Arte

El Prado rescata a Martín Rico

30 octubre, 2012 01:00

Pintor poco representado en las colecciones españolas (a excepción, claro está, del Museo del Prado), Martín Rico (1833-1908) fue pionero en la introducción del paisaje realista en España. Trabajó durante más de cuarenta años en París y Venecia y de ambas ciudades supo captar su belleza. Durante estos viajes conoció a artistas europeos de la talla de Pisarro, uno de los primeros impresionistas, o Daubigny, paisajista francés de la escuela de Barbizon, y su perfil cosmopolita le otorgó más éxito fuera que dentro de nuestro país.

Por todo ello es importante la exposición que acaba de inaugurarse en el Museo del Prado y que puede verse hasta el 10 de febrero de 2013. Organizada conjuntamente con el Meadows Museum de Dallas, donde se expondrá a partir del mes de marzo, y comisariada por Javier Barón, jefe del departamento de Pintura del Siglo XIX de Prado, la muestra es la primera monográfica dedicada a Martín Rico con cuarenta pinturas que se exponen junto a un numeroso conjunto de acuarelas, dibujos y cuadernos. A la docena de óleos de la colección del Prado se unen aquí obras del Metropolitan Museum y de la Hispanic Society de Nueva York nunca antes expuestas en España.

La exposición, ordenada cronológicamente, permite al espectador acercarse a todas las facetas de la trayectoria de Rico, desde sus inicios en el paisaje hasta las vistas venecianas, seguramente las más reconocidas de entre sus trabajos, realizadas a partir de 1873 y hasta su muerte. Entre las obras expuestas destacan Torre de las Damas en la Alhambra de Granada, del Museo del Prado, perteneciente a su época en Granada donde coincidió con Mariano Fortuny, decisivo en su carrera; El Sena en Poissy, que refleja su paso por París, y Santa Maria della Salute, Venecia, el último óleo de la exposición. Además de los cuarenta cuadernos de dibujos de la colección del Prado, adquiridos en 2007, que acompañan a los cuadros de la exposición, invitan al espectador a comprender su proceso creativo y a apreciar su faceta de dibujante.