Que abran nuevos hoteles siempre es una buena noticia. Y más en los tiempos que corren, porque precisamente el turismo ha sido uno de los sectores más castigados por la pandemia. Sea como fuere, el pasado 15 de abril dimos la bienvenida -de nuevo- a un estandarte de la hotelería madrileña, el hotel Ritz, que abre bajo el sello de Mandarin Oriental.

Si cada detalle se ha cuidado al máximo, en una restauración que ha llevado tres años y unos 100 millones de euros de inversión, también renuevan su oferta gastronómica, con nada menos que cinco espacios, con distintas propuestas, firmadas todas y cada una de ellas por el chef Quique Dacosta. 

No ha sido tarea fácil. Volver a poner en marcha un hotel del calibre del Ritz, era una ardua tarea. No en vano fue el primer hotel de lujo en España, concebido por César Ritz. Mandarin Oriental cogía el testigo, prometiendo mantener vivo el legado de esta 'gran dama' de la hotelería. Algunas cosas han cambiado, pero ese carácter y personalidad propias, siguen vivas en la nueva vida del Ritz.

Quique Dacosta, el chef tras los fogones del nuevo Ritz

Es la primera vez que Quique Dacosta abre algo en la capital, pero su dilatada experiencia gastronómica, con varios espacios a sus espaldas en la Comunidad Valenciana, han supuesto un bagaje que ha allanado el camino.

Decimos que Madrid siempre es una plaza complicada, pero también es cierto que la ciudad vive un momento dulce en materia gastronómica. Casi cada semana abren nuevos espacios y para cualquiera que llega es, cuanto menos, emocionante. "Estamos realmente ilusionados por estar en una ciudad tan maravillosa y a la vez tan exigente como Madrid. Llegamos con el aliado ideal. Mandarin Oriental ha entendido perfectamente nuestros valores y juntos los hemos puesto en escena en este proyecto", explica el tres estrellas Michelin.

Llega a la capital por la puerta grande, con lo que muchos soñarían, cinco espacios diferentes, todos con su sello. Pero no ha llegado solo. Hace ya un tiempo supimos del fichaje de Juan Antonio Medina como Head Chef del hotel. La carrera de este en Zalacaín y A'Barra, lo posicionan como un acierto para llevar los mandos de la cocina. Y con él llega Silvia García Guijarro como sumiller, que pasó gran parte de su carrera profesional en Mugaritz.

Cinco restaurantes, cinco estilos

¿Va a convertirse el Ritz en un nuevo lugar de peregrinaje gastronómico? Sin duda alguna. Porque no contentos con tener uno o dos espacios, que es a lo que acostumbran otros hoteles, han abierto cinco propuestas diferentes. "Hemos creado la experiencia perfecta en torno a la excelencia", precisa Dacosta.

El primero y buque insignia es Deessa. Aquí es donde el chef, junto a Ricard Tobella, jefe de cocina de su restaurante, ha traído su genialidad, esa que le ha llevado a consagrar su restaurante de Els Poblets, al olimpo de la gastronomía. Y es también lo que aquí quiere conseguir. Este es el restaurante gastronómico del hotel, en el que han apostado por el formato menú degustación.

Presentan dos opciones, un menú Clásicos (180 €), con platos míticos del cocinero como la rosa comestible, el cubalibre de foie o el bosque animado y el menú Contemporáneo QDRitz (180 €) que será en el que haya evolución cada temporada, pero que ya ha arrancado con sus salazones, que cura con maestría, la gamba roja de Dénia, rodaballo reposado al Jerez o un postre de violetas, en homenaje a la ciudad que lo acoge. La experiencia puede elevarse en la Mesa del Chef, situada en las cocinas del hotel, donde disfrutar de todo lo que acontece en junto a los fogones.

El segundo espacio se llama Palm Court y es el que se ubica bajo la nueva cúpula de cristal del hotel. Aquí la cocina se torna de un corte más clásico y es donde más se ha contado con la figura de Juan Antonio Medina para materializar la propuesta. En su carta hay desde un éclair relleno de ensaladilla de cangrejo real, hasta un bullit de peix con su arroz a banda cocinado en llanda. También una peana de mariscos, jarrete asado con glaseado a la salvia, una caldereta de bogavante en tres servicios, una sopa trufada en hojaldre y un soberbio solomillo Wellington.

También este espacio recuperará una de las tradiciones más arraigadas del Ritz, el afternoon tea, servido en bandejas de plata todas las tardes entre las 16:00 y las 19:30 horas.

Quique Dacosta también se hace cargo de una de las joyas del hotel, el Jardín del Ritz. Siempre fue una de las terrazas más agradables de Madrid, rodeada de vegetación y con la icónica escultura de la diosa Diana. Aquí el concepto es más informal, para disfrutar al aire libre, con un formato de tapas y cocina viajera. Croquetas de jamón, ceviches, tacos, tortilla de patatas en un bocado o los arroces del chef, entre los que probar una paella valenciana, un senyoret de rape y gambas, arroz negro con pulpo... 

El Champagne Bar vuelve a la vida en formato de barra con capacidad para solamente ocho personas, donde los amantes de las burbujas tienen una cita ineludible con grandes añadas de las maison más importantes de la región. Acompañan la bebida con una carta de bocados como caviar, tartares, gamba roja o angulas.

La coctelería también llega al Ritz pisando fuerte. En manos de Jesús Abia, nace Pictura, un espacio con una propuesta de mixología arriesgada y ganadora. Junto a Dacosta ha creado un menú de Liquid Cuisine, una serie de cócteles en los que entran en juego técnicas de cocina como elaboraciones a baja temperatura. Con ella, ocho bocados ideados por el chef, maridados con sus correspondientes cócteles. 

Presentan tragos como 'El Diamante' elaborado con pisco infusionado en manzana Granny Smith, calvados, aloe vera y una espuma de lima kaffir o 'El guante' con ginebra al rabanito picante, italicus, miel y jengibre azul. También hay opción de picar bocados como cocas de dacsa, piedras de queso curado, minihamburguesas coreanas o el cubalibre de foie gras, entre otros.

En definitiva, la propuesta del Mandarin Oriental Ritz con la cocina de Quique Dacosta, elevan Madrid todavía más al estrellato gastronómico, con una apuesta que no dejará a nadie indiferente.