Karpov, Kasparov y Putin, en un fotomontaje

Karpov, Kasparov y Putin, en un fotomontaje David Vicente

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Karpov vs Kaspárov, el diputado ruso contra el activista anti-Putin: la guerra llega al ajedrez

Las dos grandes leyendas de este deporte han retomado su histórica rivalidad, pero esta vez por el enfrentamiento bélico entre Rusia y Ucrania. 

28 febrero, 2022 03:00

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Anatoli Karpov y Gary Kaspárov son dos de los rostros más reconocibles del ajedrez. Probablemente, los dos mejores jugadores de la historia de este deporte o, por lo menos, dos de los elegidos de siempre. Su rivalidad ha sido mítica durante la década de los 80 y de los 90. Como grandes genios, pero también como personas temperamentales, llevaron sus enfrentamientos más allá de los tableros. 

Se convirtieron en dos maneras de entender este juego y casi la vida en general. Unas diferencias que con el paso del tiempo se han ido acentuando y se han ido agravando hasta el punto de convertirse en irreconciliables. Tanto es así que el fenómeno bélico que tiene pendiente a todo el mundo ahora mismo, la guerra entre Rusia y Ucrania, también les ha enfrentado. 

Los dos grandes maestros del ajedrez se vieron las caras en un total de cinco campeonatos del mundo. Sus registros asustan. Kaspárov domina la contienda con sus 21 victorias, pero Karpov es cierto que le sigue de cerca con 19 triunfos. Lo que marca el gran nivel de ambos y la igualdad existente son las 104 tablas que firmaron durante sus años de gloria. 

Ahora, ambos siguen jugando al ajedrez, aunque lógicamente no al ritmo que lo hacía cuando comandaban todos los ránking. Sin embargo, tienen otras funciones que les quitan más tiempo. Y ambos están relacionados con la política, aunque con posturas muy enfrentados. El ruso forma parte ahora de un núcleo muy cercano al presidente Vladímir Putin mientras que su enemigo, el nacido en Bakú, Azerbaiyán, se ha destapado en los últimos años como un gran opositor al régimen del dirigente que ha provocado esta guerra. 

El campeón de ajedrez Garry Kasparov .

El campeón de ajedrez Garry Kasparov . EFE

El peón de Putin

Anatoli Karpov hace mucho tiempo que no vive pendiente del tablero de ajedrez. Al menos, no tanto como cuando consiguió ser campeón del mundo durante 16 años consecutivos. Sus miras se ampliaron consecuentemente cuando encontró un lugar preferencial en la política rusa. Su idea era promocionar desde ahí un deporte al que había elevado a categoría de arte, pero con el paso del tiempo le ha sido casi inevitable alinearse con uno de los personajes más odiados en el mundo ahora mismo. 

Karpov es un actual diputado de la Duma Rusa y como tal está pagando las sanciones que desde la Unión Europea y desde todo tipo de instituciones se están imponiendo al estado soviético. De hecho, tendrá problemas para moverse por el territorio europeo en los próximos meses. A sus casi 71 años, el integrante del partido Rusia Unida vive una situación geopolítica que hacía mucho tiempo que no se producía. 

Quien llegara a ser durante varios años vicepresidente de la Comisión de Asuntos Internacionales, siempre ha tenido entre ceja y ceja seguir promocionando el deporte que tanto ama y que le llevó a forjar una disputa histórica contra Kaspárov. En sus años dentro de la Duma ha conseguido aprovechar su posición política para crear hasta 46 escuelas de ajedrez por todo el mundo. Alguna de ellas en España

Sin embargo, como todos aquellos que se han posicionado del lado de Putin, va a tener problemas para poder ejercer sus labores en el futuro. Las sanciones designadas por la Unión Europea prohíben a decenas de altos cargos rusos la entrada en territorio comunitario. Además, están vetadas algunas entidades financieras y el estado ruso tampoco puede operar en el mercado financiero europeo.

Estas restricciones afectan a un total de 351 miembros de la Duma y a 27 funcionarios de alto rango. Y uno de ellos es el mítico Karpov. Esta situación ha provocado que se avive su guerra contra su archienemigo Kaspárov, quien también se dedica ahora a la política. Sin embargo, en su caso se ha definido como un activista en favor de los derechos humanos y contrario al régimen de Putin. 

Anatoli Karpov.

Anatoli Karpov. Wikipedia

Jaque al rey ruso

La gran pelea de la historia del ajedrez ha vuelto. Sin embargo, ahora no se libra sobre una mesa. El tablero ha estallado y se ha convertido en un campo de batalla en el que Ucrania intenta sobrevivir ante la enorme amenaza de Rusia. Y ahí se han situado dos grandes representantes del ajedrez del pasado siglo. Cada uno en un bando diferente para resucitar un enfrentamiento que nunca ha estado muerto. 

Mientras Karpov tiene claro su bando al ser diputado del partido de Vladímir Putin, Gary Kaspárov no es que tenga mucha duda de cuál es su lado en la batalla. No es ruso y tampoco ucraniano, pero huye de todo aquello que tenga que ver con la figura del presidente ruso. Precisamente por mostrarse contrario a este ha llegado a terminar incluso en la cárcel en alguna ocasión. 

Hace unos días, Kaspárov hablaba en los siguientes términos de Putin a través de sus redes sociales: "Esta es la serpiente que el mundo libre anidó en su seno, tratando a Putin como un aliado, un igual, mientras difundía su corrupción. Ahora ataca de nuevo, demostrando que no puedes evitar luchar contra el mal, solo puedes retrasarlo mientras eleva su apuesta. Gloria a Ucrania". 

Un duro y contundente mensaje que venía a confirmar la tendencia que ha mantenido durante los últimos años. Ha dejado de lado, en cierto modo, su pasión por el ajedrez para adentrarse en la política y especialmente en la defensa de los derechos humanos. Algo que a Putin le queda realmente grande. Desde su residencia de Nueva York, intenta bajo sus ideales hacer un mundo mejor y en este caso no ha podido quedarse callado. Ha criticado la figura del presidente soviético y, de paso, ha reavivado su guerra contra su gran rival y casi enemigo. 

Kasparov ha recordado estos días que incluso llegó a pasar por prisión por manifestarse contra Vladímir Putin. Además, ha destacado que llegó a sentir una persecución contra él que le obligó a iniciar una huelga de hambre por miedo a que los alimentos que recibía estuvieran envenenados.

El legendario ajedrecista siempre ha defendido la postura de que el líder ruso no era un presidente al uso, propio de una democracia. Le ha definido como un dictador. Ahora, quien trabaja para ese dictador es el rival que durante muchos años estuvo al otro lado del tablero, intentando batirle en unos duelos que hicieron historia para el ajedrez. 

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