Image: Rafael Doctor

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Arte

Rafael Doctor

“El MUSAC se ceñirá al presente con todas las consecuencias”

24 marzo, 2005 01:00

Rafael Doctor. Foto: Mercedes Rodríguez

El 1 de abril se inaugura el MUSAC de León, un proyecto que, a pesar de la creciente proliferación de museos y centros, no tiene par en España. Su director, Rafael Doctor, ha hablado con El Cultural sobre las características del museo, las novedades que aportará al escenario artístico español.

Desde que fuera responsable de la programación de la sala de exposiciones del Canal de Isabel II hasta la inminente inauguración de su penúltimo proyecto, la dirección del MUSAC, han pasado más de diez años en los que Rafael Doctor (Calzada de Calatrava,1966) no ha abandonado la primera línea de fuego. Hoy, en una cafetería madrileña, ciudad por la que siente una pasión desmedida, habla con entusiasmo de un Museo que aportará grandes novedades al escenario artístico español.

-¿Cuáles son las claves del MUSAC?¿Con qué espíritu nace?
-Nace principalmente con la pretensión de ser un Museo del presente. Cuando la Junta de Castilla y León decide poner en marcha este proyecto no cuenta con una gran colección de arte que pueda sostener un museo de estas características, un museo de lo que podríamos llamar "principios del siglo". La idea de vincular el Museo con el presente surge a partir de la presencia de otras instituciones, en el ámbito castellano y leonés, que ya cumplen funciones museográficas esenciales dentro de la historia del arte español contemporáneo, como es el caso del Patio Herreriano o el CAB. Nuestro modelo consiste en analizar el presente pero no como centro de arte, sino como práctica museística. En este sentido la colección va a ser el núcleo central de las actividades que se realicen en el MUSAC. Hacer una colección muy directamente enfocada hacia el presente es una apuesta novedosa en el panorama español. Las obras que hemos comprado tienen como fecha más temprana el período entre 1989 y 1992 y llegan hasta la actualidad. Creamos una colección del presente que, lógicamente, será, en el futuro, una colección del pasado. En los diez años que tardará en gestarse esta colección se sucederán diferentes "entregas" hasta su finalización en 2012. Como novedad, el MUSAC nace y crece de forma consecuente con una época.

-¿Se ha fijado en algún modelo concreto al idear este proyecto?
-Realmente no. Al pensar en este modelo nos basamos en necesidades específicas. Si habláramos de centro de arte nos fijaríamos en modelos como los de algunas Kunsthalles. Lo que nos interesa es acoplarlo a la situación no sólo regional sino también nacional.

-¿Es posible abstraerse de las referencias históricas a la hora de crear una colección del presente? ¿No le preocupa que el visitante sienta un vacío conceptual?
-En absoluto. Cuando te lanzas a un proyecto creo que lo más necesario es saber acotarlo. En ese sentido creo que hay muchos centros muy cercanos al nuestro que están haciendo precisamente eso, mostrar una perspectiva histórica. Una cosa es la parte educativa y otra muy distinta es la saturación de lo histórico, su repetición constante. Nosotros queremos ceñirnos al presente con todas las consecuencias, no despreciando el pasado pero tampoco centrándonos en él para justificar el presente. Apostaremos fuerte por la parte didáctica porque somos conscientes de que León es un lugar periférico sin mucha conexión con el arte contemporáneo y esto es una realidad que no podemos obviar. No vamos a dejar al espectador solo ante una instalación conceptual sino que le proporcionaremos apoyos didácticos para que pueda situarse.

-¿En un lugar en el que la colección tiene un peso tan importante, cuál va a ser la línea de exposiciones temporales?
-Ahora inauguramos una exposición con obras de la colección, llamada Emergencias que pretende plantear una pregunta clara: "¿Es posible el compromiso dentro del arte contemporáneo?". El resto de programación tiene diversas líneas pero con la colección como núcleo central. También propondremos exposiciones de autor con artistas que trabajen en torno al presente. La cuestión es hacer algo muy dinámico. Cada tres meses el museo cerrará quince días y abrirá con cosas nuevas, por tanto, el museo como tal no existe, no podrá existir hasta dentro de diez años. Inicialmente nos planteamos un proyecto en el que no haya nada permanente.

