Si tienes por costumbre desayunar tostadas untadas con este alimento tan popular ya te habrás dado cuenta de que en los últimos meses el precio de la mantequilla está empezando a ponerse por las nubes y no es algo puntual, pues todo apunta a que seguirá subiendo.

Y es que la mantequilla en muy poco tiempo ha pasado de ser un alimento demonizado -cuando las potentes campañas de marketing nos vendían que las margarinas de origen vegetal eran mucho más saludables que la mantequilla, una grasa saturada de origen animal- a convertirse en un alimento altamente demandado desde que se sabe que, pese a ser de origen animal, la mantequilla sigue siendo mucho más saludable que las grasas trans que suelen formar parte de las margarinas.

¿Por qué ha subido el precio de la mantequilla?

Por un lado está el aumento de la demanda a raíz de que la mantequilla recuperase su buena reputación frente a la margarina, por otro lado, la imposición de cuotas lácteas que limitan la producción de leche en los distintos  mercados ha derivado en una disminución de la producción. Como consecuencia de todo esto, el precio de la mantequilla ha alcanzado máximos históricos en los últimos meses. Países como Francia, en los que la mantequilla es una de las grasas más empleadas en cocina y repostería, empiezan a vivir una auténtica crisis.

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La subida del precio de la mantequilla no frena a los consumidores

Pese a la subida imparable de los precios, los análisis sobre el consumo futuro de mantequilla a nivel mundial indican que este seguirá en aumento, mientras que la producción cada vez tiende a ser menor. Como dato, según los análisis realizados por el departamento de Agricultura de EEUU (USDA) que recoge Bloomberg, las reservas de mantequilla en la Unión Europea en mayo de 2017 apenas llegaban a las 1400 toneladas, cuando hace tan solo un año se superaban de largo las 90000 toneladas.

La difícil solución a la crisis de la mantequilla

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Ni aún habiéndose duplicado los precios se está consiguiendo que la oferta se equilibre con la demanda. De hecho, la producción de la Unión Europea -segundo mayor productor por detrás de la India-, podría disminuir hasta tres puntos más, debido a que como consecuencia de las cuotas lácteas y las caídas de precios de la leche, muchos ganaderos optaron por alimentar a las vacas con piensos más baratos. Esta alimentación más pobre del ganado se traduce en una leche con menor contenido en grasas -fracción que se emplea para obtener la mantequilla- y mayor rendimiento para la elaboración de quesos y obtención de suero de leche.

Por otro lado, la mayor parte de las vacas destinadas a la obtención de leche y derivados son animales de raza Holstein que también tienen la particularidad de dar una leche con menos grasa que la de otras razas, por lo que no bastaría mejorar la alimentación, sino que sería necesaria la cría de ganado de razas cuyo rendimiento fuese mayor para la obtención de mantequilla y ese proceso llevaría años hasta conseguir que que las crías alcanzasen la edad necesaria para producir leche.

Así que si eres de los que desayunan pan con mantequilla, yo que tú empezaría a plantearme echarles un chorrito de un buen aceite de oliva virgen extra. Que también está riquísimo y hay que aprovecharlo.

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