Pocos animales marinos representan tan bien la identidad gastronómica gallega como el pulpo. Presente en ferias populares, en las mesas de los hogares y en las cartas de los restaurantes, el Octopus vulgaris en Galicia es más que una comida, es un símbolo de nuestra cultura.
La imagen del “pulpo á feira”, servido sobre madera y espolvoreado con pimentón, representa la esencia de una cocina sencilla que ha hecho del respeto al mar su bandera.
Sin embargo, a esta tradición con siglos de historia le ha tocado convivir en los últimos años con una preocupación creciente, una repentina escasez del cefalópodo que ha encendido las alarmas del sector pesquero y gastronómico gallego.
La crisis del pulpo en Galicia
Hasta hace pocos meses, las capturas de pulpo en Galicia han ido cayendo de forma paulatina. Según los datos recopilados por Faro de Vigo, en 2024 las descargas descendieron un 26 % respecto al año anterior, acumulando un 39 % menos en la última década.
Las causas de tan acusado descenso apuntan directamente al cambio climático. El incremento de la temperatura marina y las alteraciones de salinidad en las rías gallegas, que dificultan enormemente la supervivencia de los alevines, han empujado a los ejemplares hacia latitudes más frías, especialmente hacia las costas británicas.
Según el resumen de los estudios recogidos por Faro de Vigo, además, las temperaturas por encima de los 27 °C limitan su capacidad reproductiva y fuerzan una migración hacia el norte, donde el entorno resulta más estable para su desarrollo.
Esta situación en el mar ha derivado en una merma significativa de la producción local en la última década y un incremento notable en los precios, pues en las lonjas gallegas, el kilo de pulpo llegó a superar los 11 euros.
2025, el regreso del pulpo a Galicia
En los tres primeros meses de la actual campaña, del 1 de julio al 30 de septiembre, las cosas parecen estar cambiando. Las lonjas gallegas, según datos publicados por Faro de Vigo, registraron más de 541 toneladas subastadas, frente a las 249 toneladas del mismo periodo de 2024, lo que supone más del doble de capturas y unos 6,2 millones de euros en primera venta.
Las cifras globales del año superan ya las 884 toneladas, por un valor de 10 millones de euros, y todo apunta a que 2025 cerrará con más de 1.200 toneladas, lo que supone un paso importante hacia la recuperación del recurso.
Estas cifras tan esperanzadoras no son fruto del azar. Las autoridades gallegas impusieron una veda biológica de tres meses en primavera, que parece haber sido clave para ayudar a la regeneración de las poblaciones.
Además, el “viaje” de los pulpos hacia el Atlántico norte también ha jugado a favor para que Galicia no se quede sin su adorado pulpo, pues ahora las costas británicas están plagadas de pulpos.
Del Canal de la Mancha a las lonjas gallegas
En el Reino Unido, los pescadores hablan de una “invasión sin precedentes”. En puertos como Devon, Cornwall o Brixham, se han registrado desembarques diarios de hasta 48 toneladas de pulpo, con un total de 1.200 toneladas descargadas entre enero y junio de 2025.
La Marine Biological Association (MBA) y el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales británico (Defra) investigan las causas del fenómeno, que los científicos vinculan al aumento de entre dos y tres grados en la temperatura del mar, así como a inviernos excepcionalmente benignos.
Según relata Faro de Vigo, el profesor Steve Simpson, de la Universidad de Bristol, explicó al New York Times que las aguas británicas “se encuentran justo en el límite norte del área de distribución del pulpo, pero se están calentando, por lo que se están volviendo más favorables para la especie”.
Para las empresas gallegas esta “plaga británica” se ha convertido en una oportunidad. Según el mencionado diario gallego, las comercializadoras de Vigo ya trabajan con producto procedente del sur de Inglaterra, donde los pulpos carecen de cuota y apenas encuentran salida comercial.
En Galicia, el mercado y la tradición garantizan una rápida absorción de este pulpo viajero, especialmente de cara a la campaña navideña.
El problema británico
Mientras Galicia celebra la recuperación de su marisco más emblemático, en el Reino Unido este exceso repentino se vive como un problema, pues en sus costas es lo que se conoce como una especie invasora.
Un pulpo alimentándose de berberechos
El aumento de las poblaciones de pulpo está causando un desequilibrio ecológico y un colapso en la pesca de crustáceos, con reducciones de hasta un 80 % en algunas zonas, según la Marine Management Organisation (MMO).
Los pescadores británicos relatan que sus trampas, antes repletas de cangrejos y langostas, regresan ahora vacías o con pulpos devorando a las capturas atrapadas en su interior.
Los expertos alertan de que la expansión del pulpo altera las cadenas tróficas y podría tener consecuencias duraderas para la biodiversidad marina.
Esto, aparte de un problema medioambiental, también supone un problema económico, pues a pesar de que el pulpo tiene un alto valor como especie, su aprovechamiento sigue siendo limitado en las islas británicas, donde la tradición gastronómica apenas lo incorpora.
Por ello, las autoridades estudian establecer cuotas o medidas de control que eviten un cambio irreversible en el ecosistema y la economía pesquera local.
Las dos caras de la moneda
El caso del pulpo es solo un ejemplo más de cómo el cambio climático está remodelando los mares y las economías que dependen de ellos.
Lo que en Galicia se vive como una recuperación largamente esperada y una bendición para las lonjas y los restaurantes, en el Reino Unido supone un problema que puede tener consecuencias graves.
Ahora bien, aunque los gallegos volvamos a celebrar el regreso del pulpo a los mercados, no se debe dar por resuelto el problema. La sostenibilidad, según advierten los expertos, dependerá de mantener una gestión prudente, de seguir controlando las vedas y de adaptarse a un mar cambiante.
Porque el “rey de los cefalópodos” nos va a seguir recordando que su reino depende de la temperatura del agua.
