En un nuevo episodio de 'Dónde ha comido hoy Carlos Herrera', viajamos hasta Sevilla, su casa y hogar y, en tantas ocasiones, patio de juegos para explorar nuevas o antiguas mesas. Amante de los clásicos y de la tradición, descubre sitios con solera y otros rincones que merecen la pena visitar.
Este en concreto, del que se acaba de hacer eco el sevillano, nos lleva hasta el corazón de la ciudad, al Mercado de Triana. Allí, entre el bullicio de tenderos, encontramos un pequeño y modesto puesto que se ha ganado la fama de buenos paladares, como el que caracteriza a Herrera.
Se trata de Lechazos y Selectos, y aunque se muestre como una tienda de productos especializados, tiene también alma de restaurante y ha logrado convertirse en un santuario para los amantes de la carne y el vino.
El último en rendirse a sus encantos ha sido Herrera, reconocido bon vivant, quien no ha dudado en proclamar su entusiasmo en redes sociales, como suele hacer siempre que quiere poner en el mapa esas paradas gastronómicas que le han emocionado.
El puesto de Lechazos y Selectos en el Mercado de Triana.
“En el sevillano Mercado de Triana, Lechazos y Selectos no solo expende los mejores vinos y carnes para asados sino que, además, en sus cinco mesas, sirve delicias de lechazo o cochinillo. Y más cosas. Exquisitez absoluta. Menudo festín.” comparte en su última publicación de Instagram.
Un elogio rotundo, firmado por una de las voces más influyentes del panorama gastronómico español y que cuenta también con el reconocimiento de tantos que han pasado por este rincón. Pero ¿qué tiene este pequeño espacio que provoca semejante entusiasmo?
El sabor de la tradición en cinco mesas
Lechazos y Selectos es mucho más que un puesto de mercado. Es una boutique de productos cárnicos selectos, especializada en lechazo de Castilla y León y buey de San Sebastián (Tolosa). Su propuesta combina el respeto por la materia prima con la cercanía del mercado tradicional y un toque de cocina casera servida al instante.
A diario elaboran asados artesanos, precocinados y envasados para llevar, pensados para quienes desean disfrutar de la calidad de un buen horno castellano sin salir de casa. Pero los verdaderos entendidos prefieren quedarse en el propio local, donde el ambiente bullicioso del mercado se mezcla con el aroma de la carne asada, creando una experiencia sensorial inigualable.
El cochinillo asado que trabajan en el puesto del Mercado de Triana.
El espacio cuenta con tan solo cinco mesas, lo que convierte cada comida en una experiencia íntima y exclusiva. Allí se puede degustar un lechazo tierno y jugoso, cocinado con el punto justo de horno, o un cochinillo dorado y crujiente, tan delicado que se deshace al primer toque de tenedor. Todo acompañado por una cuidada selección de vinos nacionales, que realzan la intensidad de cada bocado.
Los clientes habituales destacan la honestidad del producto, la calidez del trato y la autenticidad de su cocina. No hay artificios, solo buena carne, paciencia y respeto por las recetas de siempre.
El lechazo que asan en Lechazos y Selectos.
Ubicado en la Plaza del Altozano, junto al icónico puente de Triana, el mercado es uno de los puntos neurálgicos de la vida sevillana. Desde su remodelación en 2001, combina los puestos tradicionales con bares y restaurantes donde se celebra la gastronomía local.
Allí, entre el colorido de los mostradores y la voz de los vendedores, Lechazos y Selectos brilla como un ejemplo de cómo la tradición puede convivir con la excelencia contemporánea.
No es casualidad que Carlos Herrera haya destacado este rincón. El presentador, habitual explorador de fogones, suele compartir en sus redes aquellos lugares que le dejan huella, y su comentario sobre Lechazos y Selectos —“Exquisitez absoluta. Menudo festín”— se ha convertido en el mejor reconocimiento que un pequeño negocio puede recibir.
Una prueba de que, incluso en un mercado histórico, todavía hay sitio para la sorpresa gastronómica, para el placer sin pretensiones y para el sabor de lo auténtico.
