Este verano me he metido una paliza europea recorriendo 9 ciudades en 14 días junto con nuestra cocinillas Marta. Un viaje de cultura y diversión, donde la gastronomía, como siempre en nuestras vidas, ha tenido un papel muy importante. Recorrer mercados, observar la comida típica, los productos más usados en cada país… así es como disfruta de sus vacaciones un Cocinillas, y es que en un mercado se puede llegar a aprender muchísimo sobre la cultura de un país.

Espero poder contaros muchas cosas más sobre este viaje, pero hoy vamos a empezar dando a conocer las Käsekrainer, un tipo de salchicha vienesa de la que yo al menos jamás había oído hablar antes, pero que desde luego llama la atención cuando descubrimos sus secretos.

Debido a la influencia y tradición alemana, en todo Austria la salchicha es uno de los productos alimenticios más típicos, y la salchicha vienesa de las más famosas. Esta salchicha es del tipo Brühwurst, una variedad de la clásica salchicha de Frankfurt, y se basa en un método de elaboración mediante cocido de la carne en tripa de oveja, que le da un exterior crujiente y mucho más duro muy característico una vez cocinada.

La Käsekrainer es un tipo de salchicha vienesa que se caracteriza por la peculiaridad de estar rellena de queso. Cuando cortamos una Käsekrainer por primera vez nos llevamos la grata sorpresa de un chorro de queso fundido que sale disparado, y ya no os cuento si lo que hacemos es darle un mordisco, ya que debemos tener cuidado de no llenarnos de queso, que además sale a alta temperatura.

Un gran invento de la cocina, sencillo y muy grasiento, pero aún así realmente interesante. Yo traje unas que compré, y el único secreto para cocinarlas a la plancha, sin necesidad de aceite, es hacerlas durante mucho tiempo a fuego medio o bajo (5/10), ya que si lo hacemos a más temperatura el queso explota dentro de la salchicha y sale disparado, arruinando la mayor gracia de la Käsekrainer.

Si vas a Viena o te las encuentras en algún lado, es obligatorio que las pruebes.