Aterrizó en España alrededor del 2016 y desde entonces ha ido subiendo posiciones como bebida healthy de referencia, incluso quienes la consumen dicen que es milagrosa y le atribuyen numerosos beneficios. Pero, ¿hay alguna evidencia científica que respalde los beneficios de la kombucha?

¿Qué es la Kombucha?

Se trata de una bebida que se obtiene tras fermentar té verde o negro con un cultivo de bacterias y levadura, azúcar y zumos de frutas para darle aroma y sabores diferentes. El resultado es la kombucha, una bebida efervescente, de sabor dulce y ácido a la vez. En realidad, no es nada nuevo, porque las primeras menciones a la kombucha datan del 221 a.C en China, donde se conocía como "el hongo de la inmortalidad" al hongo que se genera durante la fermentación y que hoy es llamado "Scoby", acrónimo de Symbiotic Culture Of Bacteria and Yeast.  

Tarros con kombucha

Según dicen, se le atribuyen múltiples beneficios entre los que se cuentan incluso el de prevenir el cáncer, junto con reforzar el sistema inmune, mejorar la memoria, ayudar a perder peso, aliviar el dolor menstrual y también de articulaciones, fortalecer el cabello y potenciar su crecimiento, y diversos beneficios para el sistema cardiovascular. Pero, ¿qué dicen los estudios científicos sobre todas estas propiedades atribuidas a la kombucha?

Sin evidencias científicas firmes que lo avalen

En el año 2000, investigadores del departamento de psicología de la Universidad de Fairbanks, en Alaska, realizaron un estudio en ratones para comprobar si realmente este té fermentado influye en la longevidad y ayuda a mejorar el apetito, ya que, como ellos mismos comentaban, popularmente "se afirma que la kombucha mejora la cognición, ayuda a perder peso y prolonga la vida". Tras tres años de investigación, los ratones que habían ingerido continuamente kombucha (todos machos, para ser más concretos) habían llegado a vivir más que los ratones que no lo hicieron pero concluyen diciendo que "los efectos y mecanismos comparables en los seres humanos siguen siendo inciertos".

Ese mismo año, se publicaba un artículo científico al respecto en Journal of Food Protection, firmado por tres investigadores del Departamento de Ciencias de los Alimentos de la Universidad Cornell (Ithaca, Nueva York). Ellos concluyen que "los ácidos orgánicos y el alcohol producidos por el cultivo tienen la capacidad in vitro de mejorar el sueño y reducir el dolor en ratas, respectivamente", a lo que añaden que "no hay beneficios para la salud comprobados asociados con su consumo, y algunas personas pueden ser sensibles al alto contenido de ácido de la bebida".

En el año 2003, E. Ernst, investigador de la Universidad de Exester y Plymouth (Reino Unido), publicó el resultado de sus investigaciones sobre la kombucha, su eficacia cuando se usa con fines terapéuticos y la seguridad al respecto. Según se puede leer, la conclusión fue que "los beneficios en gran medida no determinados no superan los riesgos documentados de la kombucha. Por lo tanto, no puede ser recomendado para uso terapéutico". 

Y la última investigación relacionada con esta bebida data de 2014 y viene del Laboratorio de Microbiología Industrial y Biotecnología de Alimentos de la Universidad de Riga, en Letonia. En su caso, concluyen que puede ayudar a proteger la salud gracias a varias propiedades que encuentran en la Kombucha. Según ellos, es antioxidante, ayuda al sistema inmune deprimido y proporciona energía, "esto hace que la kombucha sea atractiva como bebida funcional fermentada para la profilaxis de la salud", concluyen. 

Lo cierto es que bien por los animales escogidos en los estudios, el diseño de los mismos o los resultados obtenidos, no hay evidencias firmes que avalen los beneficios de la kombucha, ni se conoce cómo ni cuándo comenzaron a atribuírselas.

Si quieres probarla, mejor cómprala

Todo esto no quita que no sea una bebida que puedas tomar. Por supuesto, puedes beberla con moderación y consumirla como alternativa a los azucarados refrescos o si no quieres consumir alcohol. Pero, por favor, no esperes milagros.

Preparación de kombucha

Es posible prepararla en casa pero en ese caso hay que tener mucho cuidado e higiene porque el té se convierte en un caldo de cultivo (literalmente) lleno de bacterias y levaduras, lo que puede favorecer la aparición de otros hongos no deseados, como el Aspergillus, cuya ingesta en humanos puede resultar muy peligrosa, provocando gastroenteritis o una infección. 

Por ello, si te apetece probarla, en España ya se comercializa con diversas marcas. KeVita es una de ellas. Llega a nuestro país tras 10 años comercializándose en Estados Unidos y cuenta con tres sabores: piña-melocotón, jengibre y cereza.

En definitiva, se atribuyen muchos beneficios a la kombucha pero nadie sabe de dónde vienen. Sencillamente es algo que se ha transmitido por el boca a boca hasta nuestros días. Algún estudio se acerca a la conclusión de que puede ayudarnos a evitar catarros pero ni se declaran 100% fiables ni ninguno ha demostrado que evite el cáncer, que es una de las propiedades que más destacan quienes la toman.