No hay aficionado español al fútbol que no admire a David Villa, al igual que no hay madridista que no respete a Andrés Iniesta. El asturiano se ha llevado los titulares de un viernes extraño para el balompié nacional: por primera vez en la historia de la Selección, el técnico convoca a un jugador de una liga no europea.

'Olvidado' Casillas, bien cubiertos los huecos dejados por Xavi, Puyol o Alonso, el obligado destierro de Diego Costa ha vuelto a desnudar el único boquete que queda por rellenar en la renovada España postbosquiana: la figura de un delantero centro incuestionable. No hay un ‘9’ fijo en el corazón español desde Villa, como no hay un 'cerebro' en el Barça desde Xavi.

Había argumentos para especular en voz baja con el regreso del héroe de Sudáfrica: 18 goles marcados en 23 partidos (pero de la Major Soccer League estadounidense), ser 10 meses más joven que el reciente internacional Adúriz, el hecho de no haber renunciado nunca a la selección. Pero una vez convocado, y pasado ya el momento inicial de pasmo cariñoso hacia un futbolista capital, su presencia manifiesta ante todo la dimensión del cráter: el déficit de delanteros en un país donde los centrocampistas de élite surgen como los níscalos en noviembre.

Más allá de los problemas actuales de Diego Costa (resistido aproximadamente por tres de cada cuatro españoles), la vuelta de Villa nos recuerda que los equipos de LaLiga están repletos de arietes extranjeros, normalmente caros; que Negredo y Llorente no fueron lo que parecieron; que Alcácer se equivocó al fichar por el Barcelona; que Aspas no es un '9' puro (ni falta que hace); que Adúriz completó una Eurocopa pésima en 2016; que el extraordinario Soldado se perdió entre su carácter fuerte y el fiasco de Tottenham; en definitiva, que la lista de delanteros nacionales que superan los diez goles al año no termina de estar preparada para dar el salto al Mundial.

En España no hacen falta 'nueves', se dice con frecuencia: podemos meternos en la portería con la pelota en los pies en cualquier momento (Silva es el máximo goleador de la era Lopetegui). Pero otro pequeño ejercicio de memoria nos recuerda que en aquel mítico Mundial 2010 había un '9' menudo, con el 7 a la espalda, que siempre anotaba el gol imprescindible. Nos encanta volver a ver al 'Guaje', pero su presencia es un síntoma preocupante y probablemente el primer gesto temeroso de Lopetegui ante un partido extraordinariamente delicado para el fútbol patrio. El problema no es que Villa siga siendo bueno (en Estados Unidos): el problema son todos los demás.

Pasada la sorpresa inicial, ¿no era más próspero e ilusionante probar por ejemplo a Mariano, que tiene ya 24 años, y concederle galones a Morata?