El peso del continente
-Hábleme del museo como arquitectura, el espacio en el que la firma del arquitecto es tan visible y que tantas veces compite con el contenido del museo.
-Es un tema complicado. En todo proyecto, el continente y el contenido deberían pensarse al unísono, pero en España desafortunadamente no ocurre eso. Nosotros no hemos tenido problemas porque, a pesar de ser un espacio duro, sabemos cómo adaptarnos a él y hacerlo vivo y que funcione. La relación entre arquitecto y museo es peliaguda en el sentido que éste acaba siendo la propia obra del arquitecto. Es algo que vemos en la totalidad de los museos españoles. En nuestro caso el diálogo debe funcionar sin problemas pues tiene espacios interiores interesantes. Y lo cierto es que los centros de arte contemporáneo son hoy la seña de identidad de una ciudad como antes lo fueron las catedrales.

-Señas de identidad de la ciudad y también del grupo político de turno… ¿Cómo convenció a los políticos para desarrollar este proyecto?
-Yo no lo creo así. El hecho de que Castilla y León tenga tantos museos nuevos responde a una compensación con el pasado. Castilla y León tiene un patrimonio histórico tremendo y por eso se quiere crear un nuevo equilibrio. Con respecto a la política debo decir que trabajo con gran libertad y en el momento que pierda esa libertad me iré. Mi propuesta para este proyecto era muy radical. Yo estuve en el Reina y me fui cuando dejaron de darme la libertad que necesitaba. Pasé a la Casa de América y cuando me llamaron del MUSAC planteé mi compromiso con el presente y olvidar las asignaturas historicistas. Llevamos años con exposiciones de vanguardia cuando la vanguardia no tuvo una incidencia real dentro del panorama español y además ya están demasiado asimiladas. ¿Por qué se siguen comprando incesantemente obras de Picasso y Juan Gris?, ¿por qué no se utiliza el dinero para otros fines? Con el dinero de una de estas piezas becas a cuarenta personas durante cuatro años.

-Lo cierto es que los precedentes de las injerencias políticas no son demasiado alentadores…
-Si se refiere a lo del CASA de Salamanca, yo fui uno de los primero en posicionarme contra aquello y firmé un manifiesto a favor de Alberto Martín. Fue un hecho lamentable en el que se puso de manifiesto la absoluta vulnerabilidad de los profesionales del mundo del arte contemporáneo.

Estrategias para reducir costes
-Cambiando de tercio, ¿qué le parecen estas nuevas estrategias expositivas como las de los centros que se unen para compartir las exposiciones?¿Piensa adaptarse a esta dinámica en algún momento?
-Las exposiciones que tenemos programadas son todas de producción propia. En principio nosotros queremos definir nuestra propia personalidad. Es más trabajo, evidentemente, pero queremos afianzarnos con nuestras propias producciones. La idea de compartir estas exposiciones por parte del ARTIUM, el MARCO y el Centro de José Guerrero me parece estupenda, es una forma inteligentísima de aprovechar los presupuestos tan escasos que se manejan en el arte contemporáneo y nosotros, probablemente, querremos adaptarnos a ellas en un futuro.

-Al hilo de la política de exposiciones, ¿qué debe ocurrir para que algunos de nuestros grandes museos, y me refiero al Reina Sofía, se introduzcan en una dinámica expositiva fructífera?
-Yo creo que es una cuestión de desidia, lo cual es muy preocupante. El tema del Reina no pasa por elegir a un director o a otro. Pasa por replantear el propio sentido de ese museo. El Reina tiene una responsabilidad muy grande que desde hace años no cumple. Es un problema de raíz. Un cambio de director provoca una nube mediática que se acaba evaporando pero las cosas acaban siendo siempre igual. El Reina debería estar a la altura de los grandes museos del mundo y no lo está y lo peor de todo es que no se le espera. No entiendo para qué sirven las ampliaciones si luego no se sabe qué hacer con ellas. ¿Para que quiero otro brazo si no sé qué hacer con él?