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Adiós al café con 'sabor a quemado' en la cafetera italiana: el truco de una abuela romana que uso siempre.
Es una de las cafeteras más económicas y, bien usada, hace un café buenísimo.
Más información: Ni cerrar la tapa ni bajar el fuego: el truco que usan en Italia para que el café de la cafetera italiana no salpique al salir
Para disfrutar de un buen café no hay ni que comprar el más caro ni tener la mejor cafetera del mercado. Con una cafetera italiana y un café del supermercado también se puede hacer un café rico si se siguen unos sencillos pasos.
Tampoco hay que ser un barista experimentado para conseguir un café perfecto en casa. Con este truco de abuela que te contamos hoy vamos a evitar lo que más dolores de cabeza causa cuando se utiliza esta cafetera tan popular.
La cafetera italiana o Moka que muchas personas tienen en casa fue inventada hace casi un siglo por Alfonso Bialetti y marcó el inicio de una nueva era para los amantes del café en Italia y en el resto del mundo.
Una de las grandes ventajas de la cafetera italiana es su eficiencia energética. Utiliza fuentes de calor como el gas o la inducción, lo que permite una rápida extracción del café.
Sin embargo, este método también requiere seguir ciertos pasos para evitar que el café se sobrecaliente, lo que puede alterar su sabor provocando ese desagradable "regusto a quemado" que veremos cómo evitar.
Lo que solemos hacer mal
Entre los errores comunes está usar café molido para espresso, que tiene una molienda demasiado fina. Esto provoca una sobreextracción, resultando en un sabor amargo y quemado.
También se debe evitar llenar la cafetera con agua fría o compactar el café en el filtro, ya que estas prácticas dificultan el paso del agua y aumentan la temperatura durante la preparación.
Otras equivocaciones frecuentes incluyen poner el fuego demasiado alto, dejar la cafetera al fuego hasta que termine de salir todo el café o no pasarlo a una jarra inmediatamente después de preparado.
Usar una cafetera sucia, aunque hay gente que dice que no hay que lavarla, es mala idea, ya que los residuos antiguos pueden aportar sabores rancios que estropean el café.
Cerrar la tapa durante la preparación también afecta negativamente, pues aumenta la condensación y temperatura interna, lo que contribuye a un café más aguado o con gusto amargo.
Un truco de abuela brillante
Como hemos visto, la temperatura, aunque necesaria, es la gran enemiga del café, por eso, cuanto menos tiempo esté sometido a ella, mejor será el resultado en la taza.
Por eso, los profesionales sugieren llenar la cafetera con agua caliente para que el café pueda salir más rápido, aunque requiere usar otro utensilio como un cazo o hervidor para calentar el agua previamente.
Una alternativa más sencilla y eficiente consiste en calentar solo la base de la cafetera con agua del grifo o filtrada hasta que esté caliente, sin hervir, antes de montar el resto de la cafetera.
En ese momento, colocamos el filtro con el café y enroscamos la parte superior usando un trapo o manopla para evitar quemaduras, así el agua no perderá temperatura por contacto con una cafetera fría.
Con la cafetera ya montada, preparamos el café a fuego medio-bajo y con la tapa abierta, permitiendo que el café suba lentamente, evitando sobrecalentamientos y pérdidas de aroma.
El truco de abuela consiste en echar una cucharada de agua fría dentro de la parte superior de la cafetera justo cuando está empezando a salir el café para enfriar un poco el metal y no quemar ese primer café que sale.
Cuando comience a salpicar, si no tenemos una faldilla, podemos cerrar la tapa, y al escuchar el burbujeo característico, retiramos la cafetera del fuego, dejando que termine de subir antes de servirlo.