Image: Ensaladilla de arte ruso

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Arte

Ensaladilla de arte ruso

El centro Arts Santa Mònica de Barcelona acoge En un desorden absoluto, una gran exposición de arte ruso contemporáneo fruto de los Premios Kandinsky. El comisario Andrei Erofeev explica las claves.

14 junio, 2012 02:00

Dmitry Bulnygin: Hipòcrita, 2006


El Premio Kandinsky es el principal galardón para artistas rusos que ofrece el país que nació, hace cinco años, con el doble propósito de construir una escena artística local y de ofrecer una mayor visibilidad de ésta a nivel global. Siempre ha tenido una voluntad revolucionaria, y de ahí su nombre, el fundador de la pintura abstracta, récord en las subastas y uno de los mejores embajadores del arte ruso en el mundo. A Wassily Kandinsky recurrieron siguiendo el modelo de otros premios con nombres de artistas (Turner Prieze en Inglaterra, Marcel Duchamp en Francia, Vincent Prieze en Holanda, Joan Miró en España...), aunque ése no fue solo el motivo. La larga estancia del pintor en Alemania era un guiño al patrocinio del Deutsche Bank junto al grupo financiero IFD Capital.

Coordinado por la fundación cultural Artchronika, hoy es uno de los galardones más prestigiosos para el contexto artístico del país, que sobrevive al margen del poder político y las leyes del mercado del arte. No está vinculado ni a galerías ni a casas de subastas ni está presente en ferias. Cada año conceden dos tipos de premios, uno para proyectos a realizar durante un año (40.000 €) y otro para artistas emergentes (10.000 €); presentan una gran exposición de todos los artistas propuestos y cada dos, organizan una exposición internacional de arte contemporáneo ruso en otros países. Ya lo han hecho en Riga, Berlín y Londres.

A Barcelona llega hoy, celebrando esos cinco años de "revolución permanente", dicen. Es un de las pocas veces que el Arts Santa Mònica destina sus tres plantas a una única muestra que, en esta ocasión, reúne una buena selección de artistas destacables de las últimas cinco ediciones del premio, 36 en total. Cuatro de ellos aparecieron en la lista de los 10 artistas rusos imprescindibles que elaboró Daria Pyrkina, comisaria de Focus Rusia, país invitado en ARCOmadrid 2011: Irina Korina (1977), Dmitri Gustov (1960), Anatolii Osmolovsky (1969) y Pavel Pepperstein (1966).

PG, 'Poli derrotado', 2009

Confiesa Andrei Erofeev, uno de los comisarios junto a Jean-Hubert Martin, ex director del Pompidou y comisario de múltiples bienales y exposiciones, entre ellas la mítica Magiciens de la terre (1989), que no estuvo ese año en la feria el año pasado ni vio las exposiciones celebradas de manera paralela en Madrid, por lo que no puede valorar si tuvimos una imagen completa o no del arte de su país. "La representación de Rusia en ferias y bienales depende directamente de los gustos y las elecciones de los que organizan el evento. A veces es correcta, pero en la mayoría de los casos es discutible", dice. En la escena global del arte "Rusia está prácticamente ausente", añade. "El arte ruso como imagen o fenómeno mediático no existe. La situación actual se podría concretar con una expresión del tipo 'Mongolia interior de Europa' o el 'No Man's Land europeo'. Pero entre artistas, críticos y comisarios, hoy todavía no existe el deseo de encontrar esta fórmula".

Erofeev está acostumbrado a provocar controversia y a que le ronde la polémica. Conocido es en el foro interno del arte como "el comisario de los escándalos". De su puesto en la Galería Estatal Tretyakov como responsable de la primera colección soviética de arte contemporáneo que inició en 1989 cuando creó una sección de arte contemporáneo en el museo de las Artes Decorativas y Aplicadas de la URSS, fue despedido, según el ministerio de cultura, por difamar la imagen de Rusia. El desencuentro concluyó con su condena por incitación al odio étnico por la exposición Arte prohibido, celebrada en el Museo Sajarov de Moscú: "La exposición documentó los primeros actos de censura postsoviética en 2006-2007 y fue censurada por argumentos totalmente falsos, como 'ser descortés con los sentimientos religiosos'. Se me juzgó como comisario con la misma inculpación con la misma inculpación, que me valió dos años de juicio y una multa", explica. De hecho, la que fuera dicha Galería Tretyakov es hoy un complejo de entretenimiento diseñado por Foster y el escándalo surgido por el despido de Erofeev fue considerado por muchos como una vuelta a la censura de antaño.

Blue Noses, 'Tiempo de compasión (policías besucones), 2005

El arte ruso contemporáneo, lo dice con el título de esta muestra, vive En un desorden absoluto: "Tras la caída del imperio soviético y del comunismo, busca de nuevo su identidad. Dicha identidad artística se ha manifestado a través de muchas formas que tienen poco en común entre sí (el icono religioso, la vanguardia, el underground conceptual...), excepto la posición en el espacio cultural internacional que podríamos llamar 'en el borde': al margen del imperio bizantino, en la frontera entre el mundo civilizado y la naturaleza virgen, a inicios de la nueva era comunista, en el underground soviético. Rusia es hoy más un limbo, una zona de incertidumbre, que una afirmación. La palabra clave en este momento histórico es caos", señala.

A pesar de las diferencias entre unos trabajos y otros, las imágenes reunidas en esta exposición, dice, dibujan un nuevo movimiento en el arte ruso que aún no tiene nombre: "La palabra 'estilo' no se aplica bien a la creación contemporánea, pero podríamos hablar de una actitud común en los artistas que consiste en aceptar y dar un valor estético a la experiencia espontánea y natural (bien sea de orden material, social o espiritual), al margen de los grandes proyectos y principios. A las diversas generaciones de artistas les une el fin de las referencias al pasado soviético y un deseo de hacer arte en los espacios públicos. Los artistas renuncian hoy al derecho soberano de la propia obra de arte, reclamando el derecho de que sea una mutación autónoma. La investigación más actual está en cómo salir del gueto y recuperar el contacto con la cultura internacional, cómo darse a conocer y superar el horizonte regional manteniéndose al mismo tiempo lo más cerca posible del contexto", explica.

Advierte el comisario que esta exposición no tienen un hilo, que es un caos. Sin norte ni sur. Una auténtica ensaladilla. Avisados quedan. Hasta el 29 de septiembre hay opción de probarla.