En el pequeño pueblo de Villanova, en el Valle de Benasque (Huesca), hay un restaurante que brilla por su alta cocina a buen precio y su entorno natural cautivador. Se trata de Casa Arcos, un proyecto culinario que consiguió su primera estrella Michelin en la última gala de la guía roja, celebrada en noviembre del año pasado.
Al frente del establecimiento se encuentran Ainhoa Lozano y David Beltrán (conocido popularmente como 'Tauste') desde 2015, ambos discípulos del gran Martín Berasategui. Beltrán, por su parte, también trabaja como jefe de cocina en Lasarte (3 estrellas Michelin), por lo que tras los fogones de Casa Arcas actúa Víctor Manuel Ovalles, llevando a la mesa las ideas gastronómicas de la pareja.
Situado en el interior de un coqueto hotel rural de tan sólo 12 habitaciones, cerca de las pistas de esquí de Aramón-Cerler, Casa Arcas goza de unas fantásticas vistas panorámicas del valle. La terraza y el comedor, con una antigua chimenea de piedra, ofrecen espacios muy acogedores para disfrutar de la comida del local mientras se disfruta del precioso paisaje montañoso.
El exterior de Casa Arcas.
Inspirados en su labor en el restaurante Martín Berasategui de Lasarte-Oria, los dos chefs han desarrollado tres menús degustación que cambian según la temporada. Por una parte, está el Menú 'Paseo SL-5' (46 €), dirigido exclusivamente a huéspedes del hotel, con cinco pasos. Por otra parte, el Menú 'Sendero PR-7' (66 €), con siete pasos. Y, por último, el Menú 'Gran Recorrido GR-10' (82€), el más completo, con diez pasos.
Entre los diversos platos estrella de los menús, la Guía Michelin destaca el carabinero con hinojo y el medallón de rape negro con espárrago en texturas y aire de erizo de mar. Otras recetas emblemáticas son la trucha del Cinca con remolacha, anguila y jugo yodado de caviar; la presa de latón de La Fueva con su pastel de careta y una terrina de panceta y patata; o el bikini de ibéricos y setas.
Presa de latón de La Fueva con pastel de careta y terrina de panceta y patata.
Con unos 176 habitantes, Villanova ofrece múltiples atractivos turísticos además de su gastronomía, como la Iglesia de Santa María, uno de los principales monumentos, que data de la primera mitad del siglo XII. Asimismo, a menos de una hora del pueblo, en Roda de Isábena, se encuentra un conjunto medieval que alberga una de las catedrales con más encanto de España.
Pero el punto fuerte de la localidad es su imponente paisaje natural: a tan solo 10 minutos del pueblo se ubica el Parque Natural Posets-Maladeta, con las cumbres más altas de Aragón. Además, esta zona es perfecta para practicar esquí, ya que las pistas de Aramón-Cerler cuentan con las bajadas más largas de todo el Pirinero.