Rineke Dijkstra: fotograma de 'La ronda de noche', 2019. Foto: Caixaforum
Duelo de titanes en el Caixaforum de Barcelona: Goya y Rembrandt tras las nuevas tecnologías
El Caixaforum enfrenta a dos grandes del videoarte en un guiño a la pintura clásica de Goya y Rembrandt bajo la mirada contemporánea de Phillipe Parreno y Rineke Dikjistra
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Todo arte pertenece al presente. También las creaciones del pasado: desde el momento en que se cruzan con nuestra mirada actual, esta proyecta nuestros sesgos, preocupaciones y lecturas. Parece que esta sea la cuestión a la que se dedica la exposición Fuera de marco, recién inaugurada en CaixaForum Barcelona. En ella, dos artistas contemporáneos dialogan con obras canónicas de la historia del arte: Rineke Dijkstra con La ronda de noche (1639-1642) de Rembrandt y Philipe Parreno con las Pinturas negras (1819-1823) de Francisco de Goya y Lucientes. Pese a tener en común el bucle temporal que les conecta a pinturas realizadas siglos atrás, las reinterpretaciones que hacen ambos son muy diferentes.
La neerlandesa Rineke Dijkstra (Sittard, 1959) trabajó a partir de un encargo del Rijksmuseum para crear la videoinstalación La ronda de noche (2019). Pero, pese a que el cuadro de Rembrandt es el detonante de la pieza, nunca lo vemos. En su filmación, Rineke Dijkstra solamente enfoca a los espectadores mientras miran y comentan la pintura, deteniéndose en catorce grupos cuya composición representa distintos estratos sociales y tipologías humanas.
Delante del célebre retrato grupal del artista neerlandés vemos una sucesión de retratos colectivos como en una suerte de espejo. Este efecto incluso se explicita en momentos como cuando vemos en la pantalla a una serie de chicos vestidos de negro entre los que hay solamente una joven pelirroja como única mujer: esta disposición es la misma que en la pintura de Rembrandt. Ejecutivos japoneses, adolescentes, mujeres u hombres de mediana edad… Todos ellos discuten el cuadro, y al hacerlo se muestran las jerarquías internas de cada grupo y su estatus socioeconómico. El tipo de lenguaje verbal y no verbal, la ropa, los gestos y los temas de conversación definen al conjunto como un gran retablo social.
Por su parte, en La Quinta del Sordo (2021) el artista francés Philipe Parreno (Orán, Argelia, 1964) nos invita a un ficticio viaje en el tiempo. En lo que el autor denomina una película de “ciencia ficción” por su retrato de lo imposible, nos muestra una recreación de la experiencia que sería el poder ver las Pinturas negras de Goya en su lugar y tiempo originales: durante el siglo XIX en las paredes de su vivienda conocida como la Quinta del Sordo. A través de este ejercicio, Parreno las devuelve a su condición de conjunto de pinturas murales en un entorno doméstico.
En el vídeo, la cámara se mueve temblorosa, deteniéndose ante las pinturas como si recreara la visión de alguien caminando y alumbrándose con una vela. Magnificados, muy de cerca, vemos fragmentos que surgen terribles de la oscuridad. Se hace entonces visible su estructura de pinceladas y los reflejos dorados del barniz. La sensación es íntima y misteriosa, y el sonido que acompaña al vídeo incide en ello. Esta obra, que fue realizada como un encargo de la Fundación Beyeler, implicó grabar dentro del Museo del Prado durante la pandemia de la Covid-19. De algún modo, la sensación de aislamiento y encierro propio del confinamiento parece estar presente en esta obra que nos traslada a la vejez enferma del pintor. Los dos puntos temporales se unen cuando vemos cómo es actualmente el lugar donde estuvo la Quinta del Sordo, donde hoy hay una pastelería.
Philippe Parreno, 'La quinta-sordo', 2021. Foto: Caixaforum
Salir de la inmersión de las salas de videoproyección oscurecidas es un momento algo desconcertante, que en este caso nos lleva a las paredes donde está el rotulado con el nombre de la exposición. En CaixaForum las piezas de Rineke y Parreno se muestran bajo el título común de Fuera de marco. Si pensamos en La ronda de noche, este alude al hecho de situar la mirada en los espectadores y no en la obra. En La Quinta del Sordo se liga al hecho de salir de los espacios sancionados para el arte, y centrarse en el pretérito espacio doméstico de Goya.
Nimfa Bisbe, directora de la Colección “la Caixa”, habla de cómo estas piezas sirvieron para abrir una vía que ya existía, pero de la que no eran conscientes: “Empezamos a explorar en la colección y resulta que hay muchísimas obras que hacen referencia a la historia del arte”. Bisbe lo tiene claro: “una colección de arte contemporáneo habla de nuestro tiempo”. Pero, a través de nuestras relecturas, el pasado funciona también como un retrato del presente.