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La bodega amada. Con este adjetivo quiso Carlos Moro bautizar a su segundo sueño vinícola después de la bodega Matarromera (fundada en 1988).

Emina (en latín, amada), nació en 1995 en la zona de la D.O. Ribera del Duero (Valbuena de Duero, Valladolid) y, con el tiempo, también en D.O. Rueda, D.O. Cigales y D.O. Rías Baixas.

El nombre homenajea al histórico monasterio de Santa María de Valbuena, muy cercano a la bodega.

Este término también designaba una antigua medida de vino, y una emina representaba la cantidad que los monjes podían consumir diariamente (lo que sería una copa hoy en día).

Desde que arrancara el proyecto de Emina se han cumplido ya 30 vendimias. "Hoy nuestros hijos y nietos llevan este legado hacia el futuro", declaró Moro durante el acto de celebración del trigésimo aniversario.

Sin ir más lejos, la presidenta actual de la bodega es su hija Paloma, que asumió el cargo en 2023 (Carlos se mantiene como presidente de Bodegas Familiares Matarromera).

Como ella misma ha asegurado, su objetivo principal es "reforzar la enología del siglo XXI y mirar hacia el futuro con nuevos ojos".

"Al llegar, mi diagnóstico fue claro: Emina estaba demasiado bajo la sombra de Matarromera. Estamos orgullosos de formar parte del grupo, pero Emina necesitaba un carácter y una visión propios", cuenta la presidenta.

Por ello, tomó la decisión de crear su propio equipo de ventas y una red de distribución separada de la de Matarromera.

Los vinos Emina

En la Ribera del Duero, Emina elabora algunos de sus tintos más reconocibles (Pasión, Crianza, Emoción y Atio), auténticos estandartes de la casa que reflejan la fuerza y elegancia de la tempranillo.

En Rueda, la bodega firma blancos vibrantes como Verdejo y Sauvignon Blanc, y ha logrado hacerse un hueco pionero en el mundo de los espumosos con sus Brut y Gran Añada, considerados entre los primeros de su tipo en Castilla y León.

Paloma Moro junto a Javier Aladro, enólogo y director técnico de Bodegas Familiares Matarromera. Bodega Emina

La apuesta por la diversidad continúa en Cigales, donde Emina ha encontrado en los rosados (Rosé y Rosé Prestigio) un terreno fértil para la creatividad, ofreciendo vinos de perfil delicado, fresco y contemporáneo.

Más recientemente, la marca ha extendido su horizonte hacia el Atlántico con la incorporación de un Albariño en Rías Baixas, un paso estratégico que amplía su presencia y consolida su espíritu explorador.

Entre las últimas novedades destacan el Emina Emoción, un vino que reinterpreta el concepto de reserva con un estilo más moderno y refinado; el rosado pálido, que ha conquistado a un público joven y cosmopolita; y el Albariño, que simboliza una nueva etapa de expansión para la bodega.

La apuesta de Emina por adaptarse a los nuevos tiempos también queda reflejada en su gama de vinos sin alcohol.

En octubre de 2008 empezaron a comercializarlos por primera vez con un 0,5 % de volumen alcohólico, siendo de las primeras bodegas españolas en introducir esta categoría.

Más tarde, en marzo de 2010, lanzaron la gama 0,0 % bajo la denominación EminaZero.

Pioneros en sostenibilidad

En realidad, en Emina llevan desde el principio proyectados hacia el futuro. La bodega del Grupo Matarromera (11 bodegas, 7 D.O.) está considerada una de las más innovadoras y respetuosas con el medio ambiente de Europa.

Su compromiso se articula a través del modelo de economía esférica, un concepto creado por Carlos Moro que va más allá de la economía circular tradicional.

Este sistema busca cerrar todos los ciclos productivos (energía, agua, residuos y materias primas) y conectarlos entre sí, de modo que nada se pierda y todo se transforme.

Bodega Emina

De esta filosofía nacen proyectos que reutilizan subproductos del vino, como pieles y pepitas, para producir cosméticos naturales, biocombustibles o ingredientes alimentarios.

Emina fue también la primera bodega española en calcular la huella de carbono del vino y la primera 100 % autosuficiente en energía eléctrica, gracias a sus instalaciones fotovoltaicas y al uso de biomasa procedente de restos de poda.

A esto se suma una gestión ejemplar del agua, con sistemas de depuración y reutilización para el riego de viñedos, y tecnologías de limpieza en seco que reducen el consumo hídrico.

Nuevos proyectos

Pero Emina no descansa en su afán de innovación. La empresa ha anunciado la construcción de un nuevo centro logístico en Medina del Campo (Valladolid) que contará con una planta solar de 269 kWp, almacenamiento energético, automatización avanzada y materiales de bajo impacto ambiental.

El objetivo es lograr optimizar tiempos, reducir costes y huella de carbono, emplear energía renovable y mejorar el servicio de distribución. Está previsto que las obras comiencen a finales de este año y que se inaugure en el primer trimestre de 2027.