Image: Alberto Anaut: Tenemos que sacarle partido a la cultura

Image: Alberto Anaut: "Tenemos que sacarle partido a la cultura"

Arte

Alberto Anaut: "Tenemos que sacarle partido a la cultura"

El presidente de La Fábrica y fundador de la mítica revista Matador celebra 20 años de la empresa de gestión cultural y de la publicación

28 enero, 2015 01:00

Alberto Anaut. Foto: Luis de las Alas

Alberto Anaut (Madrid, 1955) es nuestro hombre orquesta de la cultura. Desde su despacho de la calle Verónica, en pleno barrio de las Letras madrileño, preside una de las mayores empresas de gestión cultural de nuestro país. Desde luego, una de las más activas. Tienen revistas, festival de fotografía, editorial, escuela de gestión, proyectos de cine, de ocio, de música. Alberto Anaut le da a todo lo relacionado con la cultura y la comunicación. "La cultura es nuestra forma de expresarnos y la comunicación debe de estar grabada en el ADN de cada uno de nuestros proyectos", asegura.

Aunque no hay semana que la agenda cultural no venga señalada con alguna actividad de La Fábrica, esta vez es especial. Hoy se presenta Matador Q, último número de la original revista que, aparecida en 1995, cumple además 20 años. Fue su primer proyecto, nacido a los pocos meses de la fundación de la empresa. Gestada en casa de su madre donde, con un reducido grupo de estrechos colaboradores, dio forma a uno de los proyectos más personales de La Fábrica. 19 números especiales, con las colaboraciones de prestigiosos nombres desde Vicente Todolí a Ferrán Adrià, De Enrique Vila-Matas a Miquel Barceló. Hoy Robert Pledge, fundador de la reconocida agencia Contact Press Images y el fotógrafo Joan Fontcuberta presentan el número Q.

"Empezamos a trabajar en Matador en casa de mi madre. Todavía no se llevaba hacer cosas en garajes como los de Silicon Valley. Después compartimos una oficina en la calle Padilla con el arquitecto Manuel Serrano que nos alquiló parte de la suya. Tampoco entonces existía el concepto de coworking, pero eso era. Desde aquel piso precioso organizamos PHotoEspaña. Éramos ocho personas". Y es que el famoso festival de primavera que hoy llena de fotos la programación del mes de junio y, de paso, todas las revistas y suplementos culturales, fue su siguiente paso.

Desde el principio Anaut, que es un hombre con las ideas muy claras y que no se anda por las ramas, quiso un proyecto en el que implicar a la sociedad, "una plataforma civil, no una empresa públicamente subvencionada". Para ello requerían involucrar a muchos y tampoco la participación de las empresas en este tipo de proyectos era algo habitual entonces. "Al principio fue un tanto desolador, pocos creían en el proyecto y no veían claro eso de programar todos a la vez fotografía. Yo pensaba ‘por qué no va a salir bien si lo que hacemos es algo más que la suma de las partes'". Tenaz, cuando no cabezota, lo consiguió.

El mundo de la cultura tiene una gran relación con la publicación en papel. Hay que dar esa batalla"

"Compramos con ayuda de un banco el local de la calle Alameda" -hoy galería de arte, librería y restaurante, todo ha sido diversificar-, y de ahí a Verónicas (casi enfrente) donde hoy trabajan unas 50 personas y coordina una red de colaboradores de otras 200. Un equipo joven que a lo largo de estos 20 años ha presentado más de 100 proyectos para 300 clientes en 40 países. Actividades que han merecido 30.000 reseñas en prensa nacional e internacional. Hasta ahí las cifras. ¿Le abruman? "Sólo son titulares, hay que entrar en el texto". Pues entremos.

Cercano y afable, Alberto Anaut ha sido pionero en casi todo. Además del festival de PHotoEspaña que montó cuando el mundo de la fotografía en España era un erial, ha puesto en marcha una revista literaria, Eñe, un festival de cotometraje online, Notodofilmfest, una escuela de profesiones artísticas con el Círculo de Bellas Artes, SUR, otra de fotografías con el Centro de Alcobendas, PIC.A, una editorial... "La mejor garantía es que tenemos varios proyectos que van camino de los 10 años", señala. Aunque alguno se le ha quedado por el camino, como "una colección literaria que se llama Novela corte y me encantaba, o una revista vinculada a nuestra web de hoteles, Room, de la que salieron 6 o 7 números". Y es que si no hay mercado, tampoco hay que empeñarse.

