La crisis derivada de la guerra de Ucrania sumada a los efectos de la huelga de transportes hace días que se notan en la cesta de la compra. En los lineales de los supermercados ya no vemos botellas de aceite de girasol y su búsqueda en las tiendas de comercio online se ha disparado hasta convertirse en uno de los 10 productos más buscados en gigantes del comercio electrónico como Amazon. Así lo afirma un informe elaborado por la consultora Witailer.

El desabastecimiento y la subida en el precio de las pocas unidades que es posible encontrar de este tipo de aceite hacen que sea necesario valorar el uso de otro tipo de aceites o grasas en nuestras cocinas.

Las alternativas al aceite de girasol

En cocina, aparte de los aceites de origen vegetal a los que todos estamos acostumbrados, se emplean otros aceites y grasas de origen animal que también debemos tener en cuenta a la hora de elegir. De todos ellos, algo muy importante a tener en cuenta y que nos va a condicionar la elección es lo que  se llama “punto de humo” o “punto de humeo”, que es la temperatura a la que el aceite empieza a humear, lo que quiere decir que se está quemando y descomponiéndose dando lugar a sustancias que pueden ser nocivas para la salud y a sabores y olores desagradables. A partir de ahí podría llegar incluso a arder, por lo que es una temperatura que nunca debemos superar.

Aceites de oliva

Para el aceite de oliva virgen extra, el punto de humo, dependiendo de la variedad de aceituna, varía entre los 160 ºC y los 200-205 ºC que corresponden a la variedad Picual. Su sabor es, por lo general, afrutado, ligeramente ácido, en ocasiones amargo y picante y, sobre todo, intenso. 

El aceite de oliva refinado tiene un punto de humo más alto que se sitúa en los 230 ºC. Su sabor, aunque suele comercializarse en dos versiones de distinta intensidad, es en general más suave que el del aceite virgen extra. Esto es así, debido al proceso al que se someten los aceites que no poseen las características organolépticas necesarias para ser comercializados como virgen extra, que son enviados a las refinerías en las que se les aplican distintos procesos de desaborización y desodorización para posteriormente mezclar ese aceite neutro resultante con pequeñas cantidades de aceite de oliva virgen extra.

Este grupo se completa con el aceite de orujo de oliva, el menos conocido de la familia de los aceites de oliva, pero que es una alternativa de precio económico que da muy buenos resultados como aceite para frituras.

Se usan para: los refinados y vírgenes, paraaliños en crudo, sofreír, guisar, cocinar a la parrilla, untar en tostadas, salsas como la mayonesa. Es la base de muchos platos de las cocinas española, griega e italiana, en definitiva, un ingrediente clave en la dieta mediterránea. El de orujo, para frituras y salteados.

Aceite de maíz

Dentro de los aceites vegetales, es de los más comunes junto con el de girasol y el de soja. Su sabor es neutro y su punto de humo se eleva hasta los 230 ºC, por lo que es muy habitual su uso industrial para frituras.

Se usan para: Freír, asar y saltear. En general, para recetas en las que haya que someterlo a temperaturas altas y no se necesite un aporte extra de sabor.

Aceite de cacahuete

Es un aceite con ligero sabor a nuez típico de la cocina asiática y también muy habitual en el sur de Estados Unidos. Podemos encontrarlos en supermercados de productos asiáticos y latinos. Su punto de humo se sitúa en los 230 ºC.

Se usa para: Hornear, freír, asar y saltear.

Aceites de sésamo

Puede ser claro, con sabor a nuez y un punto de humo situado en los 230 ºC, y oscuro, elaborado con el sésamo previamente tostado, de sabor más intenso y pesado y con un punto de humo inferior de 175 ºC.

Se usan para: el claro, para saltear; el oscuro, para aliños y salsas. Son unos de los aceites típicos de las cocinas china, coreana, japonesa e hindú.

Grasas de origen animal

En cocina, también nos encontramos muchas recetas en las que los alimentos se cocinan en grasas como la mantequilla o la manteca de cerdo.

Mantequilla y mantequilla clarificada

Es muy habitual su uso en recetas de cocina francesa, ambas dan mucho sabor, pero presentan puntos de humo distintos. La mantequilla empieza a quemarse a partir de los 175 ºC, y la mantequilla clarificada puede aguantar hasta los 250 ºC.

Se usan para: La mantequilla suele usarse para salsas, para rehogar verduras, recetas de repostería y, en general, recetas que no requieran temperaturas elevadas. La mantequilla clarificada, se usa para saltear, para hornear y, uno de sus usos más conocidos es para preparar la salsa holandesa.

Manteca de cerdo y grasa de pato

Son grasas de origen animal cuyo punto de humo es similar y se sitúa sobre los 185 ºC.

Se usan para: la manteca de cerdo se usa para asar y es muy habitual su uso en recetas típicas de repostería tradicional española, como los mantecados y los polvorones de Navidad. La grasa de pato, cuyo uso es más habitual en la cocina francesa, suele usarse para confitar, es decir, para cocinar alimentos durante un tiempo prolongado a una temperatura baja.

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