La nochevieja y el Año Nuevo son una bendición y una maldición a la vez. Y más si coincide con el fin de semana, pues a la vuelta de la esquina tenemos la vuelta al trabajo, y lo que parecía un descanso se ha convertido en cenas y comidas con la familia y otro tipo de reuniones algo más pasadas por agua (bueno, precisamente agua no sé yo… ;)).

El caso es que entre las resacas y el dilatado tiempo que al final se le dedica a las visitas familiares como es menester, no nos queda mucho para pensar para el día siguiente. He abierto la nevera y ¿qué me he encontrado? Que mi madre hace comida como si tuviéramos dos familias en lugar de una. Así que he decidido aprovecharlo. Después de darle vueltas a qué hacer con ello, dado que no quería repetir sin más lo mismo que había comido el día anterior, mi prima ha dado con la clave “hazte una lasaña”, así que con su ayuda y con la de mi hermana nos hemos puesto manos a la obra, no es que haga falta más de una persona, pero ellas son así de buena gente. Lasaña al canto. Podéis también aprovechar otros clásicos como el jamón o los turrones para hacer el picoteo navideño de Ana y el pudding de turrón de Jijona de Marta, reciclar es bueno, y por supuesto también en los fogones.

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En este caso hemos utilizado lo que había sobrado del solomillo con setas que nos acabábamos de meter entre pecho y espalda, el consomé también sobrante y un poco del pollo que se había utilizado para hacer el caldo en sí. Si algo tienen en común las tradicionales comidas de Año Nuevo son el consomé y la carne, pero también pudiera ser que no. Aprovechad lo que hayáis comido, cordero tal vez es lo más clásico, pero pueden ser tantas cosas… Es un proceso muy sencillo, la verdad.

– 1 plato principal de vuestra comida/cena de las fiestas (solomillo con setas en este caso)

– Un filete de pollo ya cocinado previamente

– 1 cazo de caldo de carne (consomé en mi caso)

– Salsa de tomate frito

– Queso rallado

– Aceite

– Sal y pimienta

Para la bechamel:

– Harina

– Leche

– Mantequilla

– Nuez moscada

– Sal

Lo primero de todo, hemos utilizado unas láminas precocidas de lasaña/canelones y las hemos puesto en agua caliente durante 20 minutos. Por eso es lo primero, porque así vamos haciendo todo lo demás mientras estas se ablandan. Si no tuvierais este tipo de pasta, podéis hacerlo con las que normales y cocerlas vosotros mismos, e incluso podéis hacer canelones con ello, eso ya como queráis, imaginación al poder con lo que tenemos en casa.

Mientras, cortamos lo más pequeño que podamos la carne y los demás ingredientes que formasen parte del plato original, en este caso, ya digo también hemos añadido un poco de pollo, para que gane en jugosidad. Lo rehogamos en una sartén con un poco de aceite, al minuto lo regamos con el consomé sobrante y lo embadurnamos con salsa de tomate frito, al gusto del consumidor las cantidades. Dejamos que se vaya haciendo a fuego medio, que se consuma todo el caldo y salpimentamos al gusto en mitad del proceso.

Mientras en un cazo, vamos preparando la bechamel, o directamente podéis utilizar los que ya vienen preparados que encontraréis en cualquier supermercado, aunque es mejor el de casa, eso siempre. Vertemos una taza de harina y mantequilla y con ayuda de una cuchara vamos “amasando” la amalgama mientras se va dorando. Vertemos medio litro de leche sobre lo anterior y removemos con una varilla, todo ello durante 5 minutos, y echamos un poco de nuez moscada y sal, y ya tendremos la bechamel lista. También le podéis echar un poco de queso rallado, le da un toque especial.

Después nos queda solo montar en una fuente para horno la estructura de la lasaña. Capa de pasta (que ya hemos sacado del agua y puestas a secar del poco agua que se podía haber quedado en ellas), capa de masa de carne y tomate, capa de bechamel, capa de pasta y así sucesivamente hasta terminar. Sobre la última capa (bechamel) echamos queso rallado al gusto (yo lo he hecho con emmental, pero cada uno con el que quiera o tenga).

Y ya tendremos la lasaña, sólo nos quedan 15-20 minutos de horno a 300º y a servir. Para chuparse los dedos.

Tiempo: 25 minutos (+20 de horno)

Dificultad: 3/5

Digestión: 4/5

Precio: 4 € (pero hemos aprovechado comida anterior, por lo que podríamos considerarlo menos)

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