Image: Fernando Higueras

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Arte

Fernando Higueras

“La arquitectura va con treinta años de retraso respecto a la pintura”

15 julio, 2004 02:00

Fernando Higueras. Foto: Mercedes Rodríguez

Su obra confunde, su discurso hiere y, entre el delirio y el genio, su personaje todavía nos seduce. Fernando Higueras es, a sus 73 años, uno de los personajes más singulares de la reciente arquitectura española. Odiado y admirado a partes iguales por la crítica y por sus compañeros de profesión, habla en esta entrevista de su trabajo, de lo que se está haciendo en España y de sus perspectivas como arquitecto, consciente de que ha sido él mismo quien se ha ido cerrando puertas. Aunque así "soy multimillonario en tiempo", dice.

No hay tipografía ni signos de exclamación suficientes que plasmen en un escrito la voz de Fernando Higueras. Tampoco guión de una entrevista que soporte la avalancha de datos, anécdotas, proyectos y alabanzas que arroja la mente y boca de Fernando. A mitad de camino entre el genio y el loco, vive en un espacio de dos alturas completamente enterrado, un auténtico museo con proyectos, fotos de maquetas, programas de conferencias, pinturas propias y ajenas, libros, esculturas, dibujos, croquis… En uno de los días más calurosos de julio, nos demuestra que estamos a 23 grados sin aire acondicionado.

-Con toda esta historia profesional, ¿como definiría hoy su trabajo?
-Siempre me opongo a hacer lo que la gente quiere que haga. Por eso nadie quiere saber nada de mí ahora. Escuchas por ahí: "Higueras estaba bien cuando hizo la residencia de artistas". Esto yo lo propuse cuando Mies van der Rohe hacía sus cubitos. Menos es más, decía, ¡nada de eso! Menos es menos y más es más. Oíza al verme salía corriendo, porque yo me metía con él cuando afirmaba que no era moral -la gente que habla de moral es sospechosa- que no se hiciera la arquitectura de Mies van der Rohe. Siempre he llevado la contraria. ¿Hay que hacer esto? Pues mira lo que hago, mi residencia de artistas. Pero claro, esto es ahora lo que a la gente le gusta. Cada pieza tiene diez metros cuadrados y se dividen en ocho partes, cada una. Pero dependiendo de cómo las cortes obtienes una forma u otra; una planta y un alzado. ¡Imagínate que esto es un mineral! Todas las piezas son diferentes, con huecos, se generan patios… y las habitaciones siempre con luz rasante.

»Si coges una cartulina y la pones de pie, se cae. Pero si esa cartulina la doblas, dándole cierta curvatura, coge rigidez y ya no se desploma. A esto se añade que si haces los muros un poco curvos y resulta que se trata del estudio de un pintor, la luz entrante no hace brillar de forma molesta el cuadro. Este edificio vale la pena estudiarlo.

-Estas maquetas y plantas, con una estética que contiene una carga plástica enorme y que nos parecen muy en línea con ciertas arquitecturas de la actualidad, están muy lejos de la forma de pensar de sus últimos proyectos, por ejemplo la Iglesia de Pozuelo.
-Con la iglesia me volví figurativo. Lo otro me sale con una gran facilidad y no quiero proponer eso ahora. Ya lo hice en los años sesenta, cuando Mies iba predicando por ahí, pero ahora que todo el mundo está haciendo este tipo de arquitectura me niego a realizar algo sobrepasado cuarenta años antes. Mira, ahora me voy a presentar a un concurso en el que piden un edificio representativo. Quieren un hito y van a tener otra ciudad y otro paisaje. Estamos haciendo una estructura con cables metálicos al modo de mi querido Santiago Calatrava, al que yo adoctriné y que ahora critican porque es un arquitecto e ingeniero buenísimo. Santiago Calatrava trabajó en mi estudio. Le han hecho académico y no tiene canas. Es un fenómeno. Félix Candela también estuvo aquí. Se metió en mi estudio porque estaba interesado y permaneció casi 18 años sin que nadie se enterase. ¡El mejor arquitecto español vivo en mi estudio! Todavía me mandan muchas cartas desde distintas partes del mundo, provenientes de gente particular y revistas, que no saben que falleció y en su tarjeta viene la dirección de mi estudio.

»Respecto a la iglesia, un sacerdote me encargó una iglesia moderna, en hormigón y con los doce apóstoles como doce cuñas, todo muy moderno. Pero ese modernismo tiene setenta y cinco años. He construido una iglesia con forma de iglesia, en planta de cruz y con arcos por todas partes. Esto va a gustar mucho en el siglo XXII, porque van a estar hartos de tonterías. Es bonito trabajar el ladrillo, y además barato.

-¿Ve en los arquitectos que hoy están reconocidos de forma general una falta de convicción por las decisiones tomadas e ideas desarrolladas?
-La asignatura más importante de la carrera es el cuento. Si no encuentras un cuento no tienes nada. El cuento que tienen los que triunfan con cuento. Hay excepciones de los que triunfan sin cuento. Por ejemplo Santiago Calatrava, y mira que habla mal y tímidamente, pero es un arquitecto que no lo necesita. Le Corbusier, a pesar de lo mal arquitecto que era, ha sido el primer propagandista genial de la historia del arte moderno, porque de cada obra hacía cinco libritos.

