realizado una apertura en la pared desvelando una ventana normalmente cegada, que deja ver la calle más allá del white cube (nombre con el que se conoce a la disposición museística de muros blancos que aísla el arte de su contexto).

Hay más incursiones del exterior en las salas. À tous les clandestins, de Patricia Gómez y María Jesús González, logra fijar los grafitis que los migrantes de los Centros de Retención de Migrantes trazan en las paredes, con mensajes de esperanza y desolación.

La Casa Insecto de Santiago Cirugeda (2001) recupera una construcción realizada originalmente para las protestas en contra del desarrollo urbanístico en el barrio sevillano de La Alameda, que estaba destinada a situarse en las copas de los árboles para evitar la tala.

También están presentes los afectos en la obra de Pedro G. Romero o en la de Juan del Junco. En ese sentido, impresionan los enormes dibujos a carboncillo de Susanna Anglada que abarcan la altura de toda la sala. Las manos entrelazadas (que suponen un retrato en sinécdoque de sus familiares) parecen estar sosteniendo el espacio como frágiles columnas.

Salvador Cidrás y Vicente Blanco (Escola Imaxinada): 'Trebello', 2023. Foto: La Casa Encendida / Maru Serrano

Salvador Cidrás y Vicente Blanco (Escola Imaxinada): 'Trebello', 2023. Foto: La Casa Encendida / Maru Serrano

Desvelan así el rol vertebrador que el amor y los cuidados cumplen en cualquier sistema, también el del arte. Un concurso como Generaciones también implica que hay quien no gana. El dúo artístico Marta de Gonzalo y Publio Pérez Prieto, en su pieza No dejéis de hacer (2025), muestra una serie de pizarras que exponen una lista de posibles razones para dejar el arte: “Nuestra galerista cerró. Nos subieron el alquiler del estudio. No interpretamos correctamente la situación. No nos dejamos violar. Nos morimos. Nos remataron. No supimos cómo resucitar”.

Pero los comisarios de la muestra también advierten que no hay que dar tanta importancia a las convocatorias como la que aquí se conmemora. Ulloa habla de que su lógica “va de premiados y no premiados, y si vas acumulando portazos, las carreras se terminan por disolver”. O no. Precisamente la inauguración de la exposición ha convocado a un artista varias veces rechazado por el programa Generaciones.

A principios de la década del 2000 el gallego Javi Álvarez comenzó a presentarse al certamen mandando desde Cuenca una serie de tartas con mensajes que tomaba de cómics u otras referencias: la única fotografía que queda de una de ellas rezaba: “si eres culpable pagarás por ello”.
Puede que el jurado de aquel entonces nunca llegara a recibir la lúdica advertencia, puesto que es difícil que una tarta sin embalaje especial sobreviva al transporte por vía postal.

Si bien Álvarez no recibió nunca respuesta, ahora, en 2025, abrió la muestra presentando una gigantesca pieza de repostería con glaseado en blanco y letras negras que ponían “TODO ESTO ES MÍO”. La frase, a su vez, estaba tomada de Cristina Busto, creadora también rechazada por el concurso.

Fijar la mirada en estas historias, según Calvo Ulloa “es un poco como decir, ¿quizás le damos demasiada importancia a las convocatorias?”. Conviene recordar la importancia de “no dejar de hacer” independientemente de ellas. Y continuar nuestro hacer generosamente porque, en palabras de Carlos Maciá, artista presente en la muestra, no está claro que ser generosos nos vaya a hacer llegar más lejos, pero sí “se es más feliz”.