Hablar de Santiago Pedraza y Carmen Carro es hacerlo de dos iconos de Madrid. Desde 2014, se dedicaron a recorrer la geografía española en busca de los mejores productos para recrear platos tradicionales. Fue así como nació Taberna Pedraza, primero en la calle Ibiza y luego en la calle Recoletos. A esta le sumaron Carmen Casa de Cocidos, un espacio, ahora dentro del propio restaurante, dedicado íntegramente este plato. En poco tiempo su tortilla de Betanzos, sus callos, croquetas o carnes, pasaron a ser de los más demandados de Madrid.

Ahora llegan con nueva apuesta, radicalmente diferente a Taberna Pedraza, pero sí manteniendo esas señas que les caracterizan: calidad, honestidad y hospitalidad. Hace apenas unas semanas abrían Casa Espumosa, un bar de barrio en un esquinazo de Prosperidad, sin más pretensiones que el cliente disfrute y repita.

¿Cómo nace Casa Espumosa?

Santiago y Carmen se definen a sí mismo como inquietos y curiosos, son de los que necesitan sentir todo lo que hacen y buscaban embarcarse en nuevas aperturas."Hace tiempo que veníamos pensando en la idea de diversificar un poco, pero sin locuras y buscando una coherencia", explica a Cocinillas Santiago Pedraza y "no será lo último que hagamos."

Antes de la pandemia, se quedaron con el local que hoy ocupa Casa Espumosa. "Nos gustó el local y la zona, así que decidimos cogerlo", apunta. Muchos meses han pasado desde entonces y tras hacer obra del local para dejarlo todo a punto, el 1 de febrero abrieron sus puertas. 

"Queríamos conciliar dos cosas. Por un lado, aquello con lo que nosotros nos sentimos cómodos desde el punto de vista gastronómico y por otro, el dar un servicio a un barrio determinado, por el que pasa muchísima gente todos los días", relata. Es por ello por lo que han pensado en una oferta en la que priman la relación calidad-precio, pensada para que el cliente que les visite, repita. "Pensamos en el cliente recurrente, en aquellos que desayunan fuera, toman una caña o un vermut... y dimos con un concepto en el que todo está rico y se sirve a precios razonables."

Así abrieron este espacio con una gran barra de zinc, una mesa alta comunal y algunas bajas y una terraza en plena calle de Clara del Rey, concebido como un bar de toda la vida, con sus rótulos pintados en paredes y cristales. Y uno se siente francamente bien allí, porque también se ha apostado por un servicio de calidad y crear equipo. "De los cuatro trabajadores que hay en Casa Espumosa, tres han estado en Taberna Pedraza y la cuarta, no trabajaba con nosotros, pero sí su hermana. Todo queda en familia", cuenta Santiago. 

La carta de Casa Espumosa

Aquí entran en juego esas tapas y raciones de siempre, montaditos y hasta perritos calientes, a las que queremos volver y todas y cada una de ellas, tienen su razón de ser. La carta de Casa Espumosa es sumamente sencilla, pero elaborada en consonancia con los estándares de calidad de Taberna Pedraza.

Abren, entre semana, desde las 07:30 de la mañana y esta es la excusa perfecta para acercarse a desayunar y probar sus tostas, bollería, un bizcocho hecho en casa y hasta tortitas con nata y sirope. 

Es el lugar perfecto para un aperitivo, una comida informal o una cena temprana. La carta cuenta con un apartado de embutidos y quesos, que acompañan con pan tumaca o las conservas.

Otra de las más interesantes, es su oferta de raciones. Siendo la tortilla uno de sus platos emblema, también la incorporan aquí, pero no la preparan a la manera de Betanzos, sino como una tortilla de patata, que se hace con las mismas patatas y huevos de corral que los de la casa madre. El chorizo de pueblo, es el mismo que tienen en Taberna Pedraza, esta vez preparado frito a la sartén. 

También hay ensaladilla rusa, patatas bravas o alioli, croquetas, filetitos de lomo de ciervo adobados de Los Yébenes y calamares a la romana. Todo ello preparado con mimo y con buena materia prima. Los callos de ternera son fantásticos. Los cocinan en el restaurante, con todo el sello de Taberna Pedraza y se llevan a Casa Espumosa. 

A los que les visiten, les llamará la atención una ración a la que denominan como la Pachanga del Abuelo Joso. ¿Qué es? Montaditos de cinta de lomo. "Es algo sencillo y rico y viene del pueblo de mi padre. A un buen señor que se llamaba Joso, allá por la década de los años 20, le dio por coger cinta de lomo fresca, hacerla a la plancha y ponerla sobre un trozo de pan y la llamó Pachanga. 100 años después sigue perdurando en el pueblo y su bisnieto nos dejó ponerlo en Casa Espumosa haciendo honor a Joso", comenta Santiago. 

También hay platos típicos de cafetería y de bar de siempre, como bocadillos y montaditos de tortilla, de morcilla de Burgos o de lomo adobado con queso y pimiento, entre otros. Para no perdérselo está el pepito de ternera, para el que utilizan carne de Discarlux.

Se puede disfrutar de un sándwich mixto, una hamburguesa de vaca gallega o de perritos calientes. Y esto es algo propio del imaginario de Santiago. "Me gustan muchísimo. Siempre he vivido en Retiro y en mi infancia iba a los puestos de perritos que había en la calle Alcalá y Manuel Becerra", recuerda. 

Para rematar, se puede probar su tarta de queso al horno o un pastel de chocolate puro. ¿Y de beber? Como su propio nombre indica, la opción más acertada de maridaje es la cerveza, pero también el vermut o una buena selección de vinos nacionales que puede degustarse por copas o por botellas.