El salmón es uno de los pescados que más fácil se puede encontrar en cualquier pescadería de supermercado y su precio no suele ser excesivo.

Si a eso unimos que se trata de un pescado de esos que nos recomiendan incluir en nuestra dieta por su alto contenido en grasas saludables y proteínas de alto valor biológico, estamos hablando de uno de los pescados que más se consumen y sobre todo, de los que más se consumen por parte de la gente que tiene poco tiempo para dedicárselo a la compra de alimentos y a la cocina.

Pero, pese a su popularidad, si no prestamos un poco de atención a la hora de cocinarlo, podemos acabar en el plato con un pescado reseco y estropajoso que nos quite las ganas de repetir. En este post recopilamos los 8 típicos errores al cocinar salmón que debes evitar a toda costa si realmente quieres disfrutar de este pescado.

Errores al cocinar salmón que no debes cometer

Cuando se trata de un alimento que normalmente solemos cocinar de una manera muy poco elaborada, como es el caso del salmón que habitualmente se cocina a la plancha o al vapor, es fácil confiarse y que el resultado acabe siendo un auténtico fiasco.

No elegir bien el salmón

Eso es fundamental, tanto si compras salmón congelado, como si lo compras fresco o ya descongelado, debes tener claro que los mejores resultados siempre los vas a conseguir con un salmón fresco.

En cuanto a la coloración, aunque depende de la variedad de salmón que se trate, en general, cuanto más intenso sea el color, mejor será su calidad. Eso en el caso de los salmones salvajes, ya que en los de piscifactoría puede intensificarse el color mediante la alimentación que se les suministra.

Y por supuesto, a la hora de saber si un salmón está fresco o no lo está, se aplica todo lo que sabemos para conocer si un pescado está fresco.

Personalmente, a mí lo que me gusta es comprar el salmón entero y que el pescadero se enrolle y me lo prepare para congelar, separando la cola, cortando algunas rodajas y dejando por otro lado lomos y ventrescas.

No descongelarlo correctamente

Tanto si has comprado una cantidad grande de salmón fresco con intención de congelar como si lo has comprado ya congelado, antes de que puedas comértelo te tocará pasar por un paso inevitable, el de la descongelación y eso requiere previsión y planificación previa. Hay que acordarse de sacarlo del congelador y dejarlo en la zona de nevera desde 24 horas antes de su consumo.

Antes de cocinarlo, ya sea hervido, en las brasas o en una sartén adecuada, debemos secarlo a conciencia con papel absorbente y esperar a que se ponga a temperatura ambiente, pues cuanto más frío esté el pescado al ponerlo sobre la fuente de calor, mayor es la probababilidad de que los bordes queden sobrecocidos.

Y, por supuesto, evitar descongelarlo en el microondas, ya que lo que conseguiremos será un pescado parcialmente cocinado.

Quitar la piel antes de cocinarlo

Independientemente de que vayas a comerte la piel o no, que en el caso del salmón si está crujiente está deliciosa, la piel es una barrera de protección a la hora de cocinar el pescado que ayuda a retener los jugos y a mantener la carne tierna cuando lo cocinamos sobre la piel.

Además, si una vez cocinado el salmón decides que no quieres comerte la piel, ésta será sumamente fácil de retirar con el tenedor.

No retirar las espinas de los lomos antes de cocinarlo

Si tienes un pescadero majo y se lo pides, probablemente lo haga por ti. Si no, te merecerá mucho la pena armarte con unas pinzas quita-espinas y retirarlas todas, que es mucho más fácil de lo que parece.

A unas malas siempre puedes tener en la cocina unas pinzas de depilar destinadas solo para ese uso, aunque las específicas para espinas son un poco más grandes, por lo que facilitan el agarre y son mucho más fáciles de utilizar.

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No sazonar en el momento adecuado

La sal debes añadirla justo antes de cocinar el salmón, ya que si la añades demasiado pronto la sal hará que el salmón pierda humedad y lo resecará, por lo que a no ser que quieras hacer un riquísimo salmón marinado, la sal siempre en el último momento.

Cocer el salmón en agua sola

Si lo que buscas es un plato saludable y decides optar por hervir el salmón, en este caso no llegará con sazonar solo el pescado antes de cocerlo, sino que debes añadir elementos que den sabor al agua, no solo sal y pimienta, sino algunos vegetales, unas gotas de aceite de oliva virgen extra y algunas especias, como el eneldo, la especia reina si hablamos de condimentar un salmón.

Marear el salmón con vueltas y más vueltas

Si cocinas el salmón a la plancha, tienes dos opciones, ponerlo por el lado de la piel y taparlo, así se cocinará perfectamente sin que tengas que darle ni una sola vuelta. Si no tienes una tapa adecuada, entonces bastará con que le des solo una vuelta para que se haga por el otro lado. Por supuesto, nada de aplastarlo con la espátula “para que se haga antes”.

Dejar que se pase de cocción

Lo ideal es apartar el salmón del fuego cuando esté casi hecho y dejarlo reposar unos minutos para que con el calor residual se termine de cocinar. Si no tienes muy claro cual es el punto del salmón, siempre puedes usar un termómetro de cocina para controlar la temperatura en el interior de la pieza y retirarla del fuego cuando se alcancen los 62ºC, que sería la temperatura mínima de seguridad si cocinamos el pescado a la plancha. Si, a partir de ahí, dejas que el termómetro siga subiendo, tendrás un bonito estropajo naranja.

Fuente | Mashed

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