lucía carballal

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El Cultural

Lucía Carballal: “Espero que la vuelta al teatro sea una celebración, pero sin olvido”

Venía de tres años escribiendo a toda velocidad, ahora recupera el impulso con una nueva obra, 'Los pálidos', y con los capítulos de una serie a partir de 'Las bárbaras'

17 junio, 2020 05:24

Superado el bache anímico y la saturación de incertidumbres que, como a todos, se le vinieron encima en el confinamiento, Lucía Carballal (Madrid, 1984) se conjuró para que ese periodo traumático no resultara un paréntesis baldío. Y se puso a escribir. Y se embaló. Y los proyectos que rumiaba en su mente iban cobrando forma en la pantalla del ordenador. Son muchos. Y variados. Primero, una obra de teatro, Los pálidos, en la que refleja los dilemas que la escritura genera en quienes la practican como profesión. Luego, sobresalen dos iniciativas que evidencian su carácter anfibio como autora. Por un lado, hacer una serie a partir de Las bárbaras. Y por otro, desarrollar Los temporales en un largometraje. “La intención es tener la maleta bien llena de historias cuando se dé el pistoletazo de salida”.

Pregunta. ¿Cómo se han vivido en su escritorio estas semanas distópicas?

Respuesta. Pues ha habido dos etapas muy diferentes. Al principio tuve un periodo de shock. Me costaba trabajar porque me afectaron mucho las nuevas preguntas sobre el futuro, el estado del teatro, lo sanitario... Luego ya me adapté y pude escribir mucho. Y ahora estoy deseosa de regresar a los teatros y también procesando todo lo que hemos vivido.

P. En Los pálidos vuelve a ocuparse del oficio de escribir y sus particulares circunstancias, como ya hizo en La resistencia. ¿Continúa profundizando en las mismas reflexiones o va por otro camino?

R. En los últimos años he escrito cosas muy diferentes, desde obras de teatro muy personales a series de televisión para un público muy amplio. Eso me ha dado mucho que pensar sobre la responsabilidad de los que colocamos ficciones en la sociedad; sobre si debemos cumplir una función pedagógica o no, sobre hasta qué punto la corrección política nos constriñe o es necesaria para no caer en la frivolidad de renunciar a la sensibilidad de determinados colectivos. Por ahí van los tiros...

P. La resistencia se articulaba a través de una conversación/discusión de una pareja. ¿Cuál es el planteamiento de Los pálidos?

R. Es un grupo de guionistas que reciben el encargo de escribir sobre un tema de actualidad, y se enfrentan a todo tipo de cuestiones sobre cómo abordarlo. Hasta aquí puedo leer...

P. Recuerda un poco al esquema de Las bárbaras, donde tres amigas se reunían en un hotel y conversaban sobre el feminismo y sus paradojas a partir de su propia experiencia.

R. Sí, en realidad todas mis obras ofrecen esa visión panorámica. Eludo la fórmula de filtrar mi opinión a través de un protagonista. Como autora, defiendo todos los enfoques de los personajes como si fueran propios, con el mismo esfuerzo técnico y narrativo y con la misma sensibilidad. Me pongo en el lugar del otro hasta las últimas consecuencias.

P. Es como lo que hace un abogado: defiende a su cliente con la mayor profesionalidad posible, al margen de la opinión que le merezca.

R. Yo intento distinguir entre simpatía y empatía. Puedo no tener ninguna simpatía hacia un personaje y sin embargo hacer un tremendo ejercicio de empatía hasta el punto de que el espectador pueda llegar a identificarse con algo que en principio rechazaba. Ese es el reto.

"El teatro grabado no es teatro. Está bien con fines de documentación pero ahora debemos recuperar el verdadero"

P. En La resistencia se adentró en territorios emocionales muy oscuros. Las bárbaras, aun abordando un tema delicado, estaba por el contrario llena de humor y piedad. ¿Cuál es el tono de Los pálidos?

R. Pues es pronto para decidirlo. Con el tiempo todos mis textos, aun tratando de asuntos espinosos y duros, tienen una apariencia ligera. Es algo queme sale quiera o no quiera. Cuando consigo ese contraste entre lo que se cuenta y cómo se cuenta es cuando me siento más satisfecha y más cómoda. Supongo que Los pálidos irá también en esa dirección.

P. Por cierto, está intentando transformar Las bárbaras en una serie, ¿no?

R. Sí, porque sentí cuando la estaba escribiendo que había imágenes que quería desarrollar y que me apetecía saber más de esas mujeres de entre 60 y 65 años que se plantean vivir una nueva juventud. Pero esto es de momento un proyecto privado que no he sacado al mundo.

Expansión cinematográfica

P. Otra ambiciosa iniciativa es convertir en un largometraje Los temporales. Tiene sentido porque fue la obra con la que sintió que su escritura también podía abrirse al cine. ¿Cómo lo notó?

R. Escribí los primeros esbozos en Berlín, en 2011 y 2012, bajo los efectos de la crisis financiera, cuando sufrimos circunstancias que ahora vuelven por desgracia: la precarización, la sensación de que no estás en disposición de reclamar nada... Cuando pensaba en la oficina en que sucedía todo empecé a imaginármela con distintas luces, en diversos momentos del día, visualizando las estancias comunes, los personajes en sus casas... La obra se expandía en mi cabeza. Fue así, y por eso desde su origen empecé a considerar la opción cinematográfica.

P. Hablando de pantallas, ¿cree que el streaming teatral mantendrá su ritmo al término de esta situación inédita?

R. No lo tengo nada claro. No sé hasta qué punto la gente se ha familiarizado con esta fórmula y si mantiene intacta sus ganas de ver teatro en directo, que es la verdadera experiencia teatral. El teatro grabado no es teatro, porque este requiere el ritual de la reunión física. Esto lo digo sin fisuras. Aunque sí creo que se debe grabar con fines de documentación y pedagógicos. Y que es muy útil si quieres ver algo de fuera, del National Theater de Londres, por ejemplo. La exhibición del teatro en pantallas tenía todo el sentido durante el confinamiento pero ahora debemos recuperar el verdadero.

P. ¿Y qué consejo daría para cuando volvamos a ocupar las butacas?

R. Hemos comprobado que el teatro es una experiencia privilegiada y el vacío que deja cuando nos falta. Espero que sea una celebración, claro, pero también espero que no finjamos que no hubiera pasado nada. El instinto de supervivencia tiende al olvido pero como gremio, insisto, debemos procesar lo que ha sucedido y ponerlo sobre la mesa; todo lo que hemos aprendido y cómo eso transformará nuestro sector, esperemos que a mejor.

@albertoojeda77