
Los jugadores del Barça celebran la victoria en la Supercopa de España. EFE
Las claves de por qué el Barça golea al Madrid por segunda vez en tres meses: Flick tiene un plan y Ancelotti no reacciona
El alemán le volvió a ganar la batalla táctica al entrenador italiano como ya sucedió en el Clásico liguero disputado a final de octubre.
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El resultado de la Supercopa de España puede suponer un antes y un después en la temporada de Real Madrid y Barça. Los azulgranas salen fortalecidos tras estrenar su vitrina de títulos, mientras que la imagen ofrecida por el conjunto madridista en la final refuerza los motivos de quienes estén preocupados en el club.
El Real Madrid estuvo completamente desbordado en defensa y sin ser dueño del partido en ningún momento, los de Ancelotti estuvieron a merced de un equipo bien trabajado bajo la dirección de Hansi Flick. El alemán ha dotado a sus jugadores de unas variantes tácticas con la que conseguir imponerse a sus rivales.
Los azulgranas no sólo dominaron todas las parcelas del juego, sino que también hicieron gala del arma más poderosa que tiene el Real Madrid: el contragolpe. Los blancos se mostraron incompetentes durante todo el partido, incluso con un jugador más tras la expulsión de Szczesny no consiguieron generar peligro sobre el área rival.

Mbappé, desconcertado ante el quinto gol del Barça en el partido.
La llegada de Hansi Flick puede suponer uno de los impactos más significativos en el club. El alemán no tiene ese 'ADN Barça' que tanto se les reclama a los entrenadores tras las salidas de Guardiola y Luis Enrique, pero tampoco lo necesita. Su estilo vertical siempre en busca del área contraria sin razón de especular o mover el balón de un lado a otro sin ser necesario ha llevado al Barça a ser el equipo más goleador de España.
Ante el Real Madrid volvió a dar muestra de ello. Flick ideó un plan para que Ancelotti no fuera capaz de reaccionar tras el último precedente en La Liga. Aprovechando el estado de forma en el que se encuentran Lucas Vázquez y Ferland Mendy, el alemán explotó el ataque azulgrana por las bandas. Lamine Yamal y Raphinha fueron dos puñales incapaces de sostener.
El planteamiento defensivo del Real Madrid comenzó a derrumbarse como si de un castillo de naipes se tratara. Valverde y Camavinga se vieron obligados a realizar un gran esfuerzo físico al ayudar en los costados cada vez que el Barça trenzaba una jugada de ataque.
Si bien en el Clásico liguero el Barça se movió con fluidez por los tres carriles, en la final de la Supercopa de España el ataque de los jugadores azulgranas estuvo centrado en las bandas, sobre todo en la de Raphinha, autor de dos goles.
El Real Madrid concedió muchos espacios en una defensa que durante gran parte del partido no estuvo sincronizada. Lewandowski se movió como pez en el agua tanto en el área como en tres cuartos de campo, desahogando el ataque del Barça a las bandas. Así fue como llegó el gol del empate obra de Lamine Yamal.
En la Supercopa, el Barça volvió a hacer gala de su eficacia en ataque. Cada llegada al área rival suponía un gran peligro sobre la portería de Courtois. Los azulgranas conseguían terminar con suma facilidad todas las jugadas ante la inoperancia de una zaga que, ante el desconcierto, no planteaban oposición a los atacantes del Barça.
La diferencia en la precisión de los tiros fue abismal. El Real Madrid ejecutó 19 tiros en todo el partido, de los cuales siete se marcharon desviados y seis fueron entre los tres palos; consiguiendo marcar dos goles. Por el contrario, el Barça tiró 14 tiros terminando ocho de ellos a puerta y marcando cinco goles.
Es decir, el Barça necesitó cinco tiros en total menos que el Real Madrid para marcar más del doble de los goles que anotaron los jugadores madridistas. La defensa azulgrana se impuso al ataque blanco, mientras que la zaga madridista hizo aguas ante las ofensivas de los jugadores culés.
A diferencia del partido liguero, el Real Madrid duplicó las jugadas de ataque ya que los jugadores no cayeron en la trampa del fuera de juego que tanto limitó al equipo en el Santiago Bernabéu. Sin embargo, no lo aprovecharon. Ancelotti optó por abrir más el campo por medio de Rodrygo y Vinicius, pero la zona de remate preferida por los jugadores resultó ser siempre la misma: el corazón del área.
Si bien los goles del Barça llegaron por el carril central, los jugadores sí fueron capaces de aprovechar las lagunas defensivas que evidenció el Real Madrid. La presencia de Tchouaméni en el eje de la zaga junto con Rüdiger puso de manifiesto el sufrimiento del francés al jugar en una posición que no es la suya, señalado en los goles de Lamine Yamal y Raphinha.
Una vez que el Barça descorchó la botella de los goles, el Real Madrid tuvo que ir a contracorriente durante todo el partido, aunque más allá del gol de Mbappé y un remate de Tchouaméni en un saque de esquina, en la primera parte no protagonizaron más jugadas de peligro.
La expulsión de Szczesny en la segunda parte sí permitió al conjunto madridista ser el dueño del partido y elaborar más jugadas de ataque, pero aun así tampoco consiguieron marcar más goles. De hecho, la más clara la tuvo Mbappé en el minuto 95. Flick le volvió a ganar la partida a Ancelotti. Todavía queda mucha temporada, pero el resultado de esta Supercopa puede marcar un antes y un después en el devenir de ambos equipos.