Dos torres transparentes
-En su propuesta para el Memorial de Nueva York, vemos un antecedente al proyecto del concurso en el que esta inmerso, por escala, monumentalidad y carga simbólica y de significado.
-Es cierto. Se lo he mandado a Tusquets entre otros y todos me han felicitado afirmando que es la mejor solución. Me han mandado varias cartas desde el extranjero para publicarlo, es muy buen proyecto. La gente de Nueva York lo que echa de menos son las siluetas de las dos torres. Yo construyo las dos torres con las mismas dimensiones, 63.5 x 63.5 de planta y la misma altitud, pero translúcida y transparente. Sin cristales, para que se pueda ver a través de ellas las nubes, el cielo de Nueva York. Esto se consigue realizando unas paredes gruesas formadas por barras de acero inoxidable conformando tetraedros. La estructura del diamante. ¡Es indeformable! Puede soplar un tifón y la estructura no se moverá porque pasa a través de él. Bajo las siluetas de las torres construyo un jardín que gira alrededor de un espacio bañado cenitalmente por un gran óculo.

»Otro problema que tenían las torres eran sus dimensiones en planta y, sobre todo, que la sombra que proyectaban sobre la ciudad era al amanecer de kilómetro y medio. Las mías no dan sombra. En revistas de arquitectura no me publican, pero sí en las de hostelería. El mayor monumento a la muerte y bajo él la vida. ¡Qué proyecto!

»El cubo de Chillida. 50 x 50 x 50 m. en una roca de piedra Pómez. La piedra que extraes la vendes y conviertes la obra en una cantera enorme. En vez de pagarla te enriqueces. Además dejas un espacio sin vigas, con un par de agujeros. Minimalista, pero a lo bestia, porque un cubo en sí no es nada, pero si un cubo tiene una dimensión enorme es otra cosa. Un retrato de una cabeza de dos metros por dos metros es impresionante, no lo es tanto si su tamaño es el natural.

-Siempre le ha gustado identificarse como un artista, incluso ha preferido rodearse de ellos antes que de sus propios compañeros.
-Para tener ideas no hace falta ser arquitecto, hace falta cabeza. He tenido muy buenas relaciones con grandes artistas de todas las disciplinas. Andrés Segovia me dijo en una ocasión que tenía una gran musicalidad y talento. Me ofreció una beca para una escuela de Siena y estudiar con él todos los veranos, pero a pesar de que a mí lo que me gustaba era pintar y tocar la guitarra, me esforcé en ser un buen arquitecto. Al transcurrir los años le hice una casa gratis. Ahondando en mi vanidad. En una conferencia dijo Paco Nieva: "Fernando Higueras es mucho más que un genio. Es un creador y un descubridor de genios, lo ha hecho con Manrique, con Antonio López y conmigo mismo".

-En sus edificios, la presencia y el ritmo establecido por una potente estructura ha sido clave para el éxito de una gran serie de proyectos, como las viviendas con vigas prefabricadas de hormigón o el centro de restauración.
-En un edificio, como en un niño, se desarrolla todo a la vez, la cabeza, las extremidades, el tronco. Lo que no se hace es un bodrio y luego se le introduce una estructura. Un arquitecto como Coderch nos enseñó el edificio girasol y lo explicó todo. Yo, con ganas de polemizar, pregunté por la estructura respondiendo a Coderch que en su edificio la estructura fue la gran sacrificada, hizo unas formas y un ingeniero metió los pilares donde pudo. Al menos era un caballero sincero.

»¿Cómo voy a hacer algo informalista a estas alturas de la vida? ¿Algo que se asemeje al Guggenheim? Hace 45 años el 90 % de la pintura en las Bienales y exposiciones importantes era informalista. Ahí estaban mis amigos como Saura. Lo que pasa es que la arquitectura va con treinta años de retraso respecto a la pintura. El Guggenheim es un mal edificio expresionista e informalista, donde la estructura no tiene que ver con nada de lo construido. La arquitectura es más que construcción, pero también es construcción. Lo mismo que en arquitectura hay que volver a la figuración, tiene que pasar lo mismo en música.

El apoyo de los arquitectos
-A pesar de que en este momento afirma haber perdido el reconocimiento que antes se le otorgaba, ha contado con el beneplácito de importantes arquitectos, que han realizado muy buenas críticas sobre proyectos y obras suyas.
-A Cesar Pelli le gustó mucho el edificio de oficinas de Serrano. Es el único edificio de oficinas del mundo con aleros y sin falso techo. Permite gastar mucho menos en la climatización del edificio. No vas a ver un hormigón mejor acabado.

»El poblado de la UVA de Hortaleza lo declararon el más humano de todos los proyectos presentados, unos 2.300 poblados, al X Congreso de la UIA, con Le Corbusier, Louis Kahn. Todas las casas llenas de vegetación y con aleros. ¿Por qué quitan los aleros? Un alero en una casa en verano cubre la casa, mientras que permite el calentamiento de la misma en invierno.

-¿Con 73 años y una energía desbordante, cómo aborda su presente profesional?
-No tengo encargos ni clientes y no me conoce nadie. Soy consciente de que mi enemigo más duro he sido yo. La vida que tengo y decir lo que digo tiene un precio que es no tener trabajo. Pero soy multimillonario en tiempo.

Fernando Higueras
Fernando Higueras (Madrid, 1930) es único como arquitecto y persona. Comienza sus obras a principios de los 60, y desde entonces, siempre a contratiempo, ha trabajado los mismos temas, lecturas personales de la naturaleza y la geometría. Su trabajo fue muy reconocido y alabado y actualmente olvidado. Proyectos co mo el Centro de Restauración, la popular "Corona de Espinas" (Madrid, 1965) o el Colegio Estudio se encuentran dentro de las más importantes obras de la reciente arquitectura española. Arquitecto en estado puro, actualmente está entregado a la figuración arquitectónica.