La Fábrica tiene proyectos muy diferentes de concepto y de escala. Aunque si por algo está dispuesto a luchar Anaut es por el papel. "Ahora mismo pelear en el mundo de las revistas y del papel en general tiene mucho mérito. Nosotros somos extremadamente beligerantes en este aspecto. Creemos que el mundo de la cultura contemporánea tiene una gran relación con la cultura escrita y publicada en papel y no estamos dispuestos a no dar esa batalla. Estoy absolutamente convencido de que vivimos una moda de no papel y desde La Fabrica vamos a luchar para lo que es una moda no sea una obligación. El día que perdamos la cultura publicada, la cultura del papel, vamos a perder muchas más cosas que no poder publicar un libro o una revista".

Pero sin duda de lo que más orgulloso se muestra el presidente de esta gran empresa que hoy es La Fábrica es de los proyectos cruzados. "Matador lo hizo desde el primer momento, enseguida tuvo un cuaderno de artista, unas fiestas fantásticas, un vino, y hoy tiene un club", cuenta. "Se trata de proyectos en los que la mirada no es tan sectorizada, es más cruzada, trasversal. Eñe es otro ejemplo: una revista que dio origen a un festival y ahora un web actualizada a diario. Las ofertas estancas ya no existen. Igual que no concebimos un museo sin tienda. Vivimos en una sociedad de consumo y podemos entender al público de un modo más completo".

20 años de cambios

Fachada de La Fabrica

-Claro que, igual que España, la concepción de la cultura ha cambiado mucho desde aquel Matador A hasta hoy, ¿hacia dónde?
-La cultura era una donación pública hacia el ciudadano y ahora mismo la cultura es una actividad en la que los ciudadanos tienen muchísima importante y no solo como receptores si no también como promotores. La cultura hoy es una necesidad que no se reconocía. Aunque también la crisis ha puesto d manifiesto hasta qué punto a los gobiernos les interesa la cultura. Tenemos que ser muy críticos hacia esa mirada hipereconomicista que nos obliga a elegir entre la sanidad y la cultura. La cultura ha tomado un papel indiscutible en la sociedad, pero no tanto en los presupuestos generales del estado.

-Y aquí entraría la ansiada ley de mecenazgo...
- Sí, creo que las nuevas medidas fiscales contrarrestan en parte la falta de apoyos, aunque quizá no tenga que ser una ley de mecenazgo. En este sentido me gusta Inglaterra, que tiene muy pocas leyes y las cosas funcionan. Entre tener una ley de mecenazgo que no funcione y unas medidas que se puedan aplicar pues quizá sea mejor quedarse con las medidas.

Eso es lo que falta y si hablamos de lo que sobra pronto aparecen los contenedores vacíos de contenido, tan típicos, desgraciadamente, de nuestro panorama cultural. "En Madrid, por ejemplo, me gustaría que la ciudad tuviera menos contenedores culturales y mejores contenidos culturales. Algunas instituciones han hecho obras pero no las han dotado de contenido. Sitios tan magníficos como Conde Duque viven renqueando. Aquí se paga sin problema una obra y luego no hay un presupuesto para que haya una charla".

A Wert le pediría una buena ley de educación. Por ahí empieza todo y es el drama de este país"

Hablando con Anaut da la sensación de que la cultura como negocio es posible. "Claro que sí", asegura. "Los editores de libros ganan dinero, los productores de una película de existo ganan dinero, los programadores de conciertos de jazz ganan dinero, el festival de Benicassim ganará dinero. Pero la cultura tiene que tener un precio, que el lector o el espectador está acostumbrado a pagar, por cierto. Las galerías de arte tienen que ser rentables. Al mismo tiempo creo que no es el sector para pegar pelotazos, aunque sin duda los productores de Ocho apellidos vacos habrán ganado mucho dinero. Ojalá se lo gasten en hacer más películas aunque no en todas ganen tanto dinero".

-¿En España existen los mimbres para una industria cultural fuerte?
-Pues no. Pero, ¿de qué hay mimbres suficientes en este país? Aquí la industria de base ha desaparecido. No encuentras un taller donde te hagan un componente específico. No se dan las circunstancias. Tenemos unos buenos creadores poco internacionales. Los autores españoles que hacen mundo son limitados, a nuestro cine le cuesta trabajo salir fuera de España, a nuestro arte también. Nuestras orquestas ni te cuento, bastante tienen con tocar aquí... Y falta un sistema de promoción organizado públicamente que se eficaz, algo que parece haber iniciado Acción Cultural Española (AC/E) con el programa PICE, por ejemplo. Nos falta un apoyo a una organización, y que eso tengo valor en nuestra sociedad. Que todo el mundo le saque partido a la cultural.

Acabamos con una petición, para el ministro de cultura, claro: "Una buena ley de educación que por ahí empieza todo y el drama de este país es la educación. Ya vendrá la cultura detrás".