Ingredientes

  • Carne picada (75% ternera, 25% cerdo), 300 g
  • Cebollas, 3
  • Dientes de ajo, 8
  • Tomate triturado, 600 ml
  • Almendra, 75 g
  • Miga de pan, 50 g
  • Huevo batido
  • Pan rallado
  • Leche
  • Fécula de maíz
  • 1 chile habanero
  • Salsa Worcestershire
  • Ras el Hanout
  • Pimentón dulce o picante
  • Perejil picado
  • Sal
  • Pimienta negra molida
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Arroz blanco (como guarnición)

Preparación: 1 hora  Reposo: 1 hora  Dificultad: Fácil     Personas: 3

¡Qué buenas están las albóndigas y cuánto juego dan!. Estas bolas de origen árabe, realizadas normalmente con carne picada, ajo, perejil picado, huevo, pan y otros condimentos y acompañadas siempre de una sabrosa salsa, se han hecho tan populares que se elaboran en casi todos los hogares españoles.

Las de hoy son unas albóndigas muy sabrosas y ligeras, que doraremos en el horno para así evitar los inconvenientes de la fritura, y que acompañemos de una salsa picante de tomate con el plus añadido de las almendras, que tan bien le van tanto a la salsa como a las albóndigas.

Para 15 albóndigas pequeñas y su correspondiente salsa:

Cómo hacer unas albóndigas al horno con salsa picante de tomate y almendras

01: Comenzamos a preparar el sofrito, que será la base de nuestra salsa

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El primer paso de esta receta va a ser elaborar un sofrito con mucho ajo y cebolla, que servirá tanto como de base para la salsa como para aderezar la carne y la masa de nuestras albóndigas.

Para ello picamos tanto los dientes de ajo como las cebollas lo más fino que podamos. Añadimos la verdura a una cazuela o sartén y la pochamos poco a poco en una cantidad generosa de aceite, agregando también un poco de sal, que ayudará a que la verdura ‘sude’ más rápidamente.

Cocinamos nuestro sofrito a fuego lento con paciencia, por lo menos durante 30 minutos. Si tenemos tiempo y ganas, la pocharemos todavía más tiempo, hasta que esté muy consumida y caramelizada y haya soltado la cebolla todos sus azúcares.

02: Condimentamos la masa para elaborar la base de nuestras albóndigas

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Vamos a hacer la masa de las albóndigas. Para ello, cortaremos la miga de pan en trozos pequeños y la cubriremos de leche. Dejamos que se empape bien unos minutos.

Por otro lado, picamos groseramente la carne picada para deshacerla un poco y la salpimentamos con generosidad. No os cortéis al salpimentar la carne, porque si no os quedarán sosas las albóndigas.

Ponemos la carne en un bol amplio, en el que nos sea fácil hacer la mezcla de la carne con el resto de los ingredientes. Agregamos a la carne un chorrito de salsa Worcestershire, perejil picado y una buena cantidad del sofrito de cebolla y ajo que hemos pochado aparte. Este sofrito aportará jugosidad a nuestras albóndigas y sabor, pero evitando esa fuerza excesiva que da el ajo crudo en este tipo de masas. Escurrimos muy bien de la leche la miga de pan remojada y la esparcimos, desmenuzándola sobre nuestra masa.

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La miga de pan dará consistencia a nuestras albóndigas pero permitirá que tengan una textura suave. Para amalgamar un poco más la mezcla y que nos posibilite bolear la masa y formar las albóndigas, añadimos también pan rallado y huevo, pero muy poca cantidad. Para ello, batiremos el huevo y, para esta cantidad de masa, añadiremos aproximadamente medio huevo batido. Echamos también media cucharada sopera de pan rallado y mezclamos muy bien todo.

Salpimentamos y rectificamos si fuera necesario. Cubrimos con un paño limpio o film transparente y dejamos que se asiente la masa en el frigorífico por lo menos 1 hora.

03: Seguimos preparando nuestra salsa picante de tomate

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Con el sofrito ya bien cocinado y pochado, picamos el habanero y se lo añadimos a la base de nuestra salsa. Con medio pimiento habanero quizá sea suficiente, pero eso depende de la cantidad de picante que os guste a cada uno.

Añadimos una buena cucharada de pimentón dulce y de Ras el Hanout, una mezcla de especias tan rica como desconocida. Rehogamos un instante y añadimos el tomate triturado. Mezclamos y reducimos a fuego medio, hasta que la salsa espese y el agua del tomate se evapore.

04: Formamos las albóndigas y las doramos en el horno

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Precalentamos el horno a 220º C.

Sacamos la masa del frigorífico y formamos albóndigas de tamaño o demasiado grande. En vez de harina, a mí me gusta formarlas y cubrirlas ligeramente con fécula de maíz, porque me parece que quedan mejor rustidas y más agradables.

Formamos las albóndigas, enharinándolas ligeramente con la fécula de maíz, y las posamos sobre una bandeja de horno, encima de un papel sulfurizado .

Metemos las albóndigas al horno  con un hilo de aceite de oliva y las doramos unos 8 minutos por cada lado.

05: Terminamos la salsa, guisamos las albóndigas en ella y servimos

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Con la salsa reducida, añadimos las almendras picadas o majadas y rectificamos de sal. Si queremos una salsa menos espesa, podemos añadirle ahora un poco de caldo de carne.

Sacamos las albóndigas del horno y las añadimos a nuestra salsa picante de tomate y almendras. Las cocinamos 5-10 minutos en ella, rectificamos de sal y servimos. En este caso las hemos acompañado de arroz blanco y bien de perejil picado por encima.

Resultado final

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Una estratagia fundamental para aligerar la masa de nuestras albóndigas y que estas no terminen resultando muy bastas y de difícil digestión, dada la cantidad de harina, huevo o pan rallado que hemos usado para formarlas, es el reposo de la masa. El frío hace que nuestra mezcla se asiente y compacte sin necesidad de que nuestras albóndigas pierdan toda la jugosidad.

La idea de dorar las albóndigas en el horno seguro que también os gustará. Primero, porque evitaremos la fritura y la grasa en exceso en nuestra preparación. Segundo, por la comodidad: es un método mucho más limpio y práctico, sólo tendremos que usar un papel de horno que desecharemos una vez doradas las albóndigas y listo.

De otro modo, tendríamos que manchar al menos una sartén y limpiar el inevitable desastre que produce toda fritura en nuestra cocina. Y tercero, como hemos intentado añadir la cantidad justa de ingredientes que amalgamen la masa, por la pérdida de jugosidad que suponen, en el horno es más difícil que nuestras albóndigas se rompan o pierdan su forma.

También podemos echar las albóndigas directamente en la salsa, pero no es lo mismo. Perdemos ese sabor y esa intensidad que da el dorado de la carne a nuestro plato.

Unas albóndigas al horno supertiernas y tremendamente sabrosas, realzadas por una salsa picante y fresca con el toque de almendra.

Errores que no debes cometer al cocinar albóndigas

La mejor opción para degustar unas buenas albóndigas es, desde luego, hacerlas caseras. Pero por desgracia, que sean caseras no es sinónimo de que sean buenas, ya que se cometen innumerables crímenes con este plato tan agradecido. Desde hacerlas con la carne de la peor calidad, a añadirle a la masa medio kilo de harina, huevo o pan rallado, que hacen que la albóndiga sea literalmente una bola de argamasa, pasando por acompañarlas de salsas cortadas, añadir un montón de ajo crudo a la masa o recocerlas infinitamente.

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