Helena Rodero.

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Salud

Helena Rodero (49 años), farmacéutica, alto y claro: "Las canas en España son reversibles, no sé si lo sabías"

Aunque la aparición de las canas tiene un fuerte componente genético, en algunos casos, pueden deberse al contexto ambiental o a situaciones personales.

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Las claves

Helena Rodero, farmacéutica, afirma que algunas canas son reversibles, reabriendo el debate sobre el encanecimiento del cabello.

Estudios científicos respaldan que el estrés puede causar canas reversibles, siempre que se reduzca antes de un umbral biológico.

La investigación de la Universidad de Columbia vincula el estrés con la disminución temporal de melanina, permitiendo la recuperación del color del cabello.

El estudio de Harvard muestra que el estrés intenso puede agotar las células madre pigmentarias, haciendo que la pérdida de color sea irreversible.

"Me vas a sacar canas". Pocas frases reflejan tan bien la creencia popular que asocia el estrés con el envejecimiento del cabello. Durante décadas se asumió que una cana, una vez blanca, era definitiva. Pero la farmacéutica y divulgadora Helena Rodero ha reabierto el debate en redes al afirmar que las canas pueden ser reversibles.

Eso sí, especifica que esto no ocurre con todas las canas. “Si tú, por ejemplo, te salían a los 40 y de repente te empiezan a salir a los 30 por un trabajo estresante o un problema familiar, cuando ese evento se solucione, se revierten las canas. Sí, sí, es alucinante”, explica.

Su afirmación encuentra respaldo en varios estudios científicos. Aunque la genética continúa siendo el principal determinante del color del cabello, investigaciones recientes han demostrado que los folículos pilosos son más dinámicos de lo que se creía y que algunos casos de encanecimiento pueden revertirse si se reduce el estrés a tiempo.

En 2021, investigadores de la Universidad de Columbia, dirigidos por el profesor Martin Picard, publicaron en la revista eLife un estudio pionero sobre la relación entre estrés y encanecimiento. El hallazgo fue sorprendente, al mostrar que el cabello humano puede registrar los niveles de tensión psicológica y, bajo ciertas condiciones, recuperar el color perdido.

El equipo analizó hebras individuales de cabello y pidió a los participantes que documentaran sus periodos de estrés y descanso. Al comparar los registros, descubrieron que los segmentos del pelo que se habían vuelto grises coincidían con fases de tensión emocional, mientras que los tramos coloreados reaparecían tras etapas de calma o vacaciones.

Según Picard, el cabello actúa como un “archivo biológico” del estrés. Las mitocondrias —orgánulos que generan energía en las células— se ven alteradas cuando el cuerpo está sometido a presión psicológica. Ese desequilibrio energético provoca una disminución temporal de la producción de melanina, el pigmento responsable del color.

Pero “cuando se elimina la fuente de estrés, el cabello puede recuperar su tonalidad original”, explica Picard. No obstante, advierte que este fenómeno solo se produce antes de superar el llamado “umbral biológico”, el punto en que el folículo envejece o pierde su capacidad regenerativa. Más allá de ese límite, el encanecimiento se vuelve irreversible.

Canas, estrés y hormonas

Un segundo estudio, desarrollado en la Universidad de Harvard y publicado en la revista Nature, profundizó en el mecanismo fisiológico que conecta el estrés con la pérdida de pigmento. La investigadora Ya-Chieh Hsu y su equipo demostraron que los episodios de estrés agudo activan el sistema nervioso simpático, el encargado de la respuesta de “lucha o huida”.

Esa activación desencadena una liberación masiva de norepinefrina, una hormona que estimula los folículos pilosos. Sin embargo, en exceso, provoca que las células madre de melanocitos —encargadas de regenerar el pigmento— se agoten prematuramente. En cuestión de días, el folículo queda sin reservas y la pérdida de color se vuelve definitiva.

“El estrés intenso puede agotar todas las células madre pigmentarias”, señalaba Hsu al presentar el estudio. “Una vez que desaparecen, el folículo no puede volver a producir melanina. El daño es permanente.” Aunque la investigación se realizó con modelos animales, sus conclusiones ofrecen una explicación coherente sobre los límites biológicos de la reversión capilar.

Por tanto, apoyándonos en esos estudios, podemos señalar que las canas reversibles aparecen tras episodios de estrés intenso en personas jóvenes o con folículos aún activos. Las canas irreversibles, en cambio, están vinculadas a la edad, la genética o a un agotamiento prolongado de las células madre. La diferencia está en la capacidad biológica del folículo para producir melanina.

Más allá del componente estético, los científicos destacan que el cabello puede ser un indicador visible del bienestar biológico y psicológico. “No es un milagro antiedad”, matiza Picard, “sino una demostración de la conexión directa entre la mente y las células que nos componen”.

En ese sentido, reducir el estrés, dormir mejor y mantener hábitos saludables puede contribuir a preservar el color natural del cabello, siempre dentro de los límites marcados por la genética. La reversión, explican los expertos, solo ocurre cuando el daño celular no ha alcanzado el punto de no retorno.