El sábado 8 de junio fue el Día Mundial del Vino Rosado, pero un buen amante del vino sabe que cualquier momento es bueno para degustar una copa de este tipo de vino, injustamente denostado durante décadas y cada vez más amado por todos.

Aprovechamos la 'onomástica' para aclarar conceptos acerca del vino rosado y desmontar los tópicos más extendidos en España sobre este vino que, a pesar de las sombras que arrastra, no para de evolucionar hacia un perfil más elegante y complejo, está más de moda que nunca y resulta perfecto para tomar en verano. Decimos adiós al manido clarete y damos la bienvenida a la sofisticación provenzal.

Los rosados son para el verano.

Falsos mitos sobre los vinos rosados

1. El rosado se elabora mezclando vino blanco y vino tinto. No. Quítate esta idea de la cabeza. El proceso de elaboración del rosado nunca se ha basado en la mezcla entre vinos para rebajar su sabor y color. Es uno de los falsos mitos más extendidos. 

2. Rosado y clarete son la misma cosa. Tampoco. Se producen de forma diferente y con uvas distintas. Los rosados se elaboran con uvas tintas, mientras que los claretes mezclan uvas tintas y blancas en diferente proporción.

3. El rosado se produce con uvas rosadas. ¿Qué son las uvas rosadas? Eso no existe. La mayor parte del vino rosado se elabora a partir de una maceración ligera de uvas tintas. 

4. El rosado es un vino de menor calidad. Desde luego que no. Al tratarse de vinos más delicados, los rosados requieren de uvas de la máxima calidad y el mayor cuidado posible en su proceso de elaboración. Se trata de una categoría de vino cada vez más atendida y respetada, no sólo en Francia, sino en todo el mundo. De hecho, existen grandes vinos rosados premiados internacionalmente, como el legendario Domaines Ott o Chateaux d'Esclans, así como extraordinarios champanes rosados como Louis Roederer Cristal Rosé, el primero en obtener los míticos 100 puntos de Robert Parker.

El color del rosado responde a los gustos del momento.

5. El rosado es para quien no le gusta el vino. Mentira podrida. El rosado es el vino de la noche de verano, de la copa entre amigos, de la copa de media tarde y de después de cenar. El rosado se bebe en entornos similares a los de la copa de champagne, y pocos vinos aportan mayor placer en esas situaciones. Cada vino tiene su momento y el amante del vino sabe encontrarlo.

6. El rosado es un vino ‘de chicas’. Pocas cosas hay tan ridículas y anticuadas que diferenciar ente vinos masculinos y femeninos. Los estudios demuestran que a las mujeres les gustan tanto los blancos delicados como los tintos con cuerpo, exactamente igual que a los hombres. Aunque hacen falta estudios para saber que el vino no entiende de géneros. Puede que algunas etiquetas se empeñen en dirigirse hacia un público femenino, pero no es más que marketing. Hace tiempo que el rosa dejó de ser un color de chicas, también en el vino.

7. A mayor intensidad de color, mayor calidad. Falso. La calidad del rosado no viene dada por la intensidad de su color. Como sucede con otros muchos aspectos del vino, esta discriminación se debe a prejuicios y desconocimiento. El color del rosado responde a los gustos del momento, y en la actualidad los vinos más valorados son los asalmonados, los famosos rosados ‘piel de cebolla’ que siguen los estándares provenzales. 

El vino no entiende de géneros.

8. El rosado no es un vino para comer. No es cierto. Pocos vinos acompañan mejor una ensalada, un marisco, un pescado a la brasa, una pasta ligera o una paella como los rosados.

9. El rosado es un vino pasado de moda. Acabamos de ver que no es así. Los que están pasados de moda son los que creen este falso mito. En la última década, el rosado se ha puesto a la cabeza de las tendencias más potentes del mercado, y es un must en los ambientes más glamurosos de la Costa Azul francesa, los Hamptons de Nueva York o Miami. El rosado está de moda, y su demanda no para de crecer también en España. Que se lo digan a Ibiza.

6 etiquetas rosadas para poner a enfriar este verano

Seis rosados para no perder de vista.

Alma Bohemia 2018 (Bodegas Altanza)

En Altanza están muy contentos con la segunda añada de su rosado más rebelde, y no es para menos. Alma Bohemia 2018 acaba de salir al mercado con su perfecto coupage de tempranillo y viura. Afrutado y muy fresco, este rosado tipo provenzal, tan delicado y sutil como su color, es el lado bohemio de la bodega riojana, una forma de pensar libre, vanguardista y fuera de lo convencional. Un vino para disfrutar en cualquier momento. PVP: 6’50€

Rosado de Lágrima 2018 (El Grifo)

De color rosa pálido y ligeros recuerdos a frambuesa a casis, este vino joven de la bodega El Grifo (la más antigua de Canarias, en Lanzarote) se elabora a partir de la variedad autóctona listán negro. Un vino que pone de relieve la singularidad de una uva prefiloxérica así como su sistema de cultivo tradicional y manual. Su nombre viene de las primeras ‘lágrimas’ que escurren de la prensa sin presión. Un mosto yema con escasa maceración y con sus hollejos, que mantiene toda su frescura después de un cuidado proceso de vinificación. PVP: 14,50€

Tombú 2018 (Dominio Dostares)

Tombú 2018 es un rosado diferente cuya personalidad se basa en la estructura y el potencial aromático de la variedad prieto picudo, autóctona de la zona de León. Vendimiada mano, racimo a racimo, y fermentada con su propia levadura tras un prensado ligero sin maceración para obtener el máximo de fruta, este rosado es buen amigo de platos primaverales y veraniegos como aperitivos, tapas, pescados y arroces. PVP: 9€

Cada vino tiene su momento.

Dehesa de Luna Rosé 2018 (Dehesa de Luna)

Este rosado de estilo provenzal elaborado con cabernet sauvignon, se hace en mitad de la península, un lugar caracterizado por sus veranos cálidos. Para hacer realidad el sueño rosado de Dehesa de Luna se necesita un cultivo muy cuidado, una vendimia controlada y un trabajo de lías que sea capaz de mantener la suficiente complejidad aromática que distingue a un vino memorable. Su rosé tiene aromas a fruta blanca, boj y un toque floral. Así es como esta finca reserva de biodiversidad plantea su agosto: suave, refrescante y sabroso. PVP: 8,50€

Quelías Rosé 2018 (Bodegas Sinforiano)

Si hay una denominación especialista en rosados, esa es D.O. Cigales. Quelías Rosé es el mejor ejemplo de la modernización de este tipo de vinos y la tendencia hacia la elegancia provenzal, tanto en color como en sabor. Este rosado de nueva generación, poco convencional y fácil de beber, cumple con todos los gustos actuales en el consumo de vino.

Su coupage es la mezcla de una cuidada selección de majuelos de cepas viejas de albillo, tempranillo, verdejo y garnacha, procedentes de Mucientes (Valladolid). La crianza de cinco meses sobre sus lías le aporta volumen, longevidad y persistencia. Por todo esto ha sido proclamado como el mejor rosado del mundo en el pasado Concurso Mundial de Bruselas. PVP: 9€

Cara Nord Rosat 2018 (Cara Nord)

El rosado heroico de Cara Nord se cultiva en altura con la convicción de que las tierras pedregosas, los ambientes no contaminantes y la diversidad biológica intacta dan lugar a vinos originales y de calidad organoléptica singular. Elaborado con una viticultura de hasta 800 metros de altura en la cara norte de la Sierra de Prades, este rosado de alta montaña amparado por la D.O. Conca de Barberà, nace de la selección de viñas viejas de la variedad autóctona trepat, plantadas al abrigo de las altas cumbres y los bosques que rodean el Parque Nacional de las montañas de Prades y el Parque Natural de Poblet. Un lugar cuyo complejo ambiente geográfico traspasa su singularidad a este atractivo vino heroico. PVP: 11€