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En estos días en los que empieza a sentirse el frío, los cocidos sin medida son sobradamente conocidos y acaba sobrando casi más comida de la que uno ha sido capaz de comer. Pero lo bueno de los cocidos es que son la mar de agradecidos para eso que se llama cocina de aprovechamiento, pues desde las famosérrimas croquetas o la ropa vieja a platos como lasañas, canelones o arroces, estos últimos recomendadísimos cuando aparte de carne nos haya sobrado parte del caldo del cocido.

Ingredientes

  • Oreja cocida de las sobras del cocido, 2
  • Arroz Brillante Sabroz, 1 vaso
  • Caldo del cocido, 2 ½ vasos
  • Aceite de oliva virgen extra, 2 cucharadas
  • Ajo, 2 dientes
  • Pulpa de pimiento choricero, 1 cucharada
  • Tomates, 2

1: Preparar el sofrito

En una sartén o en una cazuela baja que reparta bien el calor ponemos a sofreír los dientes de ajo prensados a fuego bajo hasta que empiecen a soltar su aroma característico.

Añadimos la pulpa de pimiento choricero y mezclamos bien sin subir el fuego.

Añadimos los tomates rallados sin piel ni pepitas, subimos un poco el fuego y los sofreímos hasta que se evapore el agua.

2: Preparar el arroz

Añadimos la oreja picada en trozos de bocado y mezclamos bien para que se impregne del sofrito.

Añadimos el caldo de cocido, mezclamos bien y esperamos a que rompa a hervir. Probamos y, si fuese necesario, rectificamos de sal.

Cuando rompa a hervir, añadimos el arroz Brillante Sabroz, y dejamos cocer durante 18-20 minutos a fuego medio-bajo. Es importante que el fuego no esté demasiado alegre porque el tomate tiende a agarrarse al fondo y, si nos pasamos, en vez de un delicioso socarrado, tendremos un quemado indeseable.

4: Servir

Una vez esté listo nuestro arroz con oreja lo servimos inmediatamente. Os aseguro que os sorprenderá.

Resultado

Este arroz con oreja de cerdo no solo es una forma más de aprovechar los restos de un cocido para tener un plato completo, si no que el resultado es un arroz exquisito que queda con una textura melosa que contrasta con el crujiente de la oreja.

Esta que os he contado es la versión más sencilla, pero también está espectacular si se le añaden unas alcachofas o unas judías verdes.