La píldora femenina se comenzó a desarrollar en 1951. En 1960 ya estaba comercializada.

La píldora femenina se comenzó a desarrollar en 1951. En 1960 ya estaba comercializada. iStock

Salud Contracepción

La 'misión imposible' de la píldora masculina: por qué no existe si la femenina tiene 70 años de historia

La falta de interés de los laboratorios y otros factores lastran su desarrollo. El anticonceptivo para mujeres, en cambio, vio la luz en menos de 10 años. 

18 febrero, 2023 02:59

Este 14 de febrero, el mundo no sólo celebraba San Valentín. El sector de la anticoncepción, casualmente para el día de los enamorados, recibía una grata noticia: un estudio impulsado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos publicaba en Nature Communications un ensayo que había logrado grandes resultados en sus pruebas de desarrollo de un anticonceptivo oral masculino. Aunque todo está en una fase muy preliminar —únicamente, ha demostrado eficacia en ratones—, ya hay quienes afirman que, por fin, se ha dado con la tecla de la píldora para hombres.

"Esto es con algo que hay que ser muy cautos, porque no es algo que se esté probando en humanos, pero sí que es verdad que los resultados han sido estupendos, con una eficacia muy alta, casi del 100%", expresa al respecto Isabel Lahoz, ginecóloga y portavoz de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), la cual, siempre con cautela e incidiendo en que es algo muy inicial, califica el anuncio de "muy buena noticia". 

Lo es porque pone al mundo de la anticoncepción está un paso más cerca de cumplir el Manifiesto de París. Firmado en la capital francesa el 4 de mayo de 2016, es un compromiso de la comunidad científica para lograr nuevas formas de anticoncepción masculina. "Este es un tema muy importante porque, en la actualidad, sólo existen dos métodos anticonceptivos que no sean para la mujer, el preservativo y la vasectomía", apunta Juan Manuel Corral, urólogo de la unidad de Andrología del Hospital Clínic y secretario general de la Asociación Española de Andrología y Medicina Sexual y Reproductiva (ASESA).

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El texto del mencionado manifiesto ratifica palabra por palabra lo comentado por el experto: "La contracepción masculina se limita hoy al método de retirada, a la abstinencia, al preservativo y a la vasectomía. Sin embargo, la investigación ha demostrado que tanto hombres como mujeres desean utilizar métodos nuevos". Además, fijaba como objetivo lanzar al mercado, "al menos, un anticonceptivo masculino, fiable, reversible y asequible" antes de 2026.

Control de la natalidad

Si se conseguirá o se quedará en una mera quimera es todavía un misterio, dado que la investigación de la píldora para hombres parece estar estancada. Al menos no ha tenido el gran desarrollo que tuvo la femenina, la cual, en menos de 10 años, estaba comercializada.

Para comprender la creación de esta píldora, hay que remontarse a los Estados Unidos de la década de los 50. Según escriben los profesores de Farmacología Francisco López-Muñoz y José Antonio Guerra Guirao en un repaso a la historia del anticonceptivo femenino, dos de los nombres más importantes son los de Margaret H. Sanger, enfermera y fundadora de la Liga Estadounidense para el Control de la Natalidad; y Katherine McCormick, filántropa y defensora de los derechos de la mujer. 

El país, al igual que ocurre actualmente en otras partes del mundo, sufría una gran oleada de embarazos no deseados, por lo que el sueño de estas activistas era encontrar un anticonceptivo tan accesible "como una aspirina". Era su manera de devolver a todas las mujeres del mundo el dominio de su cuerpo y su natalidad.

Así pues, en 1951, comenzaron a desarrollarlo con los esfuerzos de Gregory G. Pincus, endocrino y una de las mayores autoridades en biología reproductiva de la época. El 18 de agosto de 1960, en Estados Unidos, se comercializó por primera vez la píldora anticonceptiva. Un año más tarde, lo haría en Europa, concretamente en Alemania. En España, como aclaran los autores, este método no se popularizó hasta la década de los 80, por la situación política del país.

"Yo diría que el anticonceptivo masculino se lleva investigando, más o menos, 15 años", calcula Juan Manuel Corral, aunque refiere que, cuando era todavía estudiante universitario, ya se hablaba de algunos activos naturales que se podían emplear con tal fin, como el gosipol. Este es un compuesto que se extrae de la planta de algodón y que llegó a probarse en China como la píldora masculina. Sin embargo, nunca pasó de los ensayos y quedó en agua de borrajas. ¿Por qué tantos años sin una píldora para hombres?

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"Primero de todo es una cuestión cultural y atávica. El hombre no puede perder su masculinidad y lo asocia a cuestiones de tipo tabú, como que, si se toma un anticonceptivo, igual se queda impotente", desgrana Corral.

De la misma opinión es Antònia Agustí, presidenta de la Sociedad Española de Farmacología Clínica (SEFC): "En algún estudio se ha descrito que entre un 50 y 75% de los participantes verían con buenos ojos y aceptarían una contracepción masculina, pero hay dudas de si los participantes son representativos de la población masculina en general".

Incertidumbre sobre la aceptación

Lo que provoca esta creencia es que los laboratorios consideren que no hay negocio detrás de la píldora masculina y, sin público potencial, no hay recursos. "La reticencia a investigar e invertir en este tema viene porque hay incertidumbre en la cota de mercado que alcanzarían y la aceptación que tendría en la sociedad la contracepción masculina", confirma Agustí.

La presidenta de la SEFC no es la única que piensa de esta forma. De hecho, existen organizaciones que se dedican a denunciar la situación y a reivindicar un mundo más equitativo en los asuntos de la anticoncepción. Es el caso de Male Contraceptive Initiative (MCI), una entidad dedicada a sufragar con fondos privados proyectos de investigación en la píldora masculina. "La anticoncepción masculina es un área de investigación científica con fondos insuficientes, en gran parte, debido a la noción falsa y persistente de que la gente no está interesada en ellos", escriben en su página web.

Pero, ¿es todo a causa de intereses? La fisonomía de hombres y mujeres también ha aparecido en debates anteriores sobre el tema, pero Lahoz se muestra tajante en el tema: "No es más difícil la anticoncepción en ellos que en nosotras". Además, se reitera en lo expresado por el resto de expertos: "Lo que pasa es que persiste la falsa creencia de que los hombres no están interesados y de que no va a ser un producto comercial".

Es lo mismo que denunciaban investigadores de patologías poco incidentes, como el sarcoma de Ewing. Si la industria no ve probabilidades de que la inversión le sea devuelta, porque no prevé una gran demanda, no hay ni interés ni financiación. "Los laboratorios ya tienen desarrollada una fórmula segura, eficaz y de una rentabilidad altísima a nivel global. ¿Quién se va a atrever a romper ese mercado?", cuestiona Corral.

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Sin embargo, Lahoz aporta un rayo de esperanza a la cuestión. Considera que los tiempos van cambiando y que ahora sí puede haber hombres interesados en este campo, como demuestra la gran expectación que ha suscitado la noticia de los laboratorios estadounidenses.

Efectos secundarios

De hecho, todos los expertos consultados confirman que hay en marcha varias líneas de investigación. Sin embargo, aquí se vislumbra el otro motivo que ha provocado el frenazo de la píldora masculina. Como apostilla el secretario de ASASE, los principales métodos que se han utilizado en este campo se han basado en el uso de testosterona, algo que ha demostrado tener consecuencias nocivas para la salud, al punto de llegar a provocar infertilidad. "Es lo mismo que le pasa a la gente joven que va al gimnasio y se aplica testosterona para tener mejor apariencia y ser más fuertes".

El tratamiento presentado por los estadounidenses no está exento de efectos secundarios, como aumento de la presión ocular o la formación de piedras, pero la ventaja de este método —y la novedad—  es que es un tratamiento no continuado. El varón únicamente debería ingerirlo antes de iniciar una relación sexual. "Tomar un anticonceptivo bajo demanda es muy interesante y estaría muy bien que se desarrollara, pero no sólo en hombres, también en mujeres. Así se podría prescindir de los efectos secundarios que a veces tiene la píldora", manifiesta al respecto Lahoz.  

¿Hay constancia de que esto se esté investigando en mujeres? "No", responde con rotundidad la ginecóloga, a la que le gustaría que también se destinaran más esfuerzos para mejorar la sexualidad femenina. Como ha quedado patente, parece que esto también será si la industria quiere.