¿Alguna vez te has preguntado lo genial que sería ir a un restaurante y no tener que elegir? Si a ti también te ha pasado, estás de enhorabuena. ¿La razón? Uno de los restaurantes monoproducto más sabrosos de Madrid -y de parte del mundo- acaba de cumplir cinco años en la capital y lo hace abriendo las puertas de su segundo restaurante. Hablamos de L'Entrecote Café de París. 

Muchas veces imitado, nunca igualado

Pero antes de contarte de qué va este restaurante, repasemos un poco de su historia. Corría el año 1930. En Suiza, los propietarios de Le Coq D'Or, Monsieur Boubier y su esposa, dieron con la receta de una salsa que iba a hacer que sus nombres quedasen grabados en la historia de la gastronomía.

La receta era fácil, una salsa compuesta de especias, hierbas y algún que otro ingrediente, que junto a una base de mantequilla, era el acompañamiento perfecto para carnes de buey. Hasta aquí todo genial. Ellos la servían en su restaurante y ganaban cada vez más adeptos.

La expansión llegó cuando su hija, casada con Arthur-François Dumont, que casualmente era el propietario del restaurante Café de París, un establecimiento que surgió también en Ginebra, concretamente en el 26 de la rue Mont-Blanc, donde sigue a día de hoy, decidió compartir la receta secreta con su marido.

Lo que no sabía Dumont era que cada vez más y más comensales iban a acudir a su restaurante solo para probar esta salsa. Tal fue el exitazo, que en 1942, el restaurante cambiaba de nombre a L'Entrecote Café de París y creaba una fórmula que llegaría hasta nuestros días: un plato único de carne con la famosa salsa, patatas fritas y ensalada. Nada más y nada menos. 

Y como a toda genialidad, le salieron los competidores. Esta salsa ha sido imitada hasta la saciedad. Pero al igual que ocurre con la fórmula de la Coca-Cola, la receta única y genuina sigue perteneciendo a la familia primigenia y haciendo que su entrecote sea el más famoso del mundo entero.

Además de su fama, el hecho de que el escritor estadounidense Paul Erdman, la nombrase en 'Los últimos días de América', también contribuyó a hacer que su fama corriera como la pólvora. Erdman decía así: "Fuimos a Café de París en Ginebra, donde tienen la mejor salsa de entrecote de cualquier restaurante en la tierra". Eso sí, la receta la han compartido con sus restaurantes, que pronto empezaron a proliferar por otras ciudades del mundo: Lausanne, Estocolmo, Dubái... y después Madrid. 

L'Entrecote Café de París cumple cinco años en Madrid y abre nuevo local

Madrid ha sido la única elegida en España para abrir las puertas de su primer restaurante. Y precisamente, fue hace cinco años cuando en la calle Conde de Aranda abría sus puertas el primer L'Entrecote Café de París. Y cinco años no parecen nada, pero con el ritmo vertiginoso y la suerte que corren algunos restaurantes de la ciudad, haber llegado hasta aquí ha sido todo un logro. 

Para celebrarlo, se han lanzado a la piscina con la apertura de un segundo restaurante, este en plena zona financiera de Madrid y con una extensa terraza de lo más chic. De verdad, que te hace pensar que te has trasladado a cualquier terraza chic a orillas del Sena. En el nuevo local, mandan los espejos, una gran barra de madera o el suelo en damero, que lo hacen lo más acogedor posible.

Un menú sencillo, pero efectivo

Y como ya te avanzábamos, aquí no tendrás que bucear en cartas interminables porque la oferta en L'Entrecote Café de París es de lo más sencilla. La cocina abre durante todo el día, así que ya no importa si te apetece ir a comer o cenar o si lo que quieres es merendar. 

El menú aquí es cerrado y simple, pero efectivo. Consiste en una ensalada verde fresca, con un aliño especial marca de la casa y continúa con el plato fuerte -y por el que hemos venido- el entrecote Café de París con su famosa salsa secreta creada por Monsieur Boubier.

Para elaborarlo se hacen con la mejor carne nacional y la presentan fileteada. Lo único que tendrás que decidir será el punto de la carne y lo harás a la francesa: bleu, saignant, a point, rose y bien cuit. La traerán a la mesa sobre una bandeja plateada, que disponen sobre un pequeño hornillo que va calentando y deshaciendo la salsa y dotándole de más sabor a cada bocado.

El acompañamiento consiste en patatas fritas artesanales, peladas y cortadas a mano y cocinadas a la minute. Lo mejor de todo es que puedes comer cuantas quieras, porque sus eficientes camareros se van pasando por las mesas a preguntar si quieres más. Todo ello por 24 euros por persona. 

Lo que sí que hay que elegir es el postre. En carta cuentan con una quincena de propuestas diferentes y para todos los gustos. Ofrece algunos artesanos y golosos como la Crème Brulée, un hojaldre de manzana con helado de vainilla, profiteroles con chocolate o unos excelentes crêpe Suzzette. Si lo prefieres puedes terminar a la francesa con una tabla de quesos o un café gourmand

Y qué queréis que os digamos. La verdad es que está realmente bueno y que, de vez en cuando, apetece salir a cenar sin pensar en qué pediremos. Pasen, siéntense y disfruten. Bon Appétit!