Las almendras, aparte de ser un alimento muy saludable por su alto contenido en fósforo y ser una fuente de grasas de las buenas, son un ingrediente bastante común en muchas recetas, sobre todo de repostería. Pero sucede que en ocasiones, cuando necesitamos almendras crudas (que no estén fritas, ni saladas, sino tal cual), lo más fácil y barato es comprarlas con piel. Pero ¡qué piel tienen las almendras!, así, de buenas a primeras, esa no hay quien la “despegue” de la almendra propiamente dicha y muchas veces acabamos usándolas con piel por no acabar de los nervios.

Y no, no hay que perder la paciencia, porque quitar la piel de las almendras es ¡muy fácil!. Seguid leyendo y os contamos cómo hacerlo.

Tan sencillo como escaldarlas durante unos segundos, es decir:

  1. Ponemos agua a hervir con el fuego a tope (no hace falta demasiada agua, con poner el doble o el triple del volumen de almendras que queremos pelar será suficiente).
  2. Cuando el agua hierva a borbotones, echamos las almendras, removemos un poco y las dejamos unos 30 segundos, que será más o menos el tiempo que tarde en volver a hervir el agua.
  3. Las retiramos del agua hirviendo con un colador y las pasamos a una bandeja con papel absorbente evitando que queden amontonadas.
  4. Las dejamos enfriar unos segundos, el tiempo justo para que podamos tocarlas sin quemarnos demasiado (aún así hay que hacerlo rápido, pues si se enfrían del todo, la piel se vuelve a “pegar”, así que si veis que es necesario podéis usar guantes).
  5. Ahora solo tendremos que coger cada almendra, frotar la piel con la yema de los dedos y saldrá sin ninguna dificultad.
  6. Una vez las hayamos pelado, si no las vamos a consumir inmediatamente, debemos asegurarnos de que están bien secas antes de guardarlas en un frasco bien cerrado. Ésto se puede hacer en el horno, pero a mí me suele dar bastante pereza, porque hay que estar vigilando que se sequen pero que no se tuesten y me parece un poco rollo, así que les doy un poco con el secador que, como su propio nombre indica, es perfecto para eso, secar, que es lo que queremos. Si usáis un secador muy potente, es posible que las almendras intenten escapar, pero que no cunda el pánico, las tapáis con un colador puesto boca abajo a modo de cúpula sobre ellas y que vuelen todo lo que quieran mientras se secan.

¿Qué os ha parecido? ¿Conocíais este método? ¿Conocéis algún otro?

 

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