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Mejor exposición de 2019: 'Genealogías del arte', de la Fundación Juan March

'Genealogías del arte' y 'Almacén' han puesto de relieve que la manera de contar las cosas importa. También ha habido muchos nombres propios y una reivindicación necesaria de figuras como Susana Solano, Miriam Cahn y Darío Villalba

27 diciembre, 2019 16:25

Genealogías del arte

Fundación Juan March, Madrid, y Museo Picasso Málaga

No es fácil que una exposición sorprenda desde todos sus flancos y Genealogías del arte, o la historia del arte como arte visual lo ha hecho. Una idea original –darle cuerpo a las dos dimensiones de un diagrama–, un montaje atractivo y dinámico y todo ello respaldado por el trabajo de investigación curatorial de Manuel Fontán y José Lebrero. La propuesta de la Fundación Juan March toma como punto de partida el diagrama que Alfred Barr utilizó para la portada del catálogo del MoMA Cubism and Abstract Art (1936). Pone a prueba en sus salas las relaciones entre los movimientos artísticos y sus precedentes. Y todo ello de una manera muy visual y pedagógica. De Picasso y Cézanne a José Luis Moraza y Grayson Perry, junto a mucha e interesante documentación. No se la pueden perder: en Madrid hasta el 12 de enero y en el Museo Picasso de Málaga desde el 27 de febrero.

Rogelio López Cuenca

Museo Reina Sofía, Madrid

Yendo leyendo, dando lugar ha sido la principal exposición que el Reina Sofía ha dedicado este año a un artista español (vivo). Un atractivo repaso de la producción al completo de Rogelio López Cuenca (Nerja, 1959). Ahí estaba todo, desde sus primeros proyectos dentro del colectivo Agustín Parejo School y la poesía visual a las intervenciones en la señalética de espacios públicos, sus instalaciones y vídeos con los que critica la turistificación de las ciudades ayudada por las estructuras museísticas y, también, la picassización de su Málaga natal. Grandes archivos “siempre en proceso” de noticias, souvenirs, carteles y tantos otros materiales que ha recopilado a lo largo de muchos años. Crítica y humor, textos, colaboraciones, postales y una reflexión sobre la imagen del otro, del no occidental.

Almacén. El lugar de los invisibles

Museo Nacional de Escultura, Valladolid

“No se trata tanto de hacer justicia a esas piezas olvidadas como de ofrecer un relato expositivo atractivo y novedoso. Objetivo que sin duda cumple también, y con nota, Almacén. El lugar de los invisibles”, escribía Elena Vozmediano tras su visita al Museo Nacional de Escultura. Y es que la exposición rescataba 300 piezas nunca vistas de sus fondos de escultura española antigua y las disponía en las salas con un lenguaje muy contemporáneo: jugando con la acumulación y una original disposición (algunas piezas lucían de espaldas o del revés, colgadas del techo y sobre palés) que permitía nuevas lecturas. María Bolaños, directora del centro y comisaria de la muestra, hizo sin duda un gran trabajo al obligarnos a enfrentarnos de otro modo a la estatuaria de los siglos XIII al XVIII.

Susana Solano

IVAM, Valencia, y Museo Patio Herreriano, Valladolid

Decía Susana Solano (Barcelona, 1946) en su entrevista con El Cultural que toda su obra comenzaba “en la conciencia, que viene de la infancia”. Premio Nacional de Artes Plásticas en 1988, es una de nuestras escultoras más sobresalientes. Su obra ha pasado por las grandes citas internacionales (Venecia, Kassel y Münster) y, sin embargo, todavía tenía pendiente una gran exposición en España. La necesidad se ha hecho virtud en Acta I y II, en el IVAM y en el Museo Patio Herreriano, donde el hierro –el material con el que más ha trabajado–, el yeso, el mimbre y el aluminio han trazado este viaje por su obra. No se pierdan la de Valladolid (estará abierta hasta el 9 de febrero). Aunque a la artista no le gusta interpretar sus piezas, los títulos les darán muchas pistas.

Miriam Cahn

Museo Reina Sofía, Madrid

“No es fácil hoy en día que la denostada pintura resulte tan impactante. Sus cuadros y dibujos irradian energía y frescura: colores luminosos en ocasiones casi fluorescentes ilustran escenas violentas y de extrema vulnerabilidad. A menudo sus espectros están cargados con órganos sexuales remarcados, otras veces huyen solos o en familia despavoridos en la nada ante horizontes indefinidos, o yacen sin que podamos discernir si duermen o acaso se trate de cadáveres”, escribía Rocío de la Villa sobre la exposición de Miriam Cahn (Basilea, 1949) en el Museo Reina Sofía. Se trataba de una invitación –igual que la de la última Documenta de Kassel– que le llegaba a la artista suiza con casi setenta años. Todo es igualmente importante recogía toda la fuerza del neoexpresionismo y su crudeza a flor de piel, y del papel, grandes formatos y una austeridad que saltaba de la obra al montaje con piezas sin enmarcar colgadas en la pared directamente con alfileres.

Sheela Gowda

Bombas Gens Centre d’Art

Organizada por Bombas Gens en colaboración con Pirelli HangarBicocca de Milán, esta exposición ofrece (está abierta hasta el 1 de marzo) la oportunidad de acercarse por primera vez en nuestro país a la obra de la artista india Sheela Gowda (1957). Grandes instalaciones, esculturas y collages que nos revelan a una creadora cuyo trabajo se acerca tanto a la tradición artística local (los colores, el trabajo con cerámica de What Yet Remains, 2017) como a las corrientes internacionales que beben de la abstracción y del minimalismo más contemporáneo (los hilos de And…, 2017, o los bidones oxidados de Kagebangara, 2008). Un montaje concebido por Nuria Enguita y Lucia Aspesi que reúne trece piezas, desde los años 90 hasta hoy y en el que, como explicaba el crítico José Luis Clemente, “la obra de Gowda dialoga con el impresionante espacio valenciano de una manera tan familiar que parece como si le perteneciera, como si siempre hubiera estado allí […]. Sorprendente”.

Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana

Museo del Prado, Madrid

Son pocas las mujeres artistas recogidas en la Historia del arte anterior al siglo XX. El Museo del Prado reivindicaba en una de sus más célebres exposiciones del Bicentenario a dos de ellas: Sofonisba Anguissola (Cremona h. 1535 - Palermo, 1625) y Lavinia Fontana (Bolonia, 1552 - Roma, 1614), figuras clave de su tiempo aunque sus logros se hayan ido borrando con el tiempo. Su comisaria, Leticia Ruiz, jefa del Departamento de Pintura Española hasta 1500 de la pinacoteca, ha reunido cincuenta y seis pinturas de colecciones de todo el mundo. “Una exposición rigurosa –apuntaba Rocío de la Villa en su crítica– que describe muy bien sus trayectorias entrelazadas, y los géneros que cultivaron”. Estará abierta hasta el 2 de febrero.

Darío Villalba

Sala Alcalá 31, Madrid

Darío Villalba (San Sebastián, 1939- Madrid, 2018) fue un precursor de su tiempo. Incorporó la fotografía a su trabajo cuando no era habitual en las artes plásticas. Participó en las bienales de Venecia y São Paulo en los setenta, vivió en Nueva York, coincidió Andy Warhol y el Pop Art… y congeló la imagen de mendigos, locos y personajes corrientes en esos envoltorios transparentes que llamó encapsulados. La comisaria María Luisa Martín de Argila reunió más de veinte en Alcalá 31 en una exposición que nuestro crítico José María Parreño calificó como una de las mejores de la temporada. “A partir de fotografías de periódicos y revistas, que cortaba, ampliaba y pintaba, compuso figuras de tamaño humano, cuya vulnerabilidad, en palabras del artista, quedaba protegida por esa segunda piel de plástico duro”.

Mario Merz

Palacio de Velázquez, Museo Reina Sofía, Madrid

Vinculado con el arte povera, Mario Merz (Milán, 1925- 2003) fue un artista muy comprometido. Crítico con la sociedad de consumo, acudió a materiales orgánicos y a objetos como el iglú, la espiral y el cono que –explicaba Javier Arnaldo tras su visita al Palacio de Velázquez– utilizó para “hurgar en la herencia humana”. El Museo Reina Sofía ha reunido en El tiempo es mudo una cuidada selección de muchas de sus obras más importantes. “La muestra logra hacer síntesis de una hercúlea trayectoria artística de medio siglo. Las pinturas de los años cincuenta, que nos trasladan a un Merz muy en sintonía con lo que fue el arte CoBrA, son las piezas más tempranas; la más tardía un enorme collage de 1998”. La firma Manuel Borja-Villel y se puede visitar hasta el 29 de marzo.

Los impresionistas y la fotografía

Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid

Comisariada por Paloma Alarcó, conservadora jefe de Pintura Moderna del Museo Thyssen, todavía puede verse (hasta el 26 de enero) esta exposición que analiza, como decía Elena Vozmediano en su crítica, “las contaminaciones entre fotografía y pintura en la segunda mitad del siglo XIX. Y gracias a ello disfrutamos de la ocasión única de admirar en directo las creaciones de algunos de los grandes fotógrafos franceses de la época”. La muestra propone una original mirada a las bien conocidas obras de Cézanne, Manet, Renoir o Degas y analiza con fortuna cómo la cámara modificó el modo en que los pintores encuadraron la realidad, entendieron los efectos de luz e incorporaron una novedosa temporalidad: el instante.