Miguel Ángel Tornero, 'Gran Friso', 2025. Foto: Museo Nacional Reina Sofía

Miguel Ángel Tornero, 'Gran Friso', 2025. Foto: Museo Nacional Reina Sofía

Arte

Miguel Ángel Tornero, el artista que ha cubierto el Palacio de Cristal del Retiro durante su restauración

Ha intervenido la monumental lona de 180 x 8 m que cubrirá las fachadas del Palacio de Cristal durante el primer año de su restauración. Hablamos con él.

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Gran Friso se inspira en la Columna de Trajano y en las calles de Madrid y es la primera de un ciclo de intervenciones en la lona que cubrirá el Palacio de Cristal durante su periodo de restauración.

Miguel Ángel Tornero (Baeza, 1978) ha ideado un monumental collage que se inscribe en uno de los espacios más transitados e icónicos de Madrid: el Parque del Retiro. El Museo Reina Sofía ha resuelto de un modo inteligentísimo la ausencia durante varios años de uno de sus espacios expositivos más icónicos utilizando un dispositivo publicitario habitual en nuestras calles que convierte en obra de arte.

Las obras, que durarán al menos tres años, se extienden también al Palacio de Velázquez, también cerrado, al edificio Nouvel y al de Sabatini, en el que se acometerán mejoras arquitectónicas tanto en las salas de exposición permanente, su auditorio y su fachada. 

Con un importe total de 7.458.274,21 euros, de los cuales 1,25 millones son aportados por el Instituto del Patrimonio Nacional de España (IPCE) y el resto son íntegramente imputables al presupuesto del Museo, se actuará sobre la envolvente acristalada del edifico y su estructura. En 1975 se realizó una reparación integral que le devolvió su aspecto original pero esta se encontraba peligrosamente dañada. 

Construido por Ricardo Velázquez Bosco en 1887 con motivo de la Exposición General de las Islas Filipinas, es un ejemplo destacado de la arquitectura de cristal y hierro en Madrid y fue diseñado para ofrecer un ambiente ideal para la exhibición de plantas tropicales. El edificio está protegido como Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de Monumento y forma parte del conjunto denominado Paisaje de la Luz, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Miguel Ángel Tornero, Gran Friso. Vista general de la intervención en el Palacio de Cristal. Museo Reina Sofía, Madrid, 2025

Miguel Ángel Tornero, Gran Friso. Vista general de la intervención en el Palacio de Cristal. Museo Reina Sofía, Madrid, 2025

Pregunta. ¿Cómo se inicia el proyecto?

Respuesta. Mientras estaba en el montaje de mi última exposición en la galería Juan Silió, Bodegón Falaz, durante Apertura, me propuso el director del Reina Sofía, Manuel Segade, este reto tan bonito y yo acepté inmediatamente. 

P. Supongo que la monumentalidad del encargo y la peculiaridad de su arquitectura han sido factores a tener en cuenta, ¿cómo ha sido el proceso? 

R. Bueno, el tiempo quizá ha sido uno de los factores más importantes ya que no contaba con plazos muy largos, por eso pensamos el director y yo que sería buena idea continuar con la línea de trabajo que había presentado en la exposición, que tiene mucho que ver con la volumetría y con darle cuerpo a las imágenes, llevarlas a un plano casi escultórico. 

Un detalle de la intervención. Foto: Museo Reina Sofía

Un detalle de la intervención. Foto: Museo Reina Sofía

P. En la intervención se mueve entre el 2D y el 3D.

R. Si, ahí hay una contradicción que yo la he tomado como reto. Hay una constante que va y viene entre lo analógico que se vuelve digital y luego pasa a ser analógico. El proceso de construcción de la pieza ha sido casi industrial pues yo he creado una maqueta del palacio, donde he imprimido físicamente las imágenes sobre dibond que luego se troquelaban y, a partir de ahí, he compuesto las escenas que luego he fotografiado de nuevo para componer la imagen final.

P. ¿Cómo trabajó con la maqueta?

R. Construyo una maqueta en madera y cartón con las proporciones y volúmenes del palacio, sobre todo de la fachada. Y lo que me parecía muy interesante era fotografiar esa maqueta, pues está poblada con pequeños collages fotográficos que me sirven de boceto. Para mí era muy importante pasar lo pequeño a lo monumental, lo íntimo a lo público, lo efímero que de pronto se vuelve algo sólido. Digamos que el reto era fotografiar muy bien la maqueta para que hubiera definición en la lona y en las propias imágenes.

Miguel Ángel Tornero: 'Gran Friso', 2024. Foto: Museo Reina Sofía

Miguel Ángel Tornero: 'Gran Friso', 2024. Foto: Museo Reina Sofía

P. Viendo la importante producción llevada a cabo por la empresa sostenible HP Latex sorprende que todo haya surgido de fotos de 10 x 15 cm.

R. Me interesa el choque de lo grande con lo pequeño. Es más, me parece interesante llevar lo pequeño a un lugar monumental. De alguna manera, dar importancia a lo pequeño con todo lo que signifique eso. E incluso algo que no es muy noble, un espíritu amateur, por ejemplo, pero también con esos materiales precarios que tiene que ver con la madera y el cartón. De pronto, se sobrellevan, digamos, se sobredimensionan. Y por ejemplo, hay un elemento que es interesante en la fachada que tiene que ver con unos puntales de cartón, da la impresión de ser una estructura precaria que parece que sostiene al propio Palacio, que lo apuntala y sostiene esa estructura, jugando con la arquitectura real.

P. ¿Como una especie de trampantojo?

R. Sí, totalmente. Siempre hay algo que tiene que ver con el trampantojo, o por lo menos con esa idea del 2D al 3D. Piensa que mis fotos son fotos cotidianas y de esta de 10 x 15 de revelado casi de quiosco, como si fueran unas imágenes de aficionado, las recorto y ese recorte lo pego con cinta adhesiva de una manera muy básica y lo dispongo como una especie de escenario. Consiste en jugar todo el rato con ese escenario intentando establecer relaciones y contaminaciones entre los propios elementos.

P. Ya el título Gran Friso, alude a una consecución de escenas casi cinematográficas.

R. Si, es una narración que no acaba. Son 180 metros de narración, como una especie de película que se van encadenando y retroalimentando, una única narración entrelazada que va siguiendo el perímetro del edificio. Pero de hecho lo que se invita es a deambular el edificio y a seguir esa narración. No sé si como una película, pero tiene que ver con esa idea de columna trajana, como los frisos del Partenón —la Procesión de las Panateneas  por ejemplo o el Ara Pacis de Roma— que contaban historias, generalmente, épicas. Es una narración muy abierta, cada uno puede experimentar lo que quiere. Además, dependerá mucho de la experiencia y de la memoria de cada uno, de la manera en la que relacionen los elementos, pero se puede resumir en que son elementos de la ciudad.

P. ¿De dónde obtiene sus imágenes?

R. Las imágenes tienen que ver con una deriva fotográfica en la que llevo trabajando dos años. De un tiempo a esta parte volví a salir mucho a la calle. Parte de mi trabajo y de mi carrera artística está basada en imágenes que tomo yo de mi archivo personal y siempre hay una manipulación después, las utilizo y las transformo en otra cosa.

P. Toma las imágenes y luego las yuxtapone aleatoriamente.

R. Me gusta mucho hablar del espíritu rastrero, ¿por qué nos gustan tanto los rastros cuando sus elementos no son especialmente atractivos? Seguramente por el ecosistema que generan, por la contaminación que se establece entre ellos, que los hace más interesantes. La intención es mucho más poética, diría incluso mágica. Lógicamente son imágenes documentales y tiene que ver con un sentido casi de fotógrafo de calle. Pero la manera en la que se relacionan los elementos entre sí es más compleja o tiene más que ver con esa especie de libre asociación que procuro que no sea tan predecible, tiene más que ver con algo inconsciente con la inconsciencia de cada uno.

Miguel Ángel Tornero, 'Gran Friso', 2025. Foto: Museo Nacional Reina Sofía

Miguel Ángel Tornero, 'Gran Friso', 2025. Foto: Museo Nacional Reina Sofía

P. ¿Se define usted como escultor o como fotógrafo?

R. Siempre digo que no sé si soy fotógrafo, a veces es un poco pesado estar siempre en un contexto fotográfico, aunque es una especie de limbo que, por otro lado, me encanta. Mi padre y mi abuelo han sido fotógrafos, digamos que mi experiencia familiar o mi vida cotidiana está muy relacionada con la fotografía siempre.

P. Su fotografía como actitud vital.

R. Llevar una cámara encima me permite estar muy atento a lo que sucede. Mi forma de fotografiar nace de un hartazgo o de una falta de sorpresa y me obliga a mirar con más detenimiento, agudiza los sentidos, te abre a descubrir cosas nuevas en la cotidianidad. Todo lo que sucede en la calle te alude de alguna manera. Y eso es una sensación muy buena, ¿no? Es como que casi la ciudad estuviera ahí posando para ti. Básicamente es salir a recolectar, a mirar y a fotografiar y ver qué se puede hacer con esa materia prima.