Image: Roman Signer

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Arte

Roman Signer

"Como artista, espero no estar completamente desfasado"

4 junio, 2010 02:00

Fotografía de Michael Bodenmann

Roman Signer parece un aprendiz de mago en cada uno de sus vídeos e instalaciones, que se caracterizan por una simplicidad desconcertante y por un resultado imprevisible. Un amor dadaísta por el absurdo, que ha llevado a sus explosiones a las tres grandes citas internacionales: la Documenta de Kassel (1987), el Skulpture Projekte de Münster (1997) y la Bienal de Venecia (1999). Ahora, llega al Matadero Madrid con una completa revisión de su trayectoria.

Roman Signer (Appenzell, Suiza, 1938) vive sin reloj y parece que, a sus 72 años, las agujas del biológico avancen al revés. Su espíritu sigue siendo igual de trepidante, épico y aventurero que el del protagonista de El enamorado de la Osa Mayor, de Sergiusz Piasecki, su libro de cabecera, un hombre un poco salvaje que vive al margen de todo, movido por la acción y la libertad. También las historias que cuenta Signer nacen del instinto y la liberación que da el hecho de no atender a horarios, ni calendarios, ni modas. Asimismo, de una biografía marcada por haber vivido en una parte de Europa proclive a la observación de fenómenos devastadores, por las largas caminatas por la montaña con su padre, por los juegos fortuitos con los objetos de metal que le prestaba su abuelo, por los experimentos con explosivos a los que le instaba su tío, jefe de bomberos, con los petardos de su pequeña tienda...

Roman, el soñador
Siempre curioso y soñador, así le llamaban en el colegio, Roman Signer es como el Buster Keaton del arte: igual de inconsciente a la hora de encarar situaciones de riesgo. Su trabajo es un amplio registro de acciones seducidas por el accidente: "Las explosiones son una exploración de las leyes y los comportamientos de las fuerzas de la naturaleza en interacción con la fragilidad humana. Tal vez sea una coincidencia, pero empecé a grabar en el mismo momento en que empecé a trabajar con explosivos. Entonces, no sabía nada de cine. Justo me acababa de comprar una Super 8 y un proyector. Las primeras cosas que grabé fueron explosiones de objetos, que tenían para mí un valor escultórico".

-Así pues, ¿es usted escultor?
-Hay quien dice que trabajo con la acción y la performance. También, que soy un artista objetual, un fotógrafo y un dibujante, o que lo que hago son instalaciones. Todo eso es cierto, y no lo es al mismo tiempo. Antes, siempre decía que era escultor. Tal vez la gente lo ha interpretado demasiado. Pero, por otra parte, mi formación es la de escultor, aunque yo me considero un científico y un aventurero.

-En sus acciones todo sucede en un fragmento de tiempo muy breve. ¿Qué papel juega la fugacidad para usted?
-Me interesa lo efímero porque es una forma de tiempo que me intriga. Además, hay algo de trágico, algo que pasa y se acabó. Me gusta la fuerza, la velocidad.

-Entonces, ¿lo suyo es un juego de expectativas?
-Imaginar lo que puede llegar a suceder es lo emocionante del arte. Aunque no me decepciona si algo no sucede del modo que lo imagino. Al contrario, eso me da nuevas ideas.

-Hablando de ideas, ¿de dónde salen?
-Llegan sin más y en cualquier momento. Da igual si estoy acostado en la cama o en la bañera, si hago senderismo o ensayo un experimento. El azar es importante, así como el suspense y la incertidumbre.

-Cuando aparece en sus obras, ¿qué papel representa?
-No aparezco de una manera exhibicionista ni como el típico performer que toca la flauta durante horas, haciendo un poco de humo aquí y allá. Lo que yo hago no es arte escénico. Más bien realizo un proceso de iniciación. A veces de sufrimiento, a veces de limpieza.

-¿Es eso el arte para usted?
-Para mí el arte es el silencio tras una explosión. Algo inmenso y espeluznante.

Energía positiva
-Elementos como el agua, el aire y el fuego son sus fuerzas matrices y, la energía, el centro de su trabajo. Los objetos con los que trabaja (bicicletas, botas de agua, paraguas, canoas...) dependen especialmente de ella. Háblenos de su fascinación por los objetos.
-Me gusta su función múltiple, las muchs posibilidades que ofrecen, aunque no en el sentido de los objets trouvées de Duchamp. No me interesa presentar un objeto y decir: "esto es arte". En mi obra, los objetos tienen siempre una función y una estrecha relación conmigo.

-También una relación especial hay con las 10 películas en 16 mm. y su nueva intervención en el espacio de Matadero.
-El hecho de que el espacio de Matadero se quemara en un incendio, me llevó a pensar en una gran instalación con diez de mis trabajos anteriores que tienen que ver con el fuego, los cohetes y las explosiones. Además, en el pasillo que conduce al centro de la sala, realizaré un nuevo trabajo titulado Postman, donde colocaré paquetes de postales amarillos, sobre los que caminaré con unos zapatos de buceo antiguos muy pesados.

-Una situación bastante surrealista. ¿Cree que su trabajo sigue siendo actual?
-Pues no sé...¡Espero que sí! Como artista espero no estar completamente desfasado.