Continúa la cuarentena por coronavirus después de que el gobierno decretase el estado de alarma mediante el Real Decreto 463/2020 de 14 de marzo. Desde la entrada en vigor de dicha legislación, todos los ciudadanos debemos permanecer en nuestros domicilios y no acceder ni circular por la vía pública salvo que se produzca alguna de las condiciones que se detallan en el artículo 7 de dicho Real Decreto.

Concretamente, en lo que a alimentación se refiere, se indica que se puede circular por la calle individualmente, salvo que se acompañe a personas con discapacidad, menores, mayores o por otra causa justificada, para adquirir alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad.

Cualquiera que no cumpla los dictados de esta normativa de actuación puede ser denunciado y recibir la sanción o multa correspondiente que puede ir desde los 100 hasta los 600.000 euros. Eso parece obvio, pero es que una cosa es la ley y otra las interpretaciones que se hacen de ella y ahí vienen los problemas.

Pero, ¿se puede comprar cerveza o no?

Ya se han puesto multas por salir a la calle para comprar solo cervezas al considerarse que estas no son un producto de primera necesidad cuya compra justifique el abandono del domicilio.

Es decir, que la cerveza no se estaría considerando un producto de primera necesidad y la policía podría pararnos y multarnos por ir a comprar solo cerveza al supermercado. Lo suyo es aprovechar la compra de primera necesidad para añadir cervezas, no ir solo a por estas ya que podríamos recibir una multa por ello, tal y como ya ha ocurrido en otros casos.

Además, la cerveza sigue estando a la venta en la mayoría de supermercados y cualquiera podrá comprar cerveza si se piden a domicilio, aunque lo más recomendable es que si uno quiere cerveza la compre en alguna tienda que venda online y haga envíos a domicilio para no saturar -aún más- los repartos y, de paso, para que tarden menos en llegar a tu casa.

Entonces, ¿cuál es el problema?

El hecho de que se permita salir de casa para comprar alimentos no significa que ir al supermercado sea la excusa para salir de casa siempre que nos apetezca estirar las piernas o que nos dé un poco el aire, el supermercado y tiendas de alimentación están abiertos de manera excepcional para que a nadie le falte lo básico o de primera necesidad.

Cada vez que uno sale de casa, aunque se tomen medidas, estamos poniendo en riesgo no solo nuestra salud, sino la de todos los demás con los que nos crucemos y la de aquellos que viven con nosotros. Es decir, estrictamente hablando, cada vez que alguien sale de casa, está reiniciando su cuarentena.

El sentido común debería decirle a todo el mundo que cuanto menos salga uno de casa, mejor. Si te quedas en casa estando sano evitas enfermar y si te quedas en casa estando contagiado pero sin síntomas o con síntomas leves, evitas contagiar a otros y a la vez te proteges a ti mismo evitando exponerte más al virus con el consiguiente aumento de tu carga viral y que eso derive en complicaciones serias que requieran de un tratamiento a nivel hospitalario que tal vez no sea posible.

Es por eso que las salidas deben ser las mínimas y para comprar lo que uno estrictamente necesite, y ya no solo por evitar los contagios, sino también para facilitar la compra de productos de primera necesidad a otros que también lo necesitan, para no saturar los supermercados haciendo que se formen colas en las que puede haber personas mayores o con movilidad reducida para las que esa espera de pie en mitad de la calle puede ser un esfuerzo enorme.

¿Y qué pasa con otros productos?

Para contestar a esto, lo primero es tener claro lo que la ley considera alimentos de primera necesidad, que se distinguen del resto porque tienen un IVA superreducido del 4% frente al 10% que suele ser el habitual en productos de alimentación.

  • El pan común, así como las harinas panificables y cereales necesarios para su elaboración. Quedan excluidos los panes para dietas especiales, el pan integral, el pan de molde, el pan tostado, que están sujetos al 10%.
  • La leche: pasteurizada, entera, semidesnatada, desnatada, esterilizada, UHT, evaporada y en polvo (sin importar la especie animal que la produzca).
  • Los quesos.
  • Los huevos.
  • Las frutas, verduras, hortalizas, legumbres, tubérculos y cereales naturales que no hayan sido sometidos a ningún proceso de transformación.

Como se puede comprobar se trata de alimentos para garantizar la supervivencia, fuera de esa lista ha de ser de nuevo el sentido común el que determine qué otros productos del supermercado destinados a la alimentación están en esa línea.

Esto quiere decir que a esa lista podrías añadir otros alimentos que, pese a estar sujetos al IVA reducido del 10%, no podrían interpretarse como artículos de lujo como otros formatos de pan, carnes y pescados ya sean frescos, congelados o en conservas o derivados lácteos como los yogures o la mantequilla y aceites de origen vegetal siempre que se compren en cantidades razonables. El agua también se considera un alimento de primera necesidad.

Pero en el supermercado, también hay productos por los que pagamos el IVA regular del 21% y estos son las bebidas alcohólicas, tanto las destiladas -licores- como las fermentadas -vino, sidra y cerveza-, esto hace que estén muy lejos de que se les pueda considerar como de primera necesidad y, en ningún caso su compra justificaría una salida del domicilio.

El resto de productos de supermercado, pues es tan simple como aplicar la regla de que si solo es un capricho del momento, lo mejor es ignorarlo y esperar a salir cuando sea para comprar algo que realmente necesitas. Es decir, que si se nos antoja una bolsa de patatas fritas, o nos apetece un gin tonic y justo no nos queda hielo, es muy probable que la salida nos salga cara.   

Cuestión de solidaridad

Pensad también que la gente que está trabajando cara al público en supermercados y tiendas de alimentación se están jugando la salud para que todos tengamos algo para comer y los demás, pues ya nos llegará el momento en el que podamos salir a comprar cervezas o cualquier cosa que se nos antoje cuando se nos antoje. Hay que pensar que cuanto menos salgamos ahora, antes dejaremos atrás todo esto.

Que a los sanitarios y a todos los que siguen dándolo todo estos días para sacarnos adelante no basta con aplaudirles cada tarde desde la ventana, sino que todos tenemos que poner lo máximo posible de nuestra parte para ayudarles a protegerse. Y no es difícil, solo hay que quedarse en casa.

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