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Mientras los blancos con barrica y los tintos atlánticos acaparan titulares, un vino dulce del Empordà se cuela como la debilidad más confesada del nuevo Premio Nacional de Gastronomía al Mejor Sumiller 2025.

Tras cada servicio y en cada recomendación personal, Audrey Doré asegura volver a él con la misma devoción: un elixir mediterráneo que reivindica la tradición dulce de esta región gerundense y la eleva a objeto de culto entre profesionales y aficionados.

Doré se forjó durante ocho años en El Celler de Can Roca, uno de los templos mundiales de la gastronomía, donde demostró rigor, constancia y excelencia en un entorno de máxima exigencia. Aunque sus inicios fueron más humildes.

Doré durante una cata en el Instituto Galego do Viño

“Empecé en la Vinya del Senyor de Barcelona por 2005 habiendo hecho un curso muy sencillo sobre vino antes y luego estuve en una vinoteca mientras cursaba el postgrado de sumiller del CETT”, recuerda.

Ya con los Roca, en verano de 2024, Doré aceptó un nuevo desafío junto a la familia, trasladando su saber y su sensibilidad a Vii, el bar de vinos y platillos en pleno centro de Girona.

Un cambio que supuso también replantear su papel como sumiller: de las complejas armonías de un tres estrellas Michelin al contacto diario, más directo y cercano, con los clientes que buscan descubrir etiquetas y referencias en un ambiente más distendido.

Su perfil ha estado jalonado de hitos pioneros. Fue la primera mujer en proclamarse Mejor Sumiller de Cataluña en 2017, distinción que repitió en 2019, consolidando un liderazgo que ha abierto camino a nuevas generaciones de profesionales.

La sumiller con todo el equipo de Vii

La vocación de Audrey Doré no reside únicamente en prescribir vinos, sino en contar historias, tender puentes entre bodegas y consumidores, combinar grandes nombres con pequeños productores y transmitir la emoción que encierra cada copa.

El jurado la Real Academia de Gastronomía ha subrayado precisamente esa capacidad narrativa y esa sensibilidad que hacen del servicio del vino una experiencia cultural y humana.

La sumiller francesa convierte la carta líquida en un relato, donde cada botella encuentra su lugar y cada cliente descubre matices insospechados. “Al salir de un tres estrellas para llevar un bar de vinos no te esperas tal reconocimiento, así que estoy todavía más agradecida de que se dé visibilidad al servicio cotidiano, al del bar donde los clientes se sienten como en casa”.

El Premio Nacional de Gastronomía al Mejor Sumiller 2025 supone el espaldarazo a un perfil que trasciende la figura clásica del sumiller para revalorizar un oficio en toda su amplitud.

Desde la excelencia del fine dining hasta la cercanía de un bar de vinos pensado para disfrutar, conversar y aprender sin solemnidades, Audrey Doré confirma su lugar entre las voces más influyentes y respetadas de la sumillería actual.

La Gutina, La Tremendona

Cocinillas: ¿Qué consejo le darías a esos jóvenes sumilleres en ciernes?

Audrey Doré: Que sean curiosos, que no tengan prejuicios y que prueben de todo. Creo que es importante tener las bases de los vinos clásicos primero. Y que pisen viñas, que vayan a visitar cuantas más bodegas mejor.

Una joya limitada

Doré se sale de lo convencional y nos recomienda un vino dulce muy singular que le gusta especialmente: “La Tremendona, de la bodega La Gutina, situada en el Empordà, cerca de la frontera”, señala. “Es una garnacha dulce pero no empalagosa, con un toque rancio, poquito, que la vuelve muy versátil”.

Con una producción de tan solo 300 botellas, esta delicia dulce conquista con una nariz de caramelo, hierbas mediterráneas y un toque ligero de vermut. En boca es suave, ligeramente golosa, con una buena acidez y un toque de amargura en el paso final en boca.

100% garnacha tinta del Alt Empordà, a la que no se le añaden sulfitos ni se practican clarificaciones, filtraciones o correcciones. Una joya líquida que refleja la fuerza y personalidad de la garnacha gerundense en una expresión dulce que combina tradición, calidad y frescura.