Y de nuevo una receta de croquetas, y es que no me canso. Creo que podría comer croquetas a diario durante toda mi vida sin aborrecerlas. Eso sí, que sean unas croquetas caseras, cremosas por dentro, crujientes por fuera y con mucho sabor como estas croquetas de cecina y caldo de verduras.

Ingredientes para hacer croquetas de cecina y caldo de verduras

  • Leche entera, 500 ml
  • Caldo de verduras, 500 ml
  • Mantequilla, 100 – 150 g (*)
  • Harina de trigo, 100 – 150 g (*)
  • Cebolla, 1 pequeña
  • Cecina, 75 g
  • Sal
  • Pan rallado fino, cantidad suficiente para rebozar
  • Huevo batido, cantidad suficiente para rebozar
  • Pan rallado grueso, cantidad suficiente para rebozar
  • Aceite de oliva virgen extra de variedad suave, cantidad suficiente para freír

Y es que creo que si junto todas las recetas de croquetas que he probado podría llenar un libro, quién sabe si algún día.

(*) La cantidad de harina y la de mantequilla han de ser siempre iguales. A menor cantidad de mantequilla y harina más líquida será la masa y por tanto las croquetas quedarán más cremosas, pero por otro lado, hay que tener en cuenta que será un poco más complicado darles la forma, así que es cuestión de jugar hasta dar con lo que más nos gusta a cada uno. Para mí, por ejemplo, el óptimo son 115 g de harina y 115 g de mantequilla por litro de líquido.

Preparación de las croquetas de cecina y caldo de verduras

01: Infusionar la cecina en la leche

En un cazo ponemos a calentar la leche con la cecina cortada en trozos muy menudos hasta que esté a punto de hervir. En ese momento retiramos del fuego y dejamos reposar al menos 15 minutos hasta que la leche esté templada. De esta manera la cecina liberará todo su aroma y sabor en la leche.

02: Preparar la bechamel

En una sartén amplia o en una cazuela baja ponemos a fundir la mantequilla a fuego bajo. Añadimos la cebolla cortada muy fina y la dejamos pochar a fuego medio bajo hasta que esté tierna y dorada. Añadimos la harina sobre la cebolla y damos vueltas durante unos tres minutos para que se tueste la harina pero sin quemarse.

Ahora viene la parte de la receta un poco más trabajosa, pues hemos de ir añadiendo el líquido poco a poco e integrándolo en la masa. Empezamos por añadir el caldo en dos o tres tandas. Al añadir la primera vemos que lo absorbe enseguida y que se forma una textura como de migas secas que parece que nos van a dejar unos grumos de campeonato, pero no, no hay que asustarse porque los posibles grumos que quedan de esta fase se van disolviendo a base de remover según se va añadiendo líquido

Una vez añadido todo el líquido seguiremos removiendo hasta que hayan desaparecido todos los grumos y tengamos una mezcla cremosa y homogénea que deja un surco en el fondo de la sartén al pasar la espátula.

Llegados a este punto volcamos la masa en una fuente y la dejamos enfriar.

03: Freír las croquetas de cecina y caldo

Una vez la masa esté fría podemos dar forma a las croquetas y pasarlas por una primera capa de pan rallado fino, a continuación las pasamos por huevo batido y, finalmente, una capa de pan rallado grueso. Para que el rebozado quede más crujiente podemos guardarlas en la nevera sin tapar durante unos minutos, de este modo el rebozado se resecará y quedará más crujiente al freírlo.

Llegado el momento de freír, lo haremos en una sartén con aceite abundante hasta que estén d0radas. Cuando estén listas las ponemos sobre un colador para que escurran todo el aceite sobrante.

04: Servir

Se sirven inmediatamente, pues la gracia de una buena croqueta es que no esté fría, sino en disfrutar de la bechamel caliente inundando la boca y fundiéndose al paso por el paladar.

Resultado

Hacer croquetas caseras siempre es sinónimo de croquetas de lujo. El caso de estas recetas de cecina y caldo de verduras no es una excepción. Además, tratándose de croquetas con base de bechamel de harina, se pueden congelar justo después del rebozado para luego freírlas cuando mejor nos convenga y sin necesidad de descongelarlas previamente.

Y visto esto, ¿te apuntas al croqueteo?