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Muere el artista multidisciplinar Christian Boltanski

El creador de 76 años, considerado uno de los artistas más influyentes de su generación, abordaba en sus obras temas universales como la vida y la muerte, la memoria, el azar y la pérdida

14 julio, 2021 19:39

El artista multidisciplinar Christian Boltanski (París, 1944 - 2021) ha muerto de un cáncer a los 76 años. El creador, que abordaba en sus obras temas universales como la vida y la muerte, la memoria y el azar, cultivó también la fotografía, el cine y la escultura. Aunque los primeros pasos en el mundo del arte los dio en el terreno de la pintura, Boltanski abandonó la disciplina en 1967 para experimentar con otros formatos en los que el contenido juega un papel esencial.

Su obra está arraigada en conceptos de ausencia, memoria y destino. Con medios sencillos, el artista francés, considerado uno de los artistas más influyentes de su generación, desarrolló un conjunto evocador de obras emocionales que proponen un enfoque renovado del recuerdo y la espiritualidad. Apoyado en una fe constante en la humanidad, su proceso creativo se tradujo en fotografías, esculturas, instalaciones y vídeos a gran escala que se relacionan con nuestra memoria colectiva.

Inicios en la pintura

'Après', 2000

Es en 1958 cuando Boltanski comienza su carrera artística, tras una infancia sin una escolarización reglada, ni formación artística oficial. Sus primeras obras son cuadros figurativos de gran tamaño sobre el tema Pinturas de historia y de acontecimientos dramáticos. Aproximadamente una década después, comienza a experimentar con la escritura, la instalación, el cine y la fotografía, creando pequeñas piezas de materiales como plastilina, objetos personales y postales, en una reflexión sobre la existencia, el paso del tiempo, la memoria y su propia infancia.

Entre 1968 y 1969 crea una serie de vídeos de corta duración titulados La imposible vida de Christian Boltanski, El hombre que tose, El hombre que chupa o Todo lo que recuerdo. Además, ese mismo año publica Recherche et présentation de tout ce qui reste de mon enfance, 1944-1950, un libro en el que intenta recopilar seis años de su juventud a partir de fotografías de personas y objetos como deberes, un mechón de cabello o un pedazo de tela de un jersey suyo. Esta obra lleva un leitmotiv que seguirá sobrevolando toda su obra: la memoria personal y colectiva en un intento tanto sociológico como ficticio de recordar un pasado perdido.

A partir de 1970, año en el que expone Musée d’Art Moderne de París, sus obras se diversifican con la fabricación de tres mil bolas de tierra, la confección de novecientos cuchillos pequeños o trampas, la utilización de cajas de galletas para conservar momentos de su existencia, o diversos envíos, como en las obras La carta pidiendo ayuda y Christian Boltanski a cinco años y tres meses de distancia (1979).

'Réserve des suisses morts'

Una parte importante de su trabajo se centra en recordar a los difuntos, encarnados a través de fotografías anónimas en blanco y negro y listas de personas. En este sentido, llegó a asegurar que le interesaban "las pequeñas historias de los individuos que no son célebres”. El artista construye grandes instalaciones coloreadas por su característica estética sin pulir: marcos de cinta negra, cajas oxidadas y aparentes cables eléctricos componen estructuras de altar autoensambladas iluminadas por simples bombillas. Estos ‘Monumentos’ evocan espacios sagrados y proponen el museo como lugar de recuerdo.

Boltanski guarda y documenta objetos y recuerdos cotidianos, como un antropólogo obsesionado por la acumulación de los detalles que componen nuestra vida y que definen nuestra existencia, utilizándolos en obras que confrontan el azar y el destino. Su carrera se caracteriza por la actividad de “contar historias”, en las que introduce diversos elementos extraídos de recuerdos, pesadillas infantiles y liturgias religiosas.

Trayectoria poética y personal

'La Traversée de la vie' se pudo ver en el IVAM

Aunque el artista está ligado al desarrollo de las formas de su época y a los principales movimientos de vanguardia de los años setenta y ochenta como el Pop Art, Nuevo Realismo, Arte Minimal, Arte Conceptual, Art Brut o Arte Povera, no se le puede clasificar dentro de ninguno de ellos. Se trata de una andadura en solitario que combina una poética rigurosamente personal con ciertas reflexiones sobre el mundo del arte y los comportamientos contemporáneos.

La instalación de 2010 Personnes, que llenó toda la nave del Grand Palais de París, consistió en pilas de ropa vieja colocada en el suelo por una gran grúa. En el lugar, Boltanski registró los latidos del corazón de los visitantes como parte de Les Archives du Coeur, un proyecto que comenzó en 2008. Los latidos se almacenan en el Benesse Art Site en la isla de Naoshima, Japón, donde se pueden escuchar rastros de la vida de los registrados.

Tan solo un año más tarde, además de representar a Francia en la Bienal de Venecia, el artista expuso Signatures en Es Baluard (Palma de Mallorca), y en 2016 el IVAM de Valencia le dedicó Dèpart - Arrivée, una muestra con 7 grandes instalaciones organizada con motivo de la concesión del Premio Internacional Julio González 2014. Ya en 2017 Madrid abrió las puertas de El Instante Fundación con Les Registres du Grand-Hornu, un homenaje para que todos los trabajadores del complejo minero de Grand-Hornu (Bélgica) pervivan en la memoria aunque tan solo sea por un instante.

'Les Registres du Grand-Hornu' en El Instante Fundación. Foto: Jaime Elechiguerra

Su última exposición en España fue Sombras blancas en la galería Solo. "En este momento de mi vida me interesa trabajar sobre la idea de crear mitos y leyendas porque pienso que los mitos duran más tiempo que las obras. Desde hace unos años me he concentrado en crear piezas simbólicas en lugares retirados", contaba entonces en una entrevista concedida a El Cultural. Ya entonces avanzaba que se encontraba trabajando en retrospectivas en la Galería Nacional de Arte de Tokio y en el Centro Pompidou de París. Actualmente, su obra 'Relicario', dedicada a los niños del Holocausto, cierra el recorrido de la exposición Extraña devoción. De reliquias y relicarios en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid.