Image: Roman Ondák

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Arte

Roman Ondák

Galería gb agency, París. Del 25 de abril al 20 de junio.

25 abril, 2009 02:00

Fluid Border (2009), de Roman Ondák. Foto: Rebecca Fanuele

Roman Ondák presenta una nueva entrega de sus reflexiones socioculturales en torno al espacio expositivo. A partir de la próxima semana le veremos también en Venecia.

No es, en principio, gb agency una de las grandes galerías parisienses pero su artista Roman Ondák (Bratislava, 1966) sí es uno de los talentos más firmes de la generación de artistas europeos nacidos a mediados de lo sesenta. Su aparición en el panorama internacional ha sido relativamente tardía pero desde su irrupción, el ascenso ha sido meteórico. Ondák participó hace un par de años en la excelente exposición titulada El Museo como medio, organizada por el MARCO de Vigo y Koldo Mitxelena de San Sebastián. La muestra versaba sobre cómo la propia institución podía erigirse en soporte de trabajos artísticos. Una de las aportaciones de Ondák a la exposición, que también puedo verse más tarde en la Bienal de Shanghai de 2008, fue un proyecto en el que, a petición de los visitantes, los miembros de seguridad o los bedeles del centro fijaban la altura y el nombre de aquéllos. Al final de la exposición, una gran mancha ocupaba el friso central de la sala con un palimpsesto que marcaba, de un modo poético, la vida de la exposición según sus visitantes. La galería gb agency presenta ahora, a las puertas de la inauguración de la Bienal de Venecia, donde Ondák tendrá un gran protagonismo al ser el representante del pabellón de Chequia y Eslovakia, la pieza Fluid Border, realizada este año. Una pequeña manguera transparente situada en el suelo de la sala recorre el contorno completo de ésta, saliendo de un pequeño orificio en el muro y desapareciendo por otro. El trabajo tiene una doble lectura. La primera es una evidente reflexión sobre el espacio expositivo, un examen de sus contornos y sus cualidades arquitectónicas, que permanecen impasibles ante la sucesión de exposiciones de muy diversa índole. Pero la segunda, de mayor calado metafórico, sugiere una investigación sobre el lugar que ocupa la galería de arte en el universo artístico, sobre lo que aquí ocurre y lo que ocurre en su exterior, sobre el hecho, en definitiva, de que los artistas preparen concienzudamente proyectos que son presentados en la galería de arte en lo que constituye un desnudamiento del artista. Ondák plantea un fluir que elimina las fronteras espaciales pues sabemos que el agua sigue corriendo en la manguera aunque nosotros no podamos verla. El arte y la vida real, esto es, lo cotidiano, suelen ir de la mano en muchos de los trabajos del eslovaco. Algunos recordarán la cola ficticia que el artista organizó en la feria de arte Frieze. Ondak logra verter en un mismo plano nociones pertenecientes a campos tan diversos como el arte, la historia, la economía o las experiencias personales. En acciones y puestas en escena de una aparente sencillez logra entreverar discursos que, a su vez, generan otros, críticos y novedosos. Recuerda, en muchos trabajos, a esa estética de lo no tangible, performativa y efímera, que las más de las veces no deja rastro alguno y abre, así, el camino a nuevas y necesarias estrategias en el dominio del coleccionismo (La Tate adquirió las colas de Frieze). Ondák, junto a Tino Sehgal, uno de su cómplices directos, y otros artistas, es precursor de esta deriva.