Ya llega el verano, y con él una de las bebidas que más me entusiasman: la horchata. Es una pena que viva tan lejos de Valencia, porque desde que probé en Alboraya su maravilloso néctar estival, ya la horchata de bote no me sabe igual. Me pongo poética con la horchata, creo que podría beberla durante todo el verano y no me cansaría, ¡qué maravilla!

Y como consecuencia de dicha pasión, hoy os traigo esta tarta de horchata, fresca y facilísima, perfecta para un cumpleaños en verano a como postre o merienda. Es ligera, es cremosa y sabe intensamente a horchata. De hecho, os recomiendo comprar una buena horchata para hacerla, gastar un poquito más y elegir una horchata con sabor intenso, y no las que valen menos de 1 euro el litro que son esencialmente agua. Lo notaréis mucho.

Preparación de la tarta de horchata

Antes de nada, quiero hablaros acerca de las galletas para la base. En ocasiones, algunas recetas incluyen una base de fartons, los típicos bollitos alargados con azúcar que se mojan en la horchata. A mi, personalmente, a las tartas hechas a base de cuajada o gelatina me gusta hacerles una base de galleta, que le dará un toque final más duro y denso. En concreto, uso siempre las galletas Chiquilín, porque su sabor me enloquece y acompaña muy bien a la cuajada, pero podéis usar perfectamente galletas tipo María o Digestive, pues es cierto que las Chiquilín no son especialmente baratas. No me enrollo más, y paso a explicaros los pasos de la receta.

En primer lugar, vamos a triturar las galletas y a mezclarlas con la margarina. Si disponéis de un robot de cocina, os será muy sencillo y rápido triturar las galletas y la margarina a la vez, pero si no es así, podéis poner las galletas entre dos papeles de horno o dentro de una bolsa y pasarles un rodillo por encima. A me me gusta que queden hechas polvo, pero si os gusta que tenga trocitos, podéis dejar parte de las galletas sin machacar y romperlas aparte de una forma más delicada (con las manos, con un mortero…). Después, fundimos la margarina en el microondas y lo mezclamos bien con las galletas trituradas.

A continuación, vamos a rellenar la base de nuestro molde con la mezcla de galletas. Yo he utilizado un molde de 25 cm, pero con las cantidades que os doy podéis usar sin problemas moldes desde 23 a 26 cm. Echamos las galletas en la base y, con ayuda de una cuchara sopera, vamos extendiendo la masa de forma uniforme. Si se nos pegase mucho la masa a la cuchara, podemos mojar con agua caliente la cuchara y veremos como desliza mucho mejor. Una vez bien extendido, lo metemos en la nevera y lo dejamos reposar mientras preparamos la mezcla de la tarta.

En un cazo ponemos el litro de horchata, el azúcar y los quesitos y lo calentamos a fuego medio-bajo, poco a poco. Lo removemos de vez en cuando para que los quesitos se vayan derritiendo. Si, como me pasó a mi, vemos que no se nos termina de mezclar todo, podemos utilizar una batidora. Cuando ya tengamos todo bien mezclado y a nuestro gusto, añadimos los sobres de cuajada y removemos bien para que no queden grumos. Tened en cuenta que la batidora os hará espuma que dejará esos “cráteres” que podéis ver en las imágenes que os dejo más abajo. A mi no me importó que se quedasen, pero si preferís que quede totalmente lisa, os recomiendo desespumar la mezcla con una espumadera después de batirla. Dejamos calentar la mezcla final y, cuando rompa a hervir, apagamos y apartamos del fuego.

Sacamos el molde con la base de la nevera y nos disponemos a echar la mezcla de nuestra tarta de horchata. Es mejor ir poco a poco, para que el líquido no levante la base. Podéis ayudaros de una cuchara boca abajo para que no caiga el chorro directamente sobre la base y se distribuya más suavemente. Dejamos templar a temperatura ambiente y, cuando se haya enfriado lo suficiente, lo metemos en la nevera. Toca esperar al menos 2 horas, pero yo prefiero dejarlo de un día para otro, para que esté bien fría. Para finalizar, podemos decorarla con canela haciendo uso de una blonda como plantilla o cualquier otra cosa que se os ocurra.

Resultado

Que os voy a decir yo que no sepáis ya con el texto introductorio. Creo que se ha convertido en una de mis tartas favoritas, más incluso que mi amada Tarta de Santiago, y es que es tan suave y cremosa… A menudo, las tartas de horchata se suelen decorar rodeándolas con fartons cortados por la mitad, pero en este caso yo he preferido no hacerlo para no hacerla más pesada. No es especialmente empalagosa, pues los quesitos contrastan genial con el dulce de la horchata, y os recomiendo que añadáis la canela como decoración, combina a la perfección. Ya sólo me queda aprender a hacer horchata casera :). ¡Qué bien que llega el verano!

Tiempo: 20 minutos + 2 horas

Dificultad: 1/5

Digestión: 2/5

Precio: 5 €

Noticias relacionadas