Image: Jordi Soler

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El Cultural

Jordi Soler

"Monsiváis derribó la barrera entre la alta cultura y la cultura popular"

14 julio, 2010 02:00

El escritor Jordi Soler. Foto: Domènec Umbert

Participa en el homenaje que la Casa de América le dedica hoy su paisano y amigo Carlos Monsiváis

Sonaban por el mundo los zapatistas cuando U2 fue dar uno de sus conciertos a México DF. Bono, muy interesado por el movimiento de Chiapas, pidió hablar con algunos intelectuales del país, y en concreto con Carlos Monsiváis. Jordi Soler fue testigo y responsable de aquel encuentro en el que el cantante se sorprendió durante casi dos horas con el conocimiento del escritor sobre el problema de Irlanda del Norte. Es un dato más de la sorprendente cultura de Monsiváis, autor recientemente fallecido e injustamente desconocido a este lado del mar y que hoy será homenajeado por amigos como Poniatowska, Jorge Volpi y el propio Soler en la Casa de América. Este último tuvo el privilegio de crecer como escritor con sus lecturas y su compañía (lo conoció cuando tenía 18 años y empezaba a "ensayar la escritura"), así que estos días aparca un instante sus propias novelas para preparar una antología pensada para acercar a los lectores españoles a este "intelectual poliédrico universal".

PREGUNTA.- ¿Qué dice de Monsiváis un colega y paisano?
RESPUESTA.- Fue el primer escritor verdaderamente importante que conocí, para mí hubo con él una educación sentimental muy especial, me dio una idea del oficio en el que me estaba metiendo. Por otra parte, estaba su pasión por los temas de la cotidianeidad, su respeto por la cultura pop. Era un escritor con muy pocos prejuicios a la hora de escribir, algo fundamental para los lectores suyos que luego nos convertimos en escritores. Era experto en música pop, cómic, cine... coleccionaba máscaras de luchadores, figuritas compradas en mercadillos y era un amante de los gatos. Fue un intelectual poliédrico universal.

P.- ¿Quiere rescatar alguna anécdota que ilustre su carácter?
R.- Una vez estaba buscando un libro en su casa y, al no encontrarlo, me dijo: "Vamos a la librería, que es más fácil". Estaba dispuesto a comprarlo otra vez, tenía una gran generosidad hacia un joven como yo, que quería escribir. Monsiváis siempre vivió en un distrito muy popular del DF, la Colonia Portales, un barrio bravo del que era el héroe absoluto. Había una gran inteligencia detrás de sus libros, algo que no es superficial, porque normalmente los libros son más inteligentes que sus autores.

P.- ¿Qué es lo que más admiraba de él?
R.- Su capacidad de alcanzar la alta cultura a través de la cultura popular. Era el último ensayista barroco que teníamos. Hace unos meses, cuando me puse a trabajar en la antología con la idea de seleccionar los textos que se entendieran en España, descubrí que esa prosa suya, muy del DF, muy chilanga es, en cambio, muy universal.

P.- En esa antología que sacará Debate trabajaron juntos. ¿Hasta dónde participó Monsiváis?
R.- Habíamos llegado ya al índice, pero la pena es que no la verá. Él tenía esa deuda pendiente de unir las dos culturas porque, como decía Alfonso Reyes, quien no conoce América Latina, no conoce España, y su obra analiza muy lúcidamente esta cuestión. Lo que yo busco es esa zona trasversal de sus textos.

P.- ¿Qué aportaciones señalaría como las más importantes para los lectores españoles?
R.- En primer lugar está la prosa, que puede aportar nuevos elementos a lo que se escribe en España y que tiene muchos temas universales, como la cultura de masas. Tiene también una galería de perfiles sociofilosóficos de personajes como Jorge Negrete, María Félix, Frida Kahlo, Diego Rivera o del mismo Bono y que son una lectura que el español puede hacer perfectamente. Y luego los ensayos. La suya es una obra vastísima, el cuento de nunca acabar, y encima un gran porcentaje no está publicado en libros. Tiene que venir un gran antólogo a recuperar todos sus textos de periódicos y revistas para tener una visión aproximada de lo que de verdad es la obra de Monsiváis, y espero que el boom que está habiendo tras su muerte ayude a que así sea.

P.- Cuando deje a Monsiváis volverá a sus libros. ¿Qué está preparando?
R.- Acabo de terminar una antología de Artaud, que surgió de una novela que estoy terminando sobre su paso por Irlanda y que saldrá el próximo año. Es un libro escrito desde este milenio en el que un diplomático que vive en Dublín va detrás del fuerte rastro que Artaud dejó allí. En mi narrativa no implica cambio, pero sí en el tema, pues mis tres últimas tres novelas tuvieron la guerra como telón de fondo